sábado, 1 de octubre de 2011

Domingo 9 de octubre de 2011

“INVITADOS ESPECIALES”


PRIMERA LECTURA
ISAÍAS 25, 6-10


“EL SEÑOR ENJUGARÁ LAS LÁGRIMAS DE TODOS LOS ROSTROS”



En el monte Sión, el Señor todopoderoso preparará para todas las naciones un banquete con ricos manjares y vinos añejos, con deliciosas comidas y los más puros vinos. En este monte destruirá el Señor el velo que cubría a todos los pueblos, el manto que envolvía a todas las naciones. El Señor destruirá para siempre la muerte, secará las lágrimas de los ojos de todos y hará desaparecer en toda la tierra la deshonra de su pueblo. El Señor lo ha dicho. En ese día se dirá: "Este es nuestro Dios, en él confiamos y él nos salvó. Alegrémonos, gocémonos, él nos ha salvado." La mano del Señor protegerá al monte Sión, mientras que a Moab la pisoteará como se pisotea la paja en un basurero. Moab extenderá sus brazos

REFLEXIÓN
Isaías, el profeta más influyente en la tradición judía y cristiana a través de su lenguaje poético y simbólico, contribuye a mantener la esperanza en tiempos de muerte, tiempos que viven hoy día también los pueblos latinoamericanos y del tercer mundo en general, quienes no perdemos la esperanza que en Señor «otro mundo es posible».
A través de Isaías se configura el programa profético de Jesús, el anuncio del Reino de Dios, desvelando todo lo que en la sociedad haya de anti Reino, haciendo lo posible por cambiar esa realidad.
La imagen del banquete, del convite, de la fiesta, nos abre camino para leer en clave profética el evangelio, ya que desde la tradición de Isaías encontramos la invitación al festín, al cual acudirán todos los pueblos y será en el «monte», el lugar del encuentro con Dios.


SALMO RESPONSORIAL: 22
R./ Habitaré en la casa del Señor por años sin término.


SEGUNDA LECTURA
FILIPENSES 4,12-14.19-
20


“TODO LO PUEDO EN AQUEL QUE ME FORTALECE”

Hermanos: Sé vivir en pobreza y abundancia. Estoy entrenado para todo y en todo: la hartura y el hambre, la abundancia y la privación. Todo lo puedo en aquel que me conforta. En todo caso, hicisteis bien en compartir mi tribulación. En pago, mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades con magnificencia, conforme a su espléndida riqueza en Cristo Jesús. A Dios, nuestro Padre, la gloria por los siglos de los siglos. Amén.


REFLEXIÓN
Pablo, a partir de la conocida frase «todo lo puedo en aquel que me conforta» nos coloca en la misma línea de Isaías: el Señor Dios saciará todas nuestras necesidades en la persona de Cristo, en la abundancia y en la escasez, en la hartura y el hambre. Cristo es nuestro todo… lo es todo para nosotros.


LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 22,1-14


“EL BANQUETE DE BODAS”




Jesús comenzó a hablarles otra vez por medio de parábolas. Les dijo:
"Sucede con el reino de los cielos como con un rey que hizo un banquete para la boda de su hijo. Mandó a sus criados que fueran a llamar a los invitados, pero estos no quisieron asistir. Volvió a mandar otros criados, encargándoles: 'Digan a los invitados que ya tengo preparada la comida. Mandé matar mis reses y animales engordados, y todo está listo; que vengan al banquete.' Pero los invitados no hicieron caso. Uno de ellos se fue a sus terrenos, otro se fue a sus negocios, y los otros agarraron a los criados del rey y los maltrataron hasta matarlos. Entonces el rey se enojó mucho, y ordenó a sus soldados que mataran a aquellos asesinos y quemaran su pueblo. Luego dijo a sus criados: 'El banquete está listo, pero aquellos invitados no merecían venir. Vayan, pues, ustedes a las calles principales, e inviten al banquete a todos los que encuentren.' Los criados salieron a las calles y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos; y así la sala se llenó de gente.
"Cuando el rey entró a ver a los invitados, se fijó en un hombre que no iba vestido con traje de boda. Le dijo: 'Amigo, ¿cómo has entrado aquí, si no traes traje de boda?' Pero el otro se quedó callado. Entonces el rey dijo a los que atendían las mesas: 'Átenlo de pies y manos y échenlo a la oscuridad de afuera. Entonces vendrán el llanto y la desesperación.' Porque muchos son llamados, pero pocos escogidos."


REFLEXIÓN
La comunidad de Mateo responde a la pregunta «¿Qué es el Reino de Dios?». Ella nos presenta su respuesta a partir de la imagen de un banquete de bodas, que se realiza en una ciudad. El Reino de Dios es un banquete al que todos son invitados y tienen un lugar, donde hay alimento para todos y todas, donde se puede transformar una realidad histórica social mala e injusta en otra buena y justa, el Reino de Dios como en el banquete hay lugar para todos y nos exige corregir las prácticas que vayan en contra de este principio, es decir todo lo que sea el “anti Reino”.
La parábola expresa la relación entre el Señor y sus invitados. Entre éstos hay dos categorías. En primer lugar, unos, que eran dueños de campos y negocios, además de asesinos; éstos no son dignos de entrar en el Reino de Dios, se autoexcluyeron de la propuesta de Reino que nos ofrece Dios. El segundo tipo de invitados estaban en los cruces de los caminos, y eran gente de la calle, malos y buenos de todo lo que hay en la viña del Señor. La sala, que había sido preparada con toda etiqueta para el primer tipo de invitados, se llenó de este segundo tipo de comensales, en los que no se había pensado inicialmente. Para ellos es ahora el banquete. Llegó el momento, es su oportunidad: “el tiempo de Dios”, el tiempo de participar activamente en la realización del proyecto de Dios, la boda de Dios con la Humanidad.
Los primeros invitados -de los cuales el final del evangelio dice que no eran dignos- fueron llamados tres veces al banquete, pero no hicieron caso, pues estaban ocupados cuidando de sus cosas e intereses. Los otros participantes, que no habían recibido la invitación oficial primera, aceptan y acogen felices la invitación informal callejera para disfrutar del banquete de la boda...
Esta diferente actitud nos permite constatar que hay claramente diversas formas de responder al llamado a participar en la construcción del Reino de Dios. Por eso dice el evangelio que «son muchos las llamados y pocos los escogidos».
El versículo 11 añade un elemento nuevo a la parábola, que recae sobre cada uno de los invitados que están disfrutando del banquete; es el vestido de fiesta, puesto que de entre los invitados hay uno que no lo lleva, es decir no está preparado, y es echado fuera, a las tinieblas.
Preguntémonos a qué grupo de invitados nos parecemos nosotros, qué actitud asumimos ante la invitación a participar del Reino, si percibimos el significado del Reino/anti-Reino y si estamos preparados con nuestro «vestidos de fiesta» para asumir las exigencias del llamado a participar del banquete.


PARA REFLEXIONAR:



¿Cómo uso los dones y las cualidades regaladas por Dios Padre?



¿Acepto las invitaciones del Señor y busco hacer su voluntad?


ORACIÓN
Gracias Padre Bueno, por el amor que nos tienes y la invitación que nos haces a la fiesta del Reino. Queremos participar en ella con entusiasmo, queremos vivir la Alianza con Jesús, tu Hijo; por eso nos preparamos desde ya, adquiriendo el vestido de fiesta con obras de justicia, de verdad y de amor. Sabemos que no merecemos este regalo, pero lo acogemos con amor; haz que lleguemos a ser digno del banquete de tu Reino. Amén.

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