domingo, 1 de marzo de 2015

Martes 31 de Marzo de 2015


Martes Santo

“EL PRECIO DE NEGAR O TRAICIONAR A JESÚS”

PRIMERA LECTURA
ISAÍAS 49, 1-6

Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos: Estaba yo en el vientre, y el Señor me llamó en las entrañas maternas, y pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo: "Tu eres mi esclavo (Israel), de quien estoy orgulloso".

Mientras yo pensaba: "En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas", en realidad mi derecho lo llevaba el Señor, mi salario lo tenía mi Dios.

Y ahora habla el Señor, que desde el vientre me formó siervo suyo, para que le trajese a Jacob, para que le reuniese a Israel, -tanto me honró el Señor y mi Dios fue mi fuerza-. Es poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob y conviertas a los supervivientes de Israel: te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra. Palabra de Dios.

REFLEXIÓN:

Las palabras del Siervo de Yahvé en la primera lectura de hoy reflejan una situación que probablemente hemos vivido todos. La palabra es: desaliento. No es duro esforzarse cuando están a la vista los frutos de ese esfuerzo. Lo realmente difícil es trabajar sin recompensa a la vista, porque ello nos hace dudar del sentido mismo de nuestro empeño. "¿Para qué perder mi tiempo y gastar mis fuerzas en nada?" : esta pregunta es capaz de frenar a los más valientes. Y quienes no serían frenados por la violencia de las armas ni se atemorizarían ante los obstáculos más fieros, pronto son vencidos por pensamientos de desilusión. Perder el corazón, apagar el amor, sembrar el desaliento son estrategias favoritas del enemigo de las almas, que bien recuerda las victorias que esta estrategia le ha reportado. Superada la hora de desaliento viene el descubrimiento maravilloso. La bruma se disipa, la noche cede y amanece la luz: "el Señor defendía mi causa, mi Dios guardaba mi recompensa". Cada tormenta vencida, cada tentación doblegada, cada pequeño triunfo nos ayuda a creer en el triunfo final y la gran victoria, que vendrán de Dios atravesando la espesura de la noche. Y entonces un rayo de claridad nos envuelve, como lo expresa el profeta en su cántico: "¡soy valioso para el Señor!". Así robustecido, el creyente renueva su camino con mayor alegría y fortaleza, sabiendo que volverá la noche... pero no faltará un nuevo día.

SALMO RESPONSORIAL: 70
R. /Mi boca contará tu auxilio

A ti, Señor, me acojo:
no quede yo derrotado para siempre;
tú que eres justo,
líbrame y ponme a salvo,
inclina a mí tu oído, y sálvame. R.

Sé tú mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú
Dios mío, líbrame de la mano perversa. R.

Porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza
Y mi confianza, Señor, desde mi juventud.
En el vientre materno ya me apoyaba en ti,
en el seno, tú me sostenías. R.

Mi boca contará tu auxilio,
y todo el día tu salvación.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO
El salmista apela a su larga experiencia de anciano para expresar, en medio de la aflicción, su confianza inalterable en la ayuda del Señor. Él quiere dejar un  testimonio de la gracia de Dios a las generaciones venideras. Mezcla la petición con la acción de gracias. La iglesia en su oración también recurre  a la memoria del pasado, expresa en el presente su fe y su confianza, y apoyada  en la esperanza tiende la mirada hacia la consumación definitiva del Reino de Dios.      

LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 13, 21-33. 36-38

“Uno de vosotros me va a entregar… no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces”

En aquel tiempo, Jesús, profundamente conmovido, dijo: Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar. Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía. Uno de ellos, al que Jesús tanto amaba, estaba a la mesa a su derecho. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía. Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le pregunto Señor: ¿quién es?.Le contestó Jesús: Aquél a quien yo le dé este trozo de pan untado. Y untando el pan se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote. Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo: Lo que tienes que hacer hazlo en seguida. Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres. Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche. Cuando salió dijo Jesús: Ahora es glorificado el Hijo del Hombre y Dios es glorificado en él (Si Dios es glorificado en el, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará).

Simón Pedro le dijo: Señor, ¿a dónde vas? Jesús le respondió: Adonde yo voy no me puedes acompañar ahora, me acompañarás más tarde. Pedro replicó: Señor, ¿por qué no puedo acompañarte ahora? Daré mi vida por ti. Jesús le contesto: ¿Con que darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces.  Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

La traición y la negación, dos palabras que acompañan a los discípulos previos al cumplimiento de la misión salvífica de Jesús, palabras que también nos acompañan, pero que Jesús quiere cambiar camino a la cruz y con su Resurrección. Veamos como el anuncio de Jesús sobre la traición inminente desconcierta a sus discípulos. Pedro pide al discípulo a quien Jesús quiere que le pregunte quién va a ser el traidor, y Jesús le dice cómo va a identificarlo: en señal de amistad ofrece a Judas un trozo de pan. El propósito de Jesús no es denunciar al traidor ni delatarlo delante de sus compañeros, sino ofrecerle la última oportunidad de arrepentirse. La tentativa de Jesús fracasa. Judas se obstina. Jesús manifiesta su total respeto por la libertad humana, a costa de su propia vida. El amor de Jesús es un amor que no juzga, que no conoce límites, que se extiende al enemigo mortal, que no fuerza a nadie, que desiste de la posibilidad de rechazarlo. Para quien está con Jesús no hay enemigos que delatar. Hay vidas que entregar libremente para que sea posible el Reino. Fruto de esta entrega es el don del Espíritu de Dios que da al ser humano la capacidad de amar sin límites, haciéndolo así plenamente humano, al estilo de Jesús. ¿Nos abrimos nosotros incondicionalmente a esta clase de amor que Jesús nos muestra? Y la noche es también tema del evangelio de hoy. Judas, en un acto tenebroso y contradictorio, acepta el pan mojado que Jesús le ofrece con lo que también admite ser el traidor. Un gesto absurdo que le denuncia y que sin embargo no es comprendido por los apóstoles que allí se encuentran. ¿Por qué? Probablemente porque un acto así aleve y traidor no cabía en la mente de aquellos hombres. Y cuando él sale, anota san Juan, "era de noche". Sí, porque el sol ya se había escondido bajo el horizonte. Mas sobre todo "era de noche" porque en aquel corazón atravesado de dudas y codicias, de preguntas nunca formuladas y dolores sin sanar, sólo quedaba ya oscuridad. En aquella hora de tinieblas sólo la palabra de Jesucristo es luz. Él permanece el mismo: ama, perdona, declara la verdad; es manso aun ante la avalancha de dolor que ve venir; es puro y sencillo cuando todos van a mostrarse falsos y torcidos; es humilde y caritativo en medio de la peor tempestad de soberbia y de odio.

ORACIÓN
Hoy tu Palabra nos permite dar un paso más en la comprensión del misterio de la liberación realizado por Ti como el Hermoso Hijo de Dios. Sí Señor, eres la “la luz que brilla”, el verdadero amor y la entrega. A pesar de tanta tiniebla y muerte en la que el mundo prefiere sumergirse sigues ahí regalándonos tu Palabra y tu Presencia; acogiéndonos cuando por fin te descubrimos y anhelamos conocerte, amarte, seguirte  y servirte. Gracias Dios.


“Pide la gracia de descubrir el tremendo dolor y la decepción que produce la traición, así aprenderás a ser leal y estarás capacitado(a) para hacer siempre el bien”

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