miércoles, 1 de mayo de 2013

Lunes 27 de Mayo de 2013


Lunes 8ª semana de tiempo ordinario

“APRENDER A VOLVERSE AL SEÑOR Y SEGUIRLO POR EL CAMINO”

 PRIMERA LECTURA
ECLESIÁSTICO 17,20-28

“Retorna al Altísimo, aléjate de la injusticia”
A los que se arrepienten Dios los deja volver y reanima a los que pierden la paciencia. Vuelve al Señor, abandona el pecado, suplica en su presencia y disminuye tus faltas; retorna al Altísimo, aléjate de la injusticia y detesta de corazón la idolatría. En el Abismo, ¿quién alaba al Señor, como los vivos, que le dan gracias? El muerto, como si no existiera, deja de alabarlo, el que está vivo y sano alaba al Señor. ¡Qué grande es la misericordia del Señor, y su perdón para los que vuelven a él!  Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
El texto de hoy, es una reflexión existencial, más que una doctrina o un pensamiento religioso con una estructura fina; es una expresión de las dudas los miedos, la parte humana del creyente que ve en la vida muchas situaciones adversas, que a veces no se entienden y no se pueden explicar fácilmente. Es el caso de la muerte, como un cuestionamiento poderoso, que parece poner toda la vida en el sin-sentido; esa es la problemática del texto de hoy. Qué sentido tiene luchar tanto en la vida, convertirse si la muerte es el final de todo, para buenos y malos, igual es la inexistencia en ella. Y en esto todo, poder entender desde una lectura de fe, la muerte como un signo de la bondad y misericordia de Dios, que quiere hacer feliz en plenitud al ser humano. El motivo fundamental con que Dios quiere animar a los pecadores, a que se conviertan es la bondad de su amor misericordioso. “A los que se arrepienten Dios los deja volver …..que grande es la misericordia del Señor y su perdón para los que se vuelven a Él”. Por tanto, nuestra actitud más sabia es la de convertirnos, es decir, volver, retornar a Dios. Convertirse significa cambiar de dirección en la vida, volver la cara hacia Dios. 

SALMO RESPONSORIAL: 31
R. /   Alegraos, justos, y gozad con el Señor.

Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito. R.

Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: "Confesaré al Señor mi culpa",
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R.

Por eso, que todo fiel te suplique
en el momento de la desgracia:
la crecida de las aguas caudalosas
no lo alcanzará. R.

Tú eres mi refugio,
 me libras del peligro,
me rodeas de cantos de liberación. R.

LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 10,17-27
“Vende lo que tienes y sígueme”
En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó: "Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?" Jesús le contestó: "¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre." Él replicó: "Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño." Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo: "Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dales el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, luego sígueme." A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico.
Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: "¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios!" Los discípulos se extrañaron de estas palabras. Jesús añadió: "Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios." Ellos se espantaron y comentaban: "Entonces, ¿quién podrá salvarse?" Jesús se les quedó mirando y les dijo: "Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo." Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Juventud, vida eterna, riqueza, pobres y Reino de Dios, son palabras claves en el evangelio de hoy. Para entender el alcance de estas enseñanzas de Jesús, recordemos el contexto en el que Marcos coloca este relato. Jesús está subiendo a Jerusalén, donde será crucificado; va a dar su vida por completo, sabe su destino y sigue su misión con fidelidad.
Ante la pregunta “Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar vida eterna?”, Jesús desvía la
atención de sí mismo hacia Dios, pues lo importante es realizar la voluntad del Padre. Luego retoma los mandamientos no matar, no cometer adulterio, no robar, no defraudar, honrar a padre y madre. El joven pregunta por la vida eterna, por la vida junto a Dios, y Jesús le responde por la vida junto al prójimo. Tan sólo se refirió a los mandamientos que remiten al prójimo, pues sólo se llega a Dios a través del prójimo; a través de la entrega total hasta de los bienes materiales, “vende cuanto tienes y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo”. – El Reino de Dios no excluye a nadie; todos son invitados a vivirlo desde la pobreza y el discipulado.

ORACIÓN
Espíritu Santo, necesitamos tanto interiorizar y decidir si estamos en condiciones de deshacernos de los obstáculos que nos impiden una justa y correcta relación con Dios. Ayúdanos a definir a cada uno(a)  qué cosas nos cuestan  más,  para decidirnos  radicalmente, como discípulos(as) misioneros. ¡Ay! Señor, no es fácil desprenderse para andar en Ti,  pero contigo lo lograremos. Amén.

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