sábado, 1 de octubre de 2011

Lunes, 24 de octubre de 2011

“LIBERAR A LA PERSONA EN SU INTEGRALIDAD”


PRIMERA LECTURA
ROMANOS 8,12-17

“LOS QUE SE DEJAN LLEVAR POR EL ESPÍRITU DE DIOS SON HIJOS DE DIOS”



Así pues, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir según las inclinaciones de la naturaleza débil. Porque si viven ustedes conforme a tales inclinaciones, morirán; pero si por medio del Espíritu hacen ustedes morir esas inclinaciones, vivirán.
Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios. Pues ustedes no han recibido un espíritu de esclavitud que los lleve otra vez a tener miedo, sino el Espíritu que los hace hijos de Dios. Por este Espíritu nos dirigimos a Dios, diciendo: "¡Abbá! ¡Padre! Y este mismo Espíritu se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que ya somos hijos de Dios. Y puesto que somos sus hijos, también tendremos parte en la herencia que Dios nos ha prometido, la cual compartiremos con Cristo, puesto que sufrimos con él para estar también con él en su gloria.

REFLEXIÓN
¿Qué es tener espíritu de hijos? Pablo nos da una respuesta en la primera lectura de hoy: es ser guiado por el Espíritu Santo. Saberse, sentirse y comportarse como hijo, todo ello viene del Espíritu que nos ha hecho hijos. La manera de ser más hijos es recibir más espíritu.

Esas palabras tan sencillas tienen unas repercusiones inmensas. Toda la vida cristiana se resume en vivir como hijos de Dios. Y eso sólo lo da el Espíritu Santo. ¿Entendemos lo que esto implica?

Implica que nuestros argumentos, costumbres, legislación eclesiástica, liturgia solemne, vida consagrada, y todo lo demás, pueden hasta un cierto punto PREPARAR el camino para la acción del Espíritu, pero no REEMPLAZARLO.

Y en la Iglesia hemos querido muchas veces y de muchos modos reemplazar al Espíritu Santo, de un modo oblicuo, sinuoso, casi siniestro. Simplemente nos rehusamos a orar todo lo que debiéramos, y a buscar la pureza de mirada, corazón e intención que se requieren para que el Espíritu reine más y más en nosotros.

SALMO RESPONSORIAL: 67
R. / Nuestro Dios es un Dios que salva

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 13,10-17


"A ÉSTA HIJA DE ABRAHAM, ¿NO HABÍA QUE SOLTARLA EN SÁBADO?”


Un sábado Jesús se había puesto a enseñar en una sinagoga; y había allí una mujer que estaba enferma desde hacía dieciocho años. Un espíritu maligno la había dejado jorobada, y no podía enderezarse para nada. Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo:
--Mujer, ya estás libre de tu enfermedad.
Entonces puso las manos sobre ella, y al momento la mujer se enderezó y comenzó a alabar a Dios. Pero el jefe de la sinagoga se enojó, porque Jesús la había sanado en sábado, y dijo a la gente:
--Hay seis días para trabajar; vengan en esos días a ser sanados, y no en sábado.
El Señor le contestó:
--Hipócritas, ¿no desata cualquiera de ustedes su buey o su burro en sábado, para llevarlo a tomar agua? Pues a esta mujer, que es descendiente de Abraham y que Satanás tenía atada con esta enfermedad desde hace dieciocho años, ¿acaso no se la debía desatar aunque fuera sábado?
Cuando Jesús dijo esto, sus enemigos quedaron avergonzados; pero toda la gente se alegraba al ver las grandes cosas que él hacía.


REFLEXIÓN
La importancia que los judíos daban al cumplimiento de los preceptos era constantemente “carga pesada” para Jesús, cuando enseñaba o realizaba algunos signos, que, más que simples acciones o milagros que favorecían a determinadas personas, eran un llamado urgente a producir un verdadero rescate del ser humano. Ese ser que se muestra enfermo, marginado o encorvado frente a la vida, a quien hay que transformar en persona y devolverle su dignidad de criatura de Dios.

La reprimenda de Jesús al jefe de la sinagoga es fuerte, tanto por las expresiones que usa como por el sentido que le da y que termina haciéndole sentirse confundido ante los argumentos contra el cumplimiento superficial de la Ley.

Jesús nos recuerda que no debemos esmerarnos por cumplir la “letra” de la Ley, sino más bien su “espíritu”; que es más importante ser persona que no tan sólo parecerlo; que debemos construir el Reinado de Dios desde nuestro corazón.

Jesús nos muestra lo importante que es salir de la encorvadura espiritual en la que vivimos y ser capaces de “enderezarnos” para poder mirar de frente al mismo Dios.

ORACIÓN
También yo quiero, Señor Jesús, quedar sanado de todas mis enfermedades. Te suplico que actúes sobre mi con todo tu poder y misericordia y me des la posibilidad de servirte con todas las fuerzas de mi ser. Gracias porque se me que están sanando en este momento. Amén.

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