sábado, 1 de octubre de 2011

Martes, 25 de octubre de 2011

“EL REINO, LA SEMILLA Y LA LEVADURA”


PRIMERA LECTURA
ROMANOS 8,18-25


“LA CREACIÓN ESTÁ AGUARDANDO LA MANIFESTACIÓN DE LOS HIJOS DE DIOS”


Considero que los sufrimientos del tiempo presente no son nada si los comparamos con la gloria que habremos de ver después. La creación espera con gran impaciencia el momento en que se manifieste claramente que somos hijos de Dios. Porque la creación perdió su verdadera finalidad, no por su propia voluntad, sino porque Dios así lo había dispuesto; pero le quedaba siempre la esperanza de ser liberada de la esclavitud y la destrucción, para alcanzar la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos que hasta ahora la creación entera se queja y sufre como una mujer con dolores de parto. Y no solo ella sufre, sino también nosotros, que ya tenemos el Espíritu como anticipo de lo que vamos a recibir. Sufrimos profundamente, esperando el momento de ser adoptados como hijos de Dios, con lo cual serán liberados nuestros cuerpos. Con esa esperanza hemos sido salvados. Solo que esperar lo que ya se está viendo no es esperanza, pues, ¿quién espera lo que ya está viendo? Pero si lo que esperamos es algo que todavía no vemos, tenemos que esperarlo sufriendo con firmeza.

REFLEXIÓN
Pablo muestra la dificultad para obtener la vida nueva de resucitados con Cristo; aunque la dificultad es real, no es insuperable. Nuestra esperanza tiene unos sólidos apoyos con las primicias del Espíritu. Estamos destinados, en cuanto a hijos, a una plenitud mucho mayor de la que podríamos imaginar. No sólo nosotros, sino toda la creación, está en una actitud de esperanza gozosa, como en gestación, en estado de buena esperanza. Y cuando de a luz, nosotros seremos hijos en un sentido más pleno, pues entraremos “en la libertad gozosa de los hijos de Dios”. La imagen de la Iglesia, de la humanidad y de todo el cosmos llenos de vida, en espera de alumbrar un mundo nuevo, es una imagen poderosa y atrevida. Si lo que tenemos ya es bueno y llena de sentido la existencia, ¿cómo será esa vida gloriosa que nos dará Dios? Estamos en las “primicias del Espíritu” y todavía no somos hijos en plenitud, ni estamos totalmente liberados de la esclavitud. Caminamos hacia esa “libertad gloriosa de los hijos de Dios”, en medio de las pruebas y algunos momentos de sufrimiento pero, como dice Pablo, “los trabajos de ahora no pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá”.

SALMO RESPONSORIAL: 125
R. / El Señor ha estado grande con nosotros.

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 13, 18-21

“CRECE EL GRANO Y SE HACE UN ARBUSTO”


Jesús dijo también: "¿A qué se parece el reino de Dios y con qué puedo compararlo? Es como una semilla de mostaza que un hombre siembra en su campo, y que crece hasta llegar a ser como un árbol, tan grande que las aves se posan en sus ramas."
También dijo Jesús: "¿Con qué puedo comparar el reino de Dios? Es como la levadura que una mujer mezcla con tres medidas de harina para hacer fermentar toda la masa."

REFLEXIÓN
El Señor hace grandes cosas por nosotros, y él solamente nos pide hacer brotar la semilla, que en tiempos de Jesús era lo más pequeño e insignificante. Esta conciencia que pide Jesús, se da luego de haber hecho un largo recorrido evangelizador, en el que ha vivido rechazos y desprecios. Él se ha convencido de que este asunto no es de multitudes. El Reino de Jesús debe comenzar desde lo más pequeño, desde lo imperceptible, y ese proceso es aplicable no sólo a las personas, sino también a situaciones y sucesos pequeños. El reino debe construirse con aquellos que no cuentan, con aquellos que la sociedad y el sistema desechan. Nuestro llamado es para acoger a aquellos que no tienen dónde cobijarse. Debemos ser como aquella primera comunidad cristiana, libre de poder, libre de orgullos y abierta a proteger a aquellos que nada tienen.


PARA REFLEXIONAR

¿Eres conciente que el Reino de Dios está dentro de tí?

¿Estás listo para convertirte en árbusto?

¿Qué te dice la frase: sólo verás el Reino en ti si adoptas una actitud de servicio humilde y de escucha silenciosa?

ORACIÓN
Señor Jesús, hoy quiero que me ayudes a ser esa semilla de mostaza, pequeña, pero que al final da mucho fruto. Señor quiero creer en Ti y en tu poder, quiero vivir por fe. Quiero servirte con todas las fuerzas de mi ser, ser fermento en el lugar en que me coloques, ser luz y llevar esperanza sobre todo a los más débiles y necesitados. Amén.

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