domingo, 1 de marzo de 2015

Lunes 02 de Febrero de 2015


“HAGAMOS CONFESIÓN DE PECADOS ANTE EL DIOS DE  LA MISERICORDIA”

PRIMERA LECTURA
DANIEL 9,4b-10

“Hemos pecado, hemos cometido crímenes y delitos”

Señor, Dios grande y terrible, que guardas la alianza y eres leal con los que te aman y cumplen tus mandamientos. Hemos pecado, hemos cometido crímenes y delitos, nos hemos rebelado apartándonos de tus mandatos y preceptos. No hicimos caso a tus siervos, los profetas, que hablaban en tu nombre a nuestros reyes, a nuestros príncipes, padres y terratenientes.
Tú, Señor, tienes razón, a nosotros nos abruma hoy la vergüenza: a los habitantes de Jerusalén, a judíos e israelitas, cercanos y lejanos, en todos los países por donde los dispersaste por los delitos que cometieron contra ti. Señor, nos abruma la vergüenza: a nuestros reyes, príncipes y padres, porque hemos pecado contra ti. Pero, aunque nosotros nos hemos rebelado, el Señor, nuestro Dios, es compasivo y perdona. No obedecimos al Señor, nuestro Dios, siguiendo las normas que nos daba por sus siervos, los profetas. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
La preciosa lectura del libro de Daniel que hemos escuchado hoy en el capítulo noveno de este profeta, es un ejemplo magnífico de lo que significa el arrepentimiento. Es interesante ver cómo hay una madurez en el pueblo de Dios, un pueblo que admite se ha equivocado y está arrepentido. Que difícil es para el ser humano entrar en sí mismo y reconocer que también tiene una responsabilidad y de que se ha equivocado. Al reconocerlo hay un aspecto hermoso y fecundo en esta actitud, porque en el momento en el que se admite la responsabilidad, en ese momento nace la esperanza de una oportunidad.
Esta es nuestra invitación para este tiempo de Cuaresma, reconocer que tenemos cosas por cambiar, cosas que tenemos que mejorar, reconocer nuestra infidelidad.
Recordemos hoy: "Tenemos una responsabilidad, tenemos un espacio de libertad; Dios nos bendice con su perdón y podemos y debemos empezar experimentar una vida nueva".


SALMO RESPONSORIAL: 78
R. / Señor, no nos trates como merecen nuestros pecados.

No recuerdes contra nosotros
las culpas de nuestros padres;
que tu compasión nos alcance pronto,
pues estamos agotados. R.

Socórrenos, Dios, salvador nuestro,
por el honor de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados
a causa de tu nombre. R.
Llegue a tu presencia el gemido del cautivo:
con tu brazo poderoso,
salva a los condenados a muerte. R.

Mientras, nosotros, pueblo tuyo,
ovejas de tu rebaño,
te daremos gracias siempre,
contaremos tus alabanzas
de generación en generación. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO
El motivo de esta súplica nacional es la deplorable situación en que se encuentra Israel: los paganos han devastado y profanado la herencia del Señor; muchos fieles han caído bajo la espada, sus cadáveres han sido abandonados a las aves de rapiña y los pueblos vecinos celebran esa derrota. El salmista reconoce que la tragedia nacional es el justo castigo de reiteradas infidelidades; pero hace presente al Señor que esa derrota compromete la gloria de su Nombre, ya que Israel es su Pueblo y su “rebaño”. Si no escucha el llanto de los cautivos, los paganos pensarán que es inútil servir al Señor.
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 6,36-38

“Perdonad, y seréis perdonados”
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Hay una casa misteriosa donde sólo puede entrar una persona cada vez. Cuando las personas salen de la casa, nadie concuerda con nadie con respecto a lo que vieron adentro. Vi un viejo con cara de vinagre, dijo un viejo con cara de vinagre. Vi una mujer triste, dijo una mujer triste... Era simplemente una casa de espejos. Igual que nuestra vida. Nos toca la difícil tarea de reflejar el rostro de un Dios compasivo. Y el evangelio nos da la receta: No juzgar, no condenar, dar mucho y generosamente, y medir con la medida justa. Un Dios compasivo es quien nos alienta, acompaña y nos da fuerzas para afrontar la complejidad de la vida que nos ha tocado vivir. Aunque hemos sido creados a la imagen y semejanza de Dios, se nos fue desfigurando el rostro y ni siquiera nos percatamos de ello por obra de costosos maquillajes. Seguir a Jesús implica vivir una vida diferente, ser reflejo de su amor, de su presencia. ¿Se nos está notando?

ORACIÓN
No es fácil reconocer los yerros y errores de la vida y la fe, no es fácil presentarse con el rostro lleno de vergüenza ante Ti, no es fácil dejar de mirar la paja del otro y mirar la nuestra, no es fácil dejar de criticar y juzgar  a los que no rodean;  Señor de la justicia y el amor ayúdanos a ser más como tú, misericordiosos, generosos, a perdonar siempre y dar sin medida, a que los demás vean tu verdadero rostro en nosotros. Amén

“Perdona y comprende a los demás, como esperas que ellos te perdonen y te comprendan a ti”

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