domingo, 1 de marzo de 2015

Jueves 19 de Marzo de 2015


San José

“LA VOLUNTAD DE DIOS ES INCOMPRENSIBLE”

PRIMERA LECTURA
2SAMUEL 7,4-5A.12-14A.16

“El Señor Dios le dará el trono de David, su padre”

En aquellos días, recibió Natán la siguiente palabra del Señor: "Ve y dile a mi siervo David: "Esto dice el Señor: Cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré su realeza. Él construirá una casa para mi nombre, y yo consolidaré el trono de su realeza para siempre. Yo seré para él padre, y él será para mí hijo. Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia; tu trono permanecerá por siempre." Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
Dios prometió a David, por boca del profeta Natán, que consolidaría su descendencia en el trono de Judá. Y así se cumplió visiblemente, por lo menos en el curso de unos siglos, pues mientras que los reyes del reino del Norte, el reino de Israel, se sucedían uno tras otro por las vías de hecho sin llegar a consolidar una dinastía, en el reino del Sur, el de Judá, la palabra dada se cumplía una generación tras otra. Fue así como pudo sostenerse el cetro de David a sus descendientes, por varias centurias.

Mas la profecía quedó en entredicho con el terrible acontecimiento del exilio. Desterrados a Babilonia, los hebreos vieron cómo sus más caras instituciones se derrumbaban estrepitosamente: el tempo profanado, el rey cautivo, la tierra antes prometida hoy abandonada... La palabra divina
parecía irse al traste en medio de la devastación y agrietarse como se habían agrietado los muros de Jerusalén, impotentes ante la altanería y la agresividad del impío invasor, Nabucodonosor.

Dios había dicho que la dinastía de David no caería, y sin embargo los hechos estaban desmintiendo a Dios. ¿Quién, cuál sucesor de David podía ser llamado rey en medio de la humillación del destierro? Todo parecía sepultado bajo montañas de escombros y despojos de destrucción. Y sin embargo, siglos después, hay un hombre, de nombre José, cuyo primer título es "descendiente de David". ¡José es aquel por quien se sigue cumpliendo la promesa! Y decimos más, si por José llamamos a Jesús "hijo, es decir, descendiente y heredero, de David", entonces José era rey, y nadie lo sabía. José es el vínculo humildísimo, oculto a ojos del mundo y de su propio pueblo, por el que habría de brillar la increíble fidelidad de Dios.

SALMO RESPONSORIAL: 88
R/ Su linaje será perpetuo.

Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dije: "Tu misericordia es un edificio eterno,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad." R.

Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
"Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades." R.

Él me invocará: "Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora."
Le mantendré eternamente mi favor,
y mi alianza con él será estable. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO
Esta es una lamentación con ocasión de la derrota sufrida por la nación  y por la humillación de rey, que parecen contradecir las promesas hechas a David y sus descendientes. Como parte de la historia de liberación, las vicisitudes del pueblo de Israel, hacen parte de nuestra propia historia y nos ayudan a comprender mejor los caminos de Dios.

SEGUNDA LECTURA
ROMANOS 4,13.16-18.22

“Apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza”

Hermanos: No fue la observancia de la Ley, sino la justificación obtenida por la fe, la que obtuvo para Abrahán y su descendencia la promesa de heredar el mundo. Por eso, como todo depende de la fe, todo es gracia; así, la promesa está asegurada para toda la descendencia, no solamente para la descendencia legal, sino también para la que nace de la fe de Abrahán, que es padre de todos nosotros. Así, dice la Escritura: "Te hago padre de muchos pueblos." Al encontrarse con el Dios que da vida a los muertos y llama a la existencia lo que no existe, Abrahán creyó. Apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza, que llegaría a ser padre de muchas naciones, según lo que se le había dicho: "Así será tu descendencia." Por lo cual le valió la justificación. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

Pablo habla a la comunidad de Roma en esta segunda lectura, establece un fuerte contraste entre la ley ( legalismo) y la justicia que viene de la fe ( santidad). En este sentido podemos ver la vida de José como hombre justo. Los descendientes de Abraham no son tanto los que viven según las exigencias de la ley, sino más bien los que acogen el don de la fe, que les ofrece Dios   y viven de él con ánimo agradecido. De la misma manera nosotros hoy, que hemos recibido la gracia de conocer a Jesús como salvador y Señor y creer en él, no siendo judíos, pero somos hijos de Abraham y también herederos de la promesa que Dios le hizo a Él.  

LECTURA DEL EVANGELIO
“José hizo lo que le había mandado el ángel del Señor” 
Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: "José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados." Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor. Palabra  del Señor.
REFLEXIÓN
 La grandeza de la santidad de María y la infinita santidad de Jesucristo de tal modo nos deslumbran que en medio de tantísima luz queda como oculta la santidad, que no es pequeña, del buen José.
Sobre el misterio de este ocultamiento de san José nos ha escrito bellamente el Papa Juan Pablo II: "Durante su vida, que fue una peregrinación en la fe, José, al igual que María, permaneció fiel al llamada de Dios hasta el final. La vida de ella fue el cumplimiento hasta sus últimas consecuencias de aquel primer «SI» pronunciado en el momento de la anunciación mientras que José —como ya se ha dicho— en el momento de su «anunciación» no pronunció palabra alguna. Simplemente él «hizo como el ángel del Señor le había mandado» (Mt 1, 24). Y este primer «hizo» es el comienzo del «camino de José». A lo largo de este camino, los Evangelios no citan ninguna palabra dicha por él. Pero el silencio de José posee una especial elocuencia: gracias a este silencio se puede leer plenamente la verdad contenida en el juicio que de él da el Evangelio: el «justo» (Mt 1, 19)". "El testimonio apostólico no ha olvidado la narración del nacimiento de Jesús, la circuncisión, la presentación en el templo, la huida a Egipto y la vida oculta en Nazaret, por el misterio de gracia contenido en tales gestos, todos ellos salvíficos, al ser partícipes de la misma fuente de amor: la divinidad de Cristo. Si este amor se irradiaba a todos los hombres, a través de la humanidad de Cristo, los beneficiados en primer lugar eran ciertamente: María, su madre, y su padre putativo, José, a quienes la voluntad divina había colocado en su estrecha intimidad. Puesto que el amor paterno de José no podía dejar de influir en el amor filial de Jesús y, viceversa, el amor filial de Jesús no podía dejar de influir en el amor paterno de José, ¿cómo adentrarnos en la profundidad de esta relación singularísima?. José es un testimonio maravilloso de las virtudes que más necesita nuestro tiempo. Las almas más sensibles a los impulsos del amor divino ven con razón en José un luminoso ejemplo de vida interior."

ORACIÓN
Dios Nuestro, ayúdanos a ser capaces de descubrir tu querer, tu plan de vida para nosotros, en nuestro día a día, en los acontecimientos cotidianos, así como lo descubrió José que se hizo dócil a tu actuar en su vida,  que  busquemos más momentos de quietud para comunicarnos contigo y poder discernir tu voluntad.  Necesitamos vivir en la certeza de que a través de la comunión contigo y tu Palabra podremos llegar a construir tu Reino de amor  Amén

“La fe no es creer a ciegas o cuando todo va bien, exige compromiso total, incluso asumiendo riesgos”


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Mensaje o Intercesión por: