jueves, 1 de abril de 2021

Domingo 18 de Abril de 2021

 III Domingo de Pascua

 

 “LA RESURRECCIÓN 

INTEGRAL

 DE JESUCRISTO NOS

 LLEVA A CREER EN El

 AMOR"


 

Las tres lecturas de hoy nos muestran  la fragilidad humana del creyente, expresada en la duda y el cuestionamiento, el miedo y el temor, el pecado y la traición, el repudio de la santidad y del amor. Pero la experiencia de la Pascua está precisamente  en la comprensión de esa debilidad, en volver a ofrecer el llamado a la conversión y al perdón de los pecados y, sobre todo, en comprometernos a todos ser testigos del amor salvador de Cristo, que a todos acoge, a todos ama, a todos perdona.

 

PRIMERA LECTURA

HECHOS DE LOS APÓSTOLES 3,13-15.17-19

 

Matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos

 

En aquellos días, Pedro dijo a la gente: "El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que vosotros entregasteis y rechazasteis ante Pilatos, cuando había decidido soltarlo. Rechazasteis al santo, al justo, y pedisteis el indulto de un asesino; matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos. Sin embargo, hermanos, sé que lo hicisteis por ignorancia, y vuestras autoridades lo mismo; pero Dios cumplió de esta manera lo que había dicho por los profetas, que su Mesías tenía que padecer. Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que se borren vuestros pecados." Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

En la lectura de los Hechos encontramos de nuevo a Pedro,  el jefe de la comunidad,  que se dirige a todo Israel y lo sigue   invitando a la conversión. Pedro tranquiliza a sus oyentes haciéndoles ver que todo ha sido fruto de la ignorancia,  pero al mismo tiempo los anima a acoger al Resucitado como al último y definitivo don otorgado por Dios.  El  mismo Pedro es consciente de su debilidad: el negó a su Señor, pero lloró amargamente su traición. Por eso, no oculta la gravedad del pecado del pueblo: “Ustedes lo entregaron a Pilatos, repudiaron al Justo, al Santo y al Inocente, dieron muerte al que nos conduce a la vida”. Pero al mismo tiempo trata de comprenderlos y les ofrece un camino de salvación: “Yo sé que lo hicieron por ignorancia; pero Dios cumplió así lo que había anunciado de antemano por los profetas. Por eso conviértanse, vuelvan a Dios para que se borren sus pecados. La muerte de Jesús se convierte para el creyente en sacrificio expiatorio. No hay asomo de resentimiento ni de venganza, sino llamado al arrepentimiento para recibir la plenitud del amor y de la misericordia del Padre, que se concreta en la confianza y en la seguridad de haber recuperado aquella filiación rota por la desobediencia.

 

SALMO RESPONSORIAL: 4

R. / Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor.

 

Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío;

tú que en el aprieto me diste anchura,

ten piedad de mí y escucha mi oración. R.

 

Hay muchos que dicen: "¿Quién nos hará ver la dicha,

si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?" R.

 

En paz me acuesto y en seguida me duermo,

porque tú solo, Señor, me haces vivir tranquilo. R.

 

OREMOS CON EL SALMO

La confianza en el amor de Dios se hace más desinteresada cuando nos parece que Dios está lejos, cuando pensamos tener razones para desconfiar, cuando nos falta el apoyo de las cosas humanas. Jesús nos invita siempre a confiar siempre en la bondad y el amor de Dios nuestro Padre.

 

SEGUNDA LECTURA

1JUAN 2,1-5

 

“Él es víctima de propiciación por nuestros pecados y también por los del mundo entero”

 

Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero. En esto sabemos que lo conocemos: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: "Yo lo conozco", y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él. Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

La segunda lectura nos presenta otra realidad dolorosa en la comunidad de fe: el pecado. Si hubiera fe firme y segura en Jesucristo, no deberíamos pecar; pero lastimosamente volvemos a caer en las debilidades y ofendemos al Señor. Posiblemente, ya en esta tercera semana de Pascua hayamos caído de nuevo en la miseria del pecado. El autor, entonces, nos anima cuando nos dice: “Si alguien peca, tenemos un Intercesor ante el Padre, Jesucristo, el Justo. El se ha ofrecido como víctima propiciatoria por nuestros pecados”. Es, entonces, una invitación a la confianza y un volver a entregarnos en la manos de Jesucristo para recibir el perdón y volver a comenzar nuestro camino; Juan nos da entonces  este  anuncio gozoso del perdón y de la reconciliación consigo mismo y con Dios. Como cristianos estamos invitados por vocación a vivir la santidad; sin embargo, las infidelidades a esta vocación no son motivo de rechazo definitivo por parte de Dios, más bien son motivo de su amor y su misericordia, al tiempo que son un motivo esperanzador para mantener una actitud de sincera conversión.

 LECTURA DEL EVANGELIO

LUCAS 24,35-48

 Así estaba escrito: el Mesías padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer día

 En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice: "Paz a vosotros." Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. Él les dijo: "¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo." Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: "¿Tenéis ahí algo de comer?" Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: "Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse." Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió: "Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto." Palabra del Señor.

 REFLEXIÓN

En el evangelio  de hoy nos encontramos una vez más con una escena pospascual que ya nos es común: los Apóstoles reunidos comentado los sucesos de los últimos días. Recordemos que en esta reunión que nos menciona hoy san Lucas, están también los discípulos de Emaús que habían regresado a Jerusalén luego de haber reconocido a Jesús. En este ambiente de reunión se presenta Jesús y, a pesar de que estaban hablando de él,  la duda y el temor se apodera de ellos, se asustan y  llegan a sentir miedo lo que  les impide ver realmente al Resucitado.

 Los eventos de la Pasión no han podido ser asimilados suficientemente por ellos, todavía no logran establecer la relación entre el Jesús con quien ellos convivieron y el Jesús glorioso, y no logran tampoco abrir su conciencia a la misión que les espera. ¿Es realmente el Señor el que está presente entre nosotros?, ¿No será pura ilusión y hasta un fantasma?, se preguntan; su reacción externa es tal, que el mismo Jesús se asombra y corrige: “¿por qué se turban... por qué suben esos pensamientos a sus corazones?”. Por eso, el mismo se encarga de asegurar con su palabra y con sus signos la presencia siempre nueva de su amor y de su poder. “¡Mírénme, tóquénme. Soy yo mismo. Siéntan y  gocen con mi presencia!”, es allí en el encuentro personal y comunitario,  donde podemos experimentar y gozar la presencia grande de Jesús Resucitado, que llena de  asombro el corazón y de alegría la vida

Veamos también como Jesús  ya resucitado,  tiene que continuar con sus discípulos su proceso pedagógico y formativo, tiene que instruirles  sobre el impacto  que sobre ellos ejerce la Resurrección. Poco a poco los discípulos  tendrán que asumir que  les toca ser testigos de esta obra del Padre, pero a partir de la transformación de su propia existencia. Las expectativas mesiánicas de los Apóstoles eran otras,  nacionales, militares y políticas, siempre con característica triunfalistas. El evento de la resurrección es antes que nada el evento de la renovación, comenzando por las convicciones personales, se trata de confirmar el cumplimiento de las promesas de Dios, pero al estilo de Dios, no al estilo de los humanos. La resurrección no afecta sólo al Resucitado, afecta también al discípulo en la medida en que éste se deja transformar para ponerse en el camino de la misión.

 ORACIÓN

Nos debatimos en una sociedad marcada por la injusticia social, la negación de la vida y la dignidad humana.  Por favor te pedimos que en este tiempo pascual, con la ayuda del   Espíritu del Resucitado, quienes te seguimos podamos comprender, guardar y mostrar al mundo tus mandatos de amor, vivir conforme a tu Manual de Vida que desde el Antiguo Testamento nos habla de tí y cumplir con la misión que no has encomendado. Amén.

 “La prueba de que seguimos con fe y amor a nuestro Dios es que cumplimos su Palabra”

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