miércoles, 1 de abril de 2015

Lunes 06 de Abril de 2015


“VOLVER A GALILEA PARA ENCONTRARSE CON LA VIDA”

PRIMERA LECTURA
HECHOS DE LOS APOSTOLES 2,14.22-23

Dios resucitó a este Jesús, y todos nosotros somos testigos
El día de Pentecostés, Pedro, de pie con los Once, pidió atención y les dirigió la palabra: "Judíos y vecinos todos de Jerusalén, escuchad mis palabras y enteraos bien de lo que pasa. Escuchadme, israelitas: Os hablo de Jesús Nazareno, el hombre que Dios acreditó ante vosotros realizando por su medio los milagros, signos y prodigios que conocéis. Conforme al designio previsto y sancionado por Dios, os lo entregaron, y vosotros, por mano de paganos, lo matasteis en una cruz. Pero Dios lo resucitó, rompiendo las ataduras de la muerte; no era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio, pues David dice, refiriéndose a él: "Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. Por eso se me alegra el corazón, exulta mi lengua, y mi carne descansa esperanzada. Porque no me entregarás a la muerte ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. Me has enseñado el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia."
Hermanos, permitidme hablaros con franqueza: El patriarca David murió y lo enterraron, y conservamos su sepulcro hasta el día de hoy. Pero era profeta y sabía que Dios le había prometido con juramento sentar en su trono a un descendiente suyo; cuando dijo que "no lo entregaría a la muerte y que su carne no conocería la corrupción", hablaba previendo la resurrección del Mesías. Pues bien, Dios resucitó a este Jesús, de lo cual todos nosotros somos testigos. Ahora, exaltado por la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Santo que estaba prometido, y lo ha derramado. Esto es lo que estáis viendo y oyendo."  Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Algo nuevo ha pasado, eso decíamos en el comentario del evangelio en la vigilia pascual. Esta lectura nos deja frente a esta realidad. El que hacía pocos días le había negado, asustado ante los guardias y las criadas del palacio de Pilato, jurando que ni le conocía, ahora comienza, ante el pueblo y luego ante las autoridades de Israel, una serie de testimonios a cuál más intrépidos, que iremos leyendo a lo largo de esta semana.  Entre sus negaciones y su testimonio ha habido un acontecimiento decisivo: la resurrección de Jesús y el envío  de su Espíritu en Pentecostés. Pedro y los suyos  han madurado mucho en la fe. Esta primera predicación de Pedro es una catequesis clara y contundente sobre la persona de Jesús, dirigida precisamente a los habitantes de Jerusalén, los que habían estado más directamente implicados en su muerte: “vosotros,  lo matasteis en una cruz. Pero Dios lo resucitó y nosotros somos testigos”, Pedro centra con decisión su anuncio en la muerte y resurrección de Jesús.

SALMO RESPONSORIAL: 15
R. / Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: "Tú eres mi bien."
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano. R.

Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R.

Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R.

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO
El salmo recalca la necesidad de unir el culto con el culto a Dios y con la vida intachable. Al que sigue ese proceder Dios le concede sus favores. Jesús nos enseña: “Si al ir a presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda, delante del altar, y ve  a reconciliarte primero con tu hermano. Entonces sí, vuelve a presentar tu ofrenda”      

LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 28,8-15

“Comunicad a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán”
 En aquel tiempo, las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro; impresionadas y llenas de alegría, corrieron a anunciarlo a los discípulos. De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: "Alegraos." Ellas se acercaron, se postraron ante él y le abrazaron los pies. Jesús les dijo: "No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán."
Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido. Ellos, reunidos con los ancianos, llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma, encargándoles: "Decid que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras vosotros dormíais. Y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros nos lo ganaremos y os sacaremos de apuros." Ellos tomaron el dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y esta historia se ha ido difundiendo entre los judíos hasta hoy. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
 El evangelio de hoy sigue animando a la comunidad, que luego de vivir el dolor de la muerte experimentará el gozo del sepulcro vacío y del encuentro con el Resucitado. Las mujeres, ansiosas y entusiasmadas por la noticia que les diera el ángel sobre la resurrección de Jesús, abandonan presurosas el sepulcro y van a avisar a los discípulos. Jesús se les aparece y las saluda. La alegría las embarga de emoción. Jesús las insta para que vayan a avisar a sus hermanos y les pone cita en Galilea. La comunidad discipular, animada por el testimonio de las mujeres, ha de emprender el camino hacia Galilea, la tierra de los pobres; allí donde todo había comenzado irán al encuentro con el Maestro. Se trata de un nuevo nacimiento y del crecimiento integral de la comunidad, en la que poco a poco se irá comprendiendo mejor todo lo que él les enseñó. Hoy es importante que participemos del gozo y de la fuerza de la Resurrección. En esta hora de vida oremos por todas las iniciativas que conocemos en la Iglesia y en la sociedad en favor de la vida. Ellas son semillas de esa misma vida que manifiestan el amor de Dios y la presencia de Cristo Resucitado.

ORACIÓN
Señor nuestra oración es hoy de gratitud por tu regalo de amor de dar la vida por nosotros, por haber vencido la muerte y ser para nosotros una luz de esperanza. Que este nuevo encuentro contigo nos haga verdaderos anunciadores de tu Palabra, testigos de tu Resurrección, de ir  a los lugares de dolor y necesidad, de ser una voz esperanzadora para los que nos rodean, haznos multiplicadores incansables del Evangelio que nos enseñaste el Evangelio del AMOR. Amén.


“Somos los(as) pregoneros(as), generadores(as) de vida y de amor, no podemos olvidar este privilegio, aunque el mundo nos llame a otras cosas” 

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