miércoles, 1 de mayo de 2013

Jueves 02 de Mayo de 2013


Jueves 5ª semana de Pascua

“BUSCAR EL QUERER DE DIOS EN COMUNIDAD”

PRIMERA LECTURA
HECHOS DE LOS APÓSTOLES 15,7-21

"A mi parecer no hay que molestar a los gentiles que se convierten a Dios”
Después de mucho discutir, Pedro se levantó y les dijo:
--Hermanos, ustedes saben que hace tiempo Dios me escogió de entre ustedes para anunciar la buena noticia a los no judíos, para que ellos crean.  Y Dios, que conoce los corazones, mostró que los aceptaba, pues les dio el Espíritu Santo a ellos lo mismo que a nosotros. Dios no ha hecho ninguna diferencia entre ellos y nosotros, pues también ha purificado sus corazones por medio de la fe. Ahora pues, ¿por qué desafían ustedes a Dios imponiendo sobre estos creyentes una carga que ni nosotros ni nuestros antepasados hemos podido llevar? Al contrario, nosotros creemos que somos salvados gratuitamente por la bondad del Señor Jesús, lo mismo que ellos.
Todos se callaron y escucharon mientras Bernabé y Pablo hablaban de las señales y milagros que Dios había hecho por medio de ellos entre los no judíos. Cuando terminaron de hablar, Santiago dijo: --Hermanos, óiganme: Simón nos ha contado cómo Dios favoreció por primera vez a los no judíos, escogiendo también de entre ellos un pueblo para sí mismo. Esto está de acuerdo con lo que escribieron los profetas, como dice en la Escritura:
'Después de esto volveré
y reconstruiré la caída choza de David;
reconstruiré sus ruinas
y la volveré a levantar,
para que los demás busquen al Señor
junto con todas las naciones
que han sido consagradas a mi nombre.
El Señor, que dio a conocer estas cosas
desde tiempos antiguos, ha dado su palabra.'

"Considero, por lo tanto, que no se les debe imponer cargas innecesarias a aquellos que, no siendo judíos, dejan sus antiguas creencias para seguir a Dios. Basta con escribirles que se aparten de todo lo que haya sido contaminado por los ídolos, que eviten los matrimonios prohibidos y que no coman carne de animales estrangulados o ahogados, ni tampoco sangre. Porque desde los tiempos antiguos hay en cada pueblo quienes predican la ley de Moisés, la cual se lee en las sinagogas cada sábado." Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
El “asunto de la circuncisión” no era algo tan lejano ni tan complicado ni tan inútil como puede parecernos fácilmente. Era la señal visible de la pertenencia al pueblo de Abraham, según dijo Dios al que es padre de todos nosotros en la fe: “Este es mi pacto que guardaréis, entre yo y vosotros y tu descendencia después de ti: Todo varón de entre vosotros será circuncidado. Seréis circuncidados en la carne de vuestro prepucio, y esto será la señal de mi pacto con vosotros. A la edad de ocho días será circuncidado entre vosotros todo varón por vuestras generaciones; asimismo el siervo nacido en tu casa, o que sea comprado con dinero a cualquier extranjero, que no sea de tu descendencia. Ciertamente ha de ser circuncidado el siervo nacido en tu casa o el comprado con tu dinero; así estará mi pacto en vuestra carne como pacto perpetuo” (Gen 17,10-13).
Y aunque esta señal fuera propia de los varones solamente, quedaba entendido, según la mentalidad de la época, que el rumbo de toda familia y la religión propia de cada hogar, lo mismo que su vida moral y las palabras de enseñanza, correspondían todas al varón, de modo que era claro que entrar en la circuncisión era darle una familia a Dios. Y así, cuando los judíos se dispersaron entre las naciones, su miembro circuncidado era algo más que una operación quirúrgica: era prácticamente un motivo de orgullo como pueblo y como raza; de modo que era normal y bien visto llamarse “de la circuncisión”, como leemos en los Hechos de los Apóstoles (cf. Hch 10,45; 11,2).
Por contraste, éstos, los “de la circuncisión” lanzaban una mirada de cierto desprecio a los paganos “incircuncisos”, de modo que Pablo llega a hablar de una especie de “muro” que separaba a los dos pueblos, y por eso escribe a los efesios: “Ahora en Cristo Jesús, vosotros, que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido acercados por la sangre de Cristo. Porque El mismo es nuestra paz, quien de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne la enemistad, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un nuevo hombre, estableciendo así la paz, y para reconciliar con Dios a los dos en un cuerpo por medio de la cruz, habiendo dado muerte en ella a la enemistad” (Ef 2,13-16).
El Espíritu Santo, obrando con y más allá de los Apóstoles, traza una ruta que será la gran ruta de la evangelización de los pueblos paganos. Si somos salvos por la gracia y mediante la fe, no cabe considerar a la Ley de Moisés como una obligación o como un requisito que todos han de cumplir para alcanzar la salvación. Una decisión que hizo historia.
SALMO RESPONSORIAL: 95
R./ Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. R.

Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R.

Decid a los pueblos: "El Señor es rey,
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente." R.

LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 15,9-11
“Permanezcan en mi amor, para que su alegría llegue a plenitud”
Yo los amo a ustedes como el Padre me ama a mí; permanezcan, pues, en el amor que les tengo. Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo obedezco los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
"Les hablo así para que se alegren conmigo y su alegría sea completa. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Al final de su camino, Jesús puede hablar con propiedad y autoridad sobre la alegría y felicidad que ha alcanzado por la vía de la entrega de su vida a la causa del Reino. Alegría y felicidad que al mismo tiempo él propone también para sus seguidores: “Les he dicho esto para que participen de mi alegría y sean plenamente felices”. No tiene sentido, entonces, buscar las fuentes de la alegría y la felicidad al margen de Jesús y su evangelio de vida; en esto nos hemos equivocado demasiado como cristianos; ante las primeras dificultades y contradicciones solemos poner en tela de juicio el sentido y la finalidad de nuestra vocación cristiana y misionera.
Cierto que la vocación al servicio del Reino no contempla el dolor y la persecución como “pre-requisito”; sin embargo, estarán siempre ahí, porque la calidad del mensaje, el sentido que busca, deja al descubierto a todos los que se oponen al plan de amor y de justicia querido por Dios; y la única forma de reaccionar de éstos es el rechazo a través de la violencia.
ORACIÓN
Señor, en estos días nos sigues dando elementos para vivir en clave de comunidad. Hoy podemos interiorizar sobre lo que esperas de nosotros(as), la unidad y la inclusión de todas las personas a nuestro alrededor; basados en el amor, el dominio propio, la templanza y demás actitudes para no ser piedras de tropiezo. Entendiendo que vivir en comunidad consiste en estar unidos a Ti, como Tú al Padre, en valores que lleven al bienestar de todos y todas. Amén

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