“SER COHERENTES, UNA
FORMA EFICAZ DE EVANGELIZAR”
PRIMERA
LECTURA
ISAÍAS
1,10.16-20
“Aprended a obrar
bien, buscad el derecho”
Oíd la palabra del
Señor, príncipes de Sodoma, escucha la enseñanza de nuestro Dios, pueblo de
Gomorra: "Lavaos, purificaos, apartad de mi vista vuestras malas acciones.
Cesad de obrar mal, aprended a obrar bien; buscad el derecho, enderezad al
oprimido; defended al huérfano, proteged a la viuda. Entonces, venid y
litigaremos -dice el Señor-. Aunque vuestros pecados sean como púrpura,
blanquearán como nieve; aunque sean rojos como escarlata, quedarán como lana.
Si sabéis obedecer, lo sabroso de la tierra comeréis; si rehusáis y os
rebeláis, la espada os comerá. Lo ha dicho el Señor." Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
El profeta Isaías
utiliza unos nombres cargados de un significado casi que macabro en el mundo
bíblico: Sodoma y Gomorra, equivalen al reinado del pecado, de la injusticia,
del abandono total a Dios y a sus mandatos. En estos términos se refiere al
pueblo de Israel para testimoniar con ello hasta dónde han caído en pecado.
Quiere estremecer el espíritu de muchos de sus oyentes, razón por la cual
seguidamente lanza una exhortación al arrepentimiento y a la conversión.
Isaías nos enseña los
pasos fundamentales para esta liberación: deja de hacer el mal, aprende a hacer
el bien, busca la justicia, haz bien al necesitado. Destaquemos que se trata
ante todo de acciones y no de sentimientos o afectos. No hay que esperar a
sentirnos con ganas de ser buenos para empezar a ser buenos. Las
"ganas" pueden estar o no, pero seguramente no nos vamos a deleitar
en el bien cuando empezamos a educarnos en el bien. Al principio no tendrá buen
sabor, y por eso no se nos pide que nos guste sino que lo hagamos.
Todo el pecado que Israel
ha cometido es perdonado por Yahve que los acoge en su misericordia, que los
restablecerá y les dará la dignidad perdida desde que entró en el hombre el
pecado (Gen.3).
SALMO
RESPONSORIAL: 49
R.
/ Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
"No
te reprocho tus sacrificios,
pues
siempre están tus holocaustos ante mí.
Pero
no aceptaré un becerro de tu casa,
ni
un cabrito de tus rebaños. R.
¿Por
qué recitas mis preceptos
y
tienes siempre en la boca mi alianza,
tú
que detestas mi enseñanza
y
te echas a la espalda mis mandatos? R.
Esto
haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees
que soy como tú?
El
que me ofrece acción de gracias,
ése
me honra; / al que sigue buen camino
le
haré ver la salvación de Dios." R.
OREMOS
CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS A SU
CONTEXTO
La
parte central de este Salmo está constituida por la acusación que Dios dirige a
su Pueblo, para reprocharle su infidelidad a la Alianza. El reproche está
precedido por la descripción de la teofanía cultual, en la que el Señor se manifiesta
como acusador y como Juez (vs. 1-6). El motivo de la acusación es la
infidelidad de Israel a las exigencias morales de la Alianza (vs.
16-20), no compensada por la observancia de
prácticas cultuales puramente exteriores (vs. 8-15). La advertencia
final (vs 21-23) es una amenaza para los que se obstinan en el mal camino,
y una promesa de salvación para los fieles.
LECTURA
DEL EVANGELIO
MATEO
23,1-12
“No
hacen lo que dicen”
En
aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo: "En la
cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid
lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo
que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente
en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar.
Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y
ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los
banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias
por la calle y que la gente los llame maestros.
Vosotros, en cambio,
no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos
vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque
uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar consejeros, porque
uno solo es vuestro consejero, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro
servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será
enaltecido." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Jesús
utiliza en el evangelio de hoy la enseñanza por contraste. Los fariseos se
creían un punto de referencia, y lo eran, aunque no del modo que imaginaban
sino al contrario: lejos de ser espejos de bondad, aquí el Señor los trata como
monumentos bien visibles a la hipocresía, hasta el punto que en el lenguaje
común de hoy, decir a alguien "fariseo" es como decirle
"hipócrita".
La
consigna de la hipocresía esta en que: "todo lo hacen para que los vea la
gente". Es el arte de parecer bueno, y por tanto, de renunciar a la
posibilidad de serlo realmente. Lo grave no está en que la fachada sea hermosa,
sino que ha sido embellecida para descuidar el resto de la casa.
El
remedio de la hipocresía pasa por la humildad, si el hipócrita quiere parecer
más de lo que es, el humilde procura que su bondad, su inteligencia o su
riqueza no aparezcan. Jesús lo ejemplifica refiriéndose a los títulos que eran
más apetecibles para los fariseos: querían ser vistos como
"maestros", "padres" y "guías". Pero lo peor aún
no eran los títulos, sino el creer y hacer del autoritarismo una forma del
servicio. Es necesario un cambio de esta estructura mental, pero para hacerlo
primero es necesario un cambio profundo de los corazones. Éste es un llamado
también para nosotros. No es posible la solidaridad que nos hace hermanos sin
nuevas relaciones basadas en la sencillez y en la justicia. No llamar a nadie
mayor es convertir nuestra fe en lo que siempre quiso Jesús: igualdad y
servicio.
La
cuaresma, pues, es tiempo para quitarse no sólo el peso muerto del pecado sino
también el estorboso peso de la imagen decorada que queremos proyectar muchas
veces. Cambiarla por la vía ágil de la sencillez y por el camino llano de la
humildad del corazón que avanza sin pretensiones al encuentro de Aquel que nos
conoce bien y nos ama: Dios, el Señor.
ORACIÓN
Señor ayúdanos a estar
en condiciones de aprender a hacer lo correcto y evitar lo que hace daño, que
practiquemos la justicia y el amor
verdadero, que saquemos la hipocresía de nuestras vidas y que estando
acompañados por ti, instruidos a través de tu Palabra logremos acercarnos más a
nuestro prójimo, para gloria del único y verdadero Dios de la vida y el amor.
Amén
“La mejor forma de
enseñar de Dios es con el ejemplo de vida”
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