miércoles, 1 de abril de 2015

Lunes 27 de Abril de 2015


“ABRIR LAS PUERTAS DE LA VIDA ”

PRIMERA LECTURA
HECHOS DE LOS APÓSTOLES 11,1-18

También a los gentiles les ha otorgado Dios la conversión que lleva a la vida
En aquellos días, los apóstoles y los hermanos de Judea se enteraron de que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios. Cuando Pedro subió a Jerusalén, los partidarios de la circuncisión le reprocharon: "Has entrado en casa de incircuncisos y has comido con ellos."
Pedro entonces se puso a exponerles los hechos por su orden: "Estaba yo orando en la ciudad de Jafa, cuando tuve en éxtasis una visión: Algo que bajaba, una especie de toldo grande, cogido de los cuatro picos, que se descolgaba del cielo hasta donde yo estaba. Miré dentro y vi cuadrúpedos, fieras, reptiles y pájaros. Luego oí una voz que me decía: "Anda, Pedro, mata y come." Yo respondí: "Ni pensarlo, Señor; jamás ha entrado en mi boca nada profano o impuro." La voz del cielo habló de nuevo: "Lo que Dios ha declarado puro, no lo llames tú profano." Esto se repitió tres veces, y de un tirón lo subieron todo al cielo.  
En aquel preciso momento se presentaron, en la casa donde estábamos, tres hombres que venían de Cesarea con un recado para mí. El Espíritu me dijo que me fuera con ellos sin más. Me acompañaron estos seis hermanos, y entramos en casa de aquel hombre. Él nos contó que había visto en su casa al ángel que, en pie, le decía: "Manda recado a Jafa e invita a Simón Pedro a que venga; lo que te diga te traerá la salvación a ti y a tu familia."  En cuanto empecé a hablar, bajó sobre ellos el Espíritu Santo, igual que había bajado sobre nosotros al principio; me acordé de lo que había dicho el Señor: "Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo." Pues, si Dios les ha dado a ellos el mismo don que a nosotros, por haber creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para oponerme a Dios?" Con esto se calmaron y alabaron a Dios diciendo: "También a los gentiles les ha otorgado Dios la conversión que lleva a la vida."  Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Podemos mirar la obra de la evangelización con una imagen muy sencilla. Es como cuando arrojamos una piedra a un lago o estanque de aguas tranquilas y se van formando ondas desde el lugar donde la piedra hirió la superficie del lago, en círculos cada vez más amplios. Al final alguna de las ondas alcanza la orilla.  Ese lago de aparente tranquilidad es el mundo. Su paz es aparente porque por dentro se mueven muchas cosas y falta mucha luz. La piedra que cae al lago es aquella "piedra que desecharon los arquitectos", es decir, Cristo mismo, que hundiéndose en el misterio del mundo ha asumido a través de su encarnación y de su humillación en la cruz todo lo que somos y lo que escondíamos bajo la superficie.  Las ondas que ha producido esa piedra en el lago son la noticia de su humillación por amor, es decir, la obra del Evangelio. Parten del lugar donde se humilló la piedra, es decir, de Jerusalén, y se van abriendo en círculos más y más amplios, porque a partir de Jerusalén la noticia del amor que se abajó hasta la muerte va abriéndose paso hacia nuevos lugares, nuevas culturas y nuevas lenguas y naciones.
Finalmente, las ondas alcanzan la orilla. La orilla, el lugar habitable y de suelo firme, es el cielo. El Evangelio atraviesa todo el lago, es decir, toda la inestabilidad de las cosas de este mundo, hasta llegar a la gloria que no acaba y la firmeza que no engaña, o sea, hasta la patria celestial. Esta imagen de las ondas en el lago sirve como clave de lectura para el libro de Hechos, que nos cuenta los inicios de la evangelización. Y en el texto de hoy leemos como Pedro es iluminado con la acción poderosa del Espíritu Santo y descubre que hay una nueva frontera a atravesar y un nuevo obstáculo por vencer. Ya no debe subsistir esa separación entre judíos y no judíos. ¡Todos necesitamos amor, todos necesitamos perdón, para todos es el anuncio de la vida nueva en Cristo Jesús!

SALMO RESPONSORIAL: 41
R. / Mi alma tiene sed de ti, Dios vivo.

Como busca la cierva corrientes de agua,
así mi alma te busca a ti, Dios mío;
tiene sed de Dios,  del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? R.

Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada. R.

Que yo me acerque al altar de Dios,
al Dios de mi alegría;
que te dé gracias al son de la cítara,
Dios, Dios mío. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO
El poeta, lejos de Jerusalén, expresa la nostalgia de otros tiempos y el deseo de regresar a la ciudad para poder entrar a la presencia de Dios, al templo. Todo ser humano puede repetir con San Agustín: “Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”. El anhelo de ver a Dios solo será saciado en la Jerusalén celestial, que  simboliza la morada  eterna.
LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 10,1-10

Yo soy la puerta de las ovejas
En aquel tiempo, dijo Jesús: "Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños."
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: "Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Ayer abordamos el tema del Buen Pastor, cuyo texto se encuentra a continuación del que leemos hoy. Jesús utiliza la imagen de la puerta. Los ladrones y asaltantes no utilizan la puerta, sino que entran violentando el corral de las ovejas. Jesús se constituye en puerta que salva a quien entra por ella. Parece que al interior de las comunidades joánicas existieron muchos creyentes que se decepcionaron pronto al no encontrar en Jesús el mesianismo que esperaban; y no sólo dejaron la comunidad, sino que arrastraron tras de sí a otras personas con una fe frágil.
Algo parecido encontramos en nuestros pueblos latinoamericanos. Muchos hermanos y hermanas que no encuentran en las comunidades soluciones inmediatas o fáciles a sus problemas, las abandonan y arrastran a otros para fundar nuevos movimientos religiosos. Lamentablemente, en ocasiones la motivación es de orden económico y no tanto por fidelidad al Evangelio. También es posible que no encuentren en nosotros una puerta que les acoja. Examinemos nuestra vida cristiana: ¿qué intereses nos mueven para formar parte de una comunidad inspirada en el evangelio de Jesús? ¿Somos puerta para que otros puedan entrar a la comunidad? ¿Somos salteadores que violentamos la comunidad para lograr nuestros intereses mezquinos?

ORACIÓN
Señor nos has  ayudado  a nacer del Espíritu y comprender que para llegar a vivir en tu Reino desde la tierra debemos hacernos pequeñas comunidades donde tú seas  el centro de nuestro actuar y vivir, que así como tú fuiste la puerta de entrada en nuestra vida, nosotros lo seamos para otros,   con nuestro buen ejemplo y testimonio de vida. Amén.


“Si abrimos las puertas de la vida y del corazón a Cristo, podremos comprender que: ¡La división entre nosotros los cristianos es un escándalo! No hay otra palabra ¡Un escándalo!” (Papa Francisco)”

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