jueves, 1 de abril de 2021

Viernes 23 de Abril de 2021


“¿QUIÉN ERES TU SEÑOR?


PRIMERA LECTURA

HECHOS DE LOS APÓSTOLES 9,1-20

 “Es un instrumento elegido por mí para dar a conocer mi nombre a los pueblos”

En aquellos días, Saulo seguía echando amenazas de muerte contra los discípulos del Señor. Fue a ver al sumo sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, autorizándolo a traerse presos a Jerusalén a todos los que seguían el nuevo camino, hombres y mujeres.

En el viaje, cerca ya de Damasco, de repente, una luz celeste lo envolvió con su resplandor. Cayó a tierra y oyó una voz que le decía: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?" Preguntó él: "¿Quién eres, Señor?" Respondió la voz: "Soy Jesús, a quien tú persigues. Levántate, entra en la ciudad, y allí te dirán lo que tienes que hacer." Sus compañeros de viaje se quedaron mudos de estupor, porque oían la voz, pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía. Lo llevaron de la mano hasta Damasco. Allí estuvo tres días ciego, sin comer ni beber.

Había en Damasco un discípulo, que se llamaba Ananías. El Señor lo llamó en una visión: "Ananías." Respondió él: "Aquí estoy, Señor." El Señor le dijo: "Ve a la calle Mayor, a casa de Judas, y pregunta por un tal Saulo de Tarso. Está orando, y ha visto a un cierto Ananías que entra y le impone las manos para que recobre la vista." Ananías contestó: "Señor, he oído a muchos hablar de ese individuo y del daño que ha hecho a tus santos en Jerusalén. Además, trae autorización de los sumos sacerdotes para llevarse presos a todos los que invocan tu nombre." El Señor le dijo: "Anda, ve; que ese hombre es un instrumento elegido por mí para dar a conocer mi nombre a pueblos y reyes, y a los israelitas. Yo le enseñaré lo que tiene que sufrir por mi nombre."

Salió Ananías, entró en la casa, le impuso las manos y dijo: "Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció cuando venías por el camino, me ha enviado para que recobres la vista y te llenes de Espíritu Santo." Inmediatamente se le cayeron de los ojos una especie de escamas, y recobró la vista. Se levantó, y lo bautizaron. Comió, y le volvieron las fuerzas. Se quedó unos días con los discípulos de Damasco, y luego se puso a predicar en las sinagogas, afirmando que Jesús es el Hijo de Dios.  Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

Al leer  hoy por extenso el relato de la conversión de Pablo, uno no sabe que admirar más: el plan sorprendente de Dios, la respuesta de Pablo o  la actitud acogedora de la comunidad de Damasco. La iniciativa ha sido de Cristo Jesús. Pablo era de las últimas personas que uno esperaría que fueran llamadas como apóstoles de Cristo. Dios nos sorprende siempre: tanto en el AT como en el NT, la elección que hace de las personas parece a veces la menos indicada para los fines que se pretenden conseguir. : "Soy Jesús, a quien tú persigues” elegir como testigo suyo al que más está persiguiendo a su comunidad? Ante las reticencias lógicas de Ananías, Jesús responde defendiendo a Pablo:  "Anda, ve; que ese hombre es un instrumento elegido por mí para dar a conocer mi nombre”

 

SALMO RESPONSORIAL: 116

R. / Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.

 

Alabad al Señor, todas las naciones,

aclamadlo, todos los pueblos. R.

 

Firme es su misericordia con nosotros,

su fidelidad dura por siempre. R.

 

 

OREMOS CON EL SALMO

Este Salmo es una invitación universal a alabar al Señor y predicar el evangelio. La Iglesia universaliza aún más esta invitación. Verdaderamente, estas pocas palabras de oración son significativas y profundas para exaltar la alianza entre el Señor y su pueblo, dentro de una perspectiva universal.

 

LECTURA DEL EVANGELIO

JUAN 6,52-59

 

Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida

 

En aquel tiempo, disputaban los judíos entre sí: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?" Entonces Jesús les dijo: "Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre." Esto lo dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaún. Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

 

Para los judíos y los primeros cristianos no fue fácil comprender y asimilar el misterio de la Eucaristía. No es fácil aceptar que un trozo de pan encierre la totalidad de la vida de Jesús, su cuerpo y sangre. Fue necesario que pasara mucho tiempo para aclarar bien lo que podía significar la presencia real de Jesús en las especies eucarísticas. Hoy, fuera de algunas mentes críticas de dentro y de fuera de la Iglesia, no hay mayor inconveniente en aceptar y reconocer la presencia real de Jesús en la Eucaristía. Pero lo más importante es que al comer el pan y beber el vino Eucarísticos, se motive dentro del creyente el deseo ardiente de trabajar por el Reino de Dios y la vida abundante. Comer a Jesús es asumir enteramente su proyecto de vida. Es construir en torno a la mesa una comunidad de auténticos hermanos que se aman y se apoyan mutuamente. Revisemos en comunidad si se vive una auténtica comunidad solidaria en torno a la mesa eucarística.

ORACIÓN

Ayúdanos Bendito Dios, a escuchar tu voz, a realizar esa gran  tarea evangelizadora a la que nos has llamado, permite  que  llevemos a otros a descubrir  que eres alimento verdadero, que da la liberación a las personas, a las familias y a las naciones. Como tus seguidores te pedimos,  danos entendimiento en el Espíritu para comprender como quieres que transmitamos tu mensaje, tu existencia y proyecto. Amén

 

“De la comunión vital con Jesús nos viene nuestro cambio de vida y la revelación de su proyecto”

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