miércoles, 1 de mayo de 2013

Martes 14 de Mayo de 2013


San Matías apóstol

“PERMANECER EN EL MANDAMIENTO DEL AMOR”

PRIMERA LECTURA
HECHOS 1,15-17.20-26

“Echaron suertes, le tocó a Matías y lo asociaron a los once apóstoles”

Uno de aquellos días, Pedro se puso en pie en medio de los hermanos y dijo (había reunidas unas ciento veinte personas): "Hermanos, tenía que cumplirse lo que el Espíritu Santo, por boca de David, había predicho, en la Escritura, acerca de Judas, que hizo de guía a los que arrestaron a Jesús. Era uno de nuestro grupo y compartía el mismo ministerio. En el libro de los Salmos está escrito: "Que su morada quede desierta, y que nadie habite en ella", y también: "Que su cargo lo ocupe otro". Hace falta, por tanto, que uno se asocie a nosotros como testigo de la resurrección de Jesús, uno de los que nos acompañaron mientras convivió con nosotros el Señor Jesús, desde que Juan bautizaba, hasta el día de su ascensión."
Propusieron dos nombres: José, apellidado Barsabá, de sobrenombre Justo, y Matías. Y rezaron así: "Señor, tú penetras en el corazón de todos; muéstranos a cuál de los dos has elegido para que, en este ministerio apostólico, ocupe el puesto que dejó Judas para marcharse al suyo propio." Echaron suertes, le tocó a Matías, y lo asociaron a los once apóstoles. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
El episodio de hoy, en que se trata de buscar quién debía reemplazar a Judas Iscariote en el grupo de los Doce, nos enseña varias cosas sobre cómo obraron los apóstoles buscando primero la voluntad de Dios. Es interesante aprender de ellos, especialmente de Pedro, porque también nosotros podemos encontrarnos en situaciones que tienen semejanza con la que ellos vivieron.

Lo primero es que Pedro ve en lo sucedido el “cumplimiento de la Escritura”. Muchas cosas y muchas voluntades intervinieron en el proceso religioso y en el juicio civil contra Jesús. Pedro se levanta por sobre todas esas “causas segundas” y descubre que en el fondo lo que se está realizando es el plan de Dios.

Vemos en la elección  de Matías, como apóstoles no eligen ellos, propiamente hablando. El relato es muy preciso: oraron diciendo: “Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, señala a cuál de estos dos has elegido...”. Así como saben que el pasado está en manos de la sabiduría de Dios que sacará bienes de los males, así están convencidos de que el futuro pertenece a Dios, y por eso no quieren imponer su decisión sino buscar la decisión de Dios.

Ahora bien, la oración tiene un punto de partida: “Presentaron a dos: a José, apellidado Barsabás, por sobrenombre Justo, y a Matías”. ¿Quiénes fueron los que “presentaron” a estos dos “candidatos”? Obviamente, los miembros de la comunidad, es decir, esos cerca de ciento veinte hermanos de que habla el relato al principio. El punto de partida de la oración es lo que nosotros conocemos y lo que a nosotros nos preocupa; pero el desenlace de la oración es lo que no conocemos y sólo Dios conoce; lo que no encontramos y que sólo Él puede darnos.

SALMO RESPONSORIAL: 112
R. / El Señor lo sentó con los príncipes de su pueblo.

Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre. R.

De la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre el cielo. R.

¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra? R.

Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo. R.

LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 15,9-17

“No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido”
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé.. Esto os mando: que os améis unos a otros." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Jesús, antes de invitarnos a permanecer en su amor, se refiere al amor del Padre. El amor del Padre es la fuente de todo. Dios amó al mundo hasta tal punto que envió a su Hijo, para darnos vida por medio de él. Dios nos dio su amor como símbolo de generosidad y comunión, un amor hasta el final, sin límites y sin condiciones, pues su amor es donación, generosidad y entrega a su creación. Jesús llega a nosotros para mostrarnos la grandeza del amor de Dios. Un amor que ciertamente nos conducirá a la felicidad plena y que se alcanza cuando se asume el mandamiento del amor, expresado aquí en términos de amistad. Un amor que se hace amistad porque es libre, solidario y justo, que excluye todo acto de servidumbre, de dependencia o de sometimiento. El modelo de amistad que presenta no es otro que el de dar la vida por los amigos. La entrega los hará partícipes de su alegría por el fruto que se produce. Si asumen su labor con el corazón, entonces no serán siervos de un señor, sino que serán hombres libres, que, unidos por el vínculo de la amistad, trabajarán en la misma tarea.

ORACIÓN
Señor ayúdanos por favor, para que a través de la comunión constante contigo no nos desprendamos de tu amor y podamos desarrollar ese mandamiento tan básico e importante. Si Jesús, a quienes nos has llamado tus discípulos(as) no se nos puede olvidar que nos has hechos hermanos(as) y amigos(as), hemos caminado entorno a ti a un en medio de nuestras fallas, nos amamos  y no debemos olvidarnos y menos rechazarnos. Amén

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