“HABILIDAD Y TALENTO PARA ADMINISTRAR”
PRIMERA LECTURA
AMÓS 8, 4-7
“Contra los que "compran por dinero al pobre"
REFLEXIÓN
El profeta Amós, en todo su libro, nos presenta cinco visiones sobre el destino del pueblo de Israel, hoy nos ubica en el contexto de la cuarta visión y su interpretación, que va contra los defraudadores y explotadores. El Profeta Amós nuevamente esta en tono de denuncia y nuevamente nos habla de justicia. La palabra justicia y la pasión por defenderla atravesó su ministerio, atravesó su vida. El mensaje de Amós estaba dirigido principalmente a los poderosos de esa época, al reino del norte, Israel, pero también menciona a Judá (el reino del sur) y a las naciones vecinas de Israel (sus enemigas): Siria, Filistea, Tiro, Edom, Amón, Moab. La razón del juicio: la codicia de los ricos. Amós grita y denuncia: Escuchen esto los que pisotean al pobre y quieren arruinar a los humildes de la tierra. El profeta, al hacer sus juicios y lanzar sus amenazas, da los motivos y hace las denuncias por las cuales serán castigados y corregidos. Amós es el rostro del valor para defender los derechos de Dios y los derechos de los pobres. Amós clama: "Escuchad esto, los que exprimís al pobre diciendo: ¿Cuándo pasará la luna nueva, para vender el trigo, y el sábado, para ofrecer el grano?". La "luna nueva" era día de descanso, y el sábado era día de descanso, día en que no había comercio. Aquí, Amós se refiere a aquellos que están obsesionados por sus ganancias y que miran el descanso religioso del sábado, que miran en todo ello, sólo un estorbo para su codicia. “Engañan y roban en las balanzas fraudulentas, en los precios y salarios”. Ya desde aquellas épocas y desde aquellas culturas están las balanzas con trampa y la insaciable codicia del ser humano. ¿Será que estas estrategias se siguen dando en nuestro tiempo?. ¿Será lo mismo que nos encontramos hoy?. Detrás del engaño y de la riqueza ilícita, la opresión: el pobre se convierte en moneda, cuenta por su utilidad y es intercambiable. Se puede prescindir de él porque sólo representa un ingreso, una cantidad que los poderosos le asignan. El rostro de Dios queda así disminuido y afrentado.
También el profeta Amós lanza juicios contra un culto exterior que
quiere encubrir toda esa injusticia con sacrificios, ofrendas y cantos, que así
no son gratos a Dios. Al tema del fraude, tan presente en esta cuarta visión,
le sigue el juramento divino y el castigo que vendrá.
SALMO RESPONSORIAL: 112
R./ Alabad al Señor, que alza al pobre.
Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre. R.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar al cielo y a la tierra? R.
Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo. R.
OREMOS CON EL SALMO
El salmo, siguiendo el tono de las reflexiones de los sabios, proclama
la felicidad que gozará el que es bueno, clemente y compasivo. Las
bienaventuranzas de Jesús proponen temas complementarios en relación con su
proclamación del Reino de Dios, que él hace presente entre los hombres.
El canto de María (el Magnificat) desarrolla temas parecidos a este salmo, pero
relacionándolos con el acontecimiento central de la historia de salvación: la
venida del Mesías.
SEGUNDA LECTURA
1TIMOTEO 2, 1-
"Que se hagan oraciones por todos los hombres a Dios, que quiere que todos se salven”
Querido hermano: Te ruego, lo primero de todo, que hagáis oraciones,
plegarias, súplicas, acciones de gracias por todos los hombres, por los reyes y
por todos los que ocupan cargos, para que podamos llevar una vida tranquila y
apacible, con toda piedad y decoro. Eso es bueno y grato ante los ojos de
nuestro Salvador, Dios, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al
conocimiento de la verdad. Pues Dios es uno, y uno solo es el mediador entre
Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, que se entregó en rescate por
todos: este es el testimonio en el tiempo apropiado: para él estoy puesto como
anunciador y apóstol -digo la verdad, no miento-, maestro de los gentiles en fe
y verdad. Quiero que sean los hombres los que recen en cualquier lugar, alzando
las manos limpias de ira y divisiones. Palabra del Señor
REFLEXIÓN
Pablo exhorta a que se ore por todo el mundo y de manera especial por
los encargados de dirigir política y religiosamente al pueblo, porque la
intención de Dios es salvar a todo el ser humano, y que estos lleguen al
conocimiento pleno de la verdad. Esa verdad se nos fue revelada por su Hijo
Jesús, donde Él mismo se presentó como el Camino, la Verdad y la Vida. Es la verdad
que nos hará libres. Pablo coloca a Jesús como el único mediador entre Dios y
el ser humano: porque hay un solo Dios y también un solo mediador entre Dios y
los hombres, Cristo Jesús. Es la universalidad de Cristo en el acontecimiento
salvífico de la humanidad, que con su muerte se entregó a sí mismo como rescate
por todos.
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 16, 1-13
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Un hombre rico tenía un administrador, y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: "¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido." El administrador se puso a echar sus cálculos: "¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa. " Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero: "¿Cuánto debes a mi amo?" Éste respondió: "Cien barriles de aceite." Él le dijo: "Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta." Luego dijo a otro: "Y tú, ¿cuánto debes?" Él contestó: "Cien fanegas de trigo." Le dijo: "Aquí está tu recibo, escribe ochenta." Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz. Y yo os digo: ganaos amigos con el dinero injusto, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas. El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado. Si no fuisteis de fiar en el injusto dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará?. Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Esta parábola –no siempre bien interpretada– va dirigida a los fariseos
que son amigos del dinero, su verdadero Dios. Representa, como tantas otras, un
caso extremo: un hombre que está a punto de ser despedido de su trabajo y que
necesita actuar urgentemente para garantizarse el futuro, antes de quedarse sin
empleo. Para ello plantea una estrategia. Acusado de derrochar los bienes de su
amo, causa por la que se va a quedar sin trabajo, decide rebajar la cantidad de
la deuda de cada uno de los acreedores de su amo, renunciando a la comisión que
le pertenece como administrador. Es sabido que los administradores no recibían
en Palestina un sueldo por su gestión, sino que vivían de la comisión que
cobraban, poniendo con frecuencia intereses desorbitados a los acreedores. La
actuación de administrador debe entenderse así: el que debía cien barriles de
aceite había recibido prestados cincuenta nada más, los otros cincuenta eran la
comisión correspondiente a la que el administrador renuncia con tal de
granjearse amigos para el futuro. Renunciando a su comisión, el administrador
no lesiona en nada los intereses de su amo. De ahí que el amo lo felicite por
saber garantizarse el futuro dando el “injusto dinero” a sus acreedores. El amo
alaba la estrategia de aquel “administrador de lo injusto”, calificativo que se
da en el evangelio de Lucas al dinero, pues, en cuanto tanto acumulado, procede
de injusticia o lleva a ella. Para Lucas, todo dinero es injusto. Ahora
bien: si uno lo usa –desprendiéndose de él– para "ganarse amigos",
hace una buena inversión no en términos bursátiles, ni bancarios, sino en
términos humanos cristianos. El injusto dinero, como representación de la
escala de valores de la sociedad civil, sirve de piedra de toque para ensayar
la disponibilidad del discípulo a poner al servicio de los demás lo que de
hecho no es suyo, sino que se lo ha apropiado en detrimento de los desposeídos
y marginados. El “injusto dinero” es calificado en la conclusión de la parábola
como "lo de nada" y "lo ajeno", en cuanto opuesto a
"lo que vale de veras, lo importante, lo vuestro”. Y “lo que vale de
veras” no es el don del dinero, sino el del Espíritu de Dios que comunica vida
a los suyos (“cuánto más el Padre del cielo dará Espíritu Santo a los que se lo
piden”, Lucas 11,13). Eso sí, para recibir el Espíritu (que es comunicación de
la vida de Dios que potencia al hombre) se requiere el desprendimiento y la
generosidad hacia los demás (11,34-36).
La parábola termina con esta frase lapidaria: “No pueden servir a Dios y
al dinero”. La piedra de toque de nuestro amor a Dios es la renuncia al dinero.
El amor al dinero es una idolatría. Hay que optar entre dos señores: no hay
término medio. El campo de entrenamiento de esta opción es el mundo, la
sociedad, donde los discípulos de Jesús tienen que compartir lo que poseen con
los que no lo tienen, con los oprimidos y desposeídos, los desheredados de la tierra.
El afán de dinero es la frontera que divide el mundo en dos; es la
barrera que nos separa de los otros y hace que el mundo esté organizado en
clases antagónicas: ricos y pobres, opresores y oprimidos; el ansia de dinero
es el enemigo número uno que imposibilita que el mundo sea una familia unida
donde todos se sienten a la mesa de la vida. Por eso el discípulo, para
garantizarse el futuro, debe estar dispuesto en el presente a renunciar al
dinero que lleva a la injusticia y hace imposible la fraternidad.
ORACIÓN
Señor y Padre nuestro, tu nos has comprado con la sangre de tu Hijo y
has hecho una alianza con nosotros por el bautismo. Somos plenamente tuyos y
queremos vivir siempre esta alianza santa. Pero el dios dinero nos invade, nos
quiere dominar y esclavizar. Enséñanos a ser honestos y responsables y buenos
administradores en el manejo del dinero, enséñanos a ser justos, a ser libres
ante el dinero para disfrutar y compartir con los demás. Enséñanos a no
perjudicar a ningún hermano, especialmente a los pobre e indefensos.
Amén
“Dá más importancia a administrar tu propia vida
que a administrar tus bienes materiales”
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