jueves, 1 de abril de 2021

Jueves 22 de Abril de 2021


“EL FASCINANTE CAMINO DE LA VIDA ESPIRITUAL”

 

PRIMERA LECTURA

HECHOS DE LOS APÓSTOLES 8,26-40

 

Siguió su viaje lleno de alegría

 

En aquellos días, el ángel del Señor le dijo a Felipe: "Ponte en camino hacia el Sur, por la carretera de Jerusalén a Gaza, que cruza el desierto." Se puso en camino y, de pronto, vio venir a un etíope; era un eunuco, ministro de Candaces, reina de Etiopía e intendente del tesoro, que había ido en peregrinación a Jerusalén. Iba de vuelta, sentado en su carroza, leyendo el profeta Isaías.

 

El Espíritu dijo a Felipe: "Acércate y pégate a la carroza." Felipe se acercó corriendo, le oyó leer el profeta Isaías, y le preguntó: "¿Entiendes lo que estás leyendo?" Contestó: "¿Y cómo voy a entenderlo, si nadie me guía?" Invitó a Felipe a subir y a sentarse con él. El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era éste: "Como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca. Sin defensa, sin justicia se lo llevaron, ¿quién meditó en su destino? Lo arrancaron de los vivos." El eunuco le preguntó a Felipe: "Por favor, ¿de quién dice esto el profeta?; ¿de él mismo o de otro?" Felipe se puso a hablarle y, tomando pie de este pasaje, le anunció el Evangelio de Jesús. En el viaje llegaron a un sitio donde había agua, y dijo el eunuco: "Mira, agua. ¿Qué dificultad hay en que me bautice?" Mandó parar la carroza, bajaron los dos al agua, y Felipe lo bautizó. Cuando salieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe. El eunuco no volvió a verlo, y siguió su viaje lleno de alegría. Felipe fue a parar a Azoto y fue evangelizando los poblados hasta que llegó a Cesarea. Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

 

El libro de Hechos que seguimos en las primeras lecturas de este tiempo nos presenta hoy el episodio del eunuco a quien evangeliza y bautiza el diácono Felipe. Éste es un relato típicamente lucano. Miremos que es bastante paralelo al de los discípulos de Emaús: entonces la catequesis la hizo el mismo Jesús y desembocó en la fracción del pan. Ahora es un diácono el que anuncia la fe y termina con el bautismo. La escena parece que tiene la intención de presentar cómo es el camino de la iniciación cristiana: el anuncio de Jesús, la fe, la celebración sacramental y la vida cristiana. Evangelización, conversión, sacramento y vida.  El proceso está bien descrito. El eunuco, pagano tiene buena disposición religiosa. No puede ser admitido al pueblo de Israel, pero lee sus Escrituras. Tiene curiosidad por saber quién es el Siervo de Yahvé. Felipe, a partir de esa situación –sube a la carroza del eunuco. Todo un símbolo-, entra en diálogo con él, le explica las Escrituras. Del Antiguo Testamento le ayuda a pasar al Nuevo y le da a conocer a Jesús como el Mesías, el Siervo y el Salvador. También Jesús, a los de Emaús, les invitó a entender los hechos actuales a partir del Antiguo Testamento. El eunuco es bautizado y sigue su camino lleno de alegría. Por su parte, el díácono es conducido por el Espíritu a seguir evangelizando en otro lugar.

 

SALMO RESPONSORIAL: 65

R. / Aclamad al Señor, tierra entera.

 

Bendecid, pueblos, a nuestro Dios,

haced resonar sus alabanzas,

porque él nos ha devuelto la vida

y no dejó que tropezaran nuestros pies. R.

 

Fieles de Dios, venid a escuchar,

os contaré lo que ha hecho conmigo:

a él gritó mi boca

y lo ensalzó mi lengua. R.

 

Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica

ni me retiró su favor. R.

 

OREMOS CON EL SALMO

En este salmo, David fusiona lentamente la gratitud personal con la acción de gracias general para celebrar una liberación de alguna gran calamidad personal o nacional. El salmista quizá compuso este salmo para que fuera cantado antes de ofrecer el sacrificio en cumplimiento de un voto hecho por él cuando estaba en una situación angustiosa.

 

LECTURA DEL EVANGELIO

JUAN 6,44-51

 

Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: "Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: "Serán todos discípulos de Dios." Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a mí. No es que nadie haya visto al Padre, a no ser el que procede de Dios: ése ha visto al Padre. Os lo aseguro: el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron: éste es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo." Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

Jesús reafirma que él es el pan de vida. Si los antepasados que comieron el maná en el desierto murieron, ahora quienes coman del nuevo pan de vida plena participarán de la resurrección. Aquí la resurrección no se entiende, como en la mentalidad de los fariseos, un premio por el estricto cumplimiento de la ley. Con Jesús la vida en abundancia es fruto de la configuración con él y con su proyecto histórico. Participar del proyecto de Jesús es asimilar los valores de su mensaje, las razones de su lucha, la obediencia incondicional al proyecto salvador de Dios, y los riesgos que se corren como consecuencia de un compromiso radical. No se puede ir tras de Jesús sólo por conveniencia o simple tradición; ésa es la característica de una fe desencarnada, lejana a toda opción auténticamente cristiana.

Hoy, cuando la vida en el mundo se ve amenazada y se levantan estructuras injustas que la mayoría de las veces se fundan en la mentira y la muerte de los pobres, sí que es necesario optar abiertamente y con radicalidad por la causa de Jesús: El reino de Dios, donde los seres humanos, especialmente los pobres, tengan vida en abundancia.

Pongamos en las manos del Señor a tantos millones de seres humanos que viven en condiciones de miseria extrema, y a quienes mueren de hambre ante la indiferencia del mundo. Ellos son el motivo en el horizonte para optar por el compromiso cristiano en favor de la vida, la justicia y la paz.

 

ORACIÓN

Que el celebrar la Eucaristía  nos lleve a nosotros(as), tu comunidad discipular, a ser más abiertos y no encerrarnos creyéndonos ser mejores que los demás, sin humildad ni misericordia. Señor danos de ti, danos de tu pan, que da vida, vida abundante que permanece. Señor alimentados por ti, queremos ser   discípulos(as) sabios(as), amorosas, fieles a tu proyecto sobre todo con los más pobres y necesitados. Amén.  

 

“La persona, la comunidad que no se alimenta de Cristo, no tiene vida y no tiene unidad. Si la comunidad se aparta de Cristo, solo ve sus diferencias”

 

 


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