“ENCONTRAR
A CRISTO ES ENCONTRAR EL VERDADERO PAN, EL VERDADERO ALIMENTO”
PRIMERA LECTURA
HECHOS DE LOS APÓSTOLES
7,51-8,1a
Oyendo estas palabras, se recomían por dentro y rechinaban los dientes de
rabia. Esteban, lleno de Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo, vio la
gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios, y dijo: "Veo el
cielo abierto y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios." Dando un
grito estentóreo, se taparon los oídos; y, como un solo hombre, se abalanzaron
sobre él, lo empujaron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearlo. Los
testigos, dejando sus capas a los pies de un joven llamado Saulo, se pusieron
también a apedrear a Esteban, que repetía esta invocación: "Señor Jesús,
recibe mi espíritu." Luego, cayendo de rodillas, lanzó un grito:
"Señor, no les tengas en cuenta este pecado." Y, con estas palabras,
expiró. Saulo aprobaba la ejecución. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Seguimos leyendo la pequeña historia de Esteban, el protagonista de la
lectura de ayer. Esteban, el primero de los mártires cristianos,
mostró en su sabiduría y en su virtud de quién era discípulo; pero sobre todo
lo manifestó con su modo de dar la vida. Así como Jesús, también este seguidor
de Jesús ruega por sus propios adversarios y verdugos, es intercesor de quienes
le traicionan y calumnian, y lo mismo que su Maestro, está tan lleno de verdad
como de amor y finalmente entrega su espíritu al Creador.
En el momento de la máxima humillación, Esteban contempla la máxima
glorificación. La visión de Esteban, por otra parte, no se limita al Señor. Él
ve "los cielos abiertos". Ahora con Cristo Glorioso los cielos se han
abierto. Los bienes de lo alto están prestos a descender, especialmente el bien
por excelencia, el gran y maravilloso don, que es el Espíritu Santo.
SALMO RESPONSORIAL: 30
R. / A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte;
por tu nombre dirígeme y guíame. R.
A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás
yo confío en el Señor
Tu misericordia sea mi gozo y mi alegría. R.
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
sálvame por tu misericordia.
En el asilo de tu presencia los escondes
de las conjuras humanas. R.
OREMOS CON EL SALMO
En este salmo hay elementos de petición de ayuda, que hace alguien
injustamente perseguido, combinados con la acción de gracias por la liberación
concedida. Se expresa también un profundo sentimiento de confianza en el poder
y amor de Dios. Se encuentra allí las últimas palabras de Cristo en la cruz. En
Él se cumple perfectamente la confianza absoluta en el amor de Dios, y en su
resurrección se realiza con plenitud la liberación de la muerte y del mal,
prenda y garantía de nuestra liberación definitiva
LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 6,30-35
“No fue Moisés, sino que es mi Padre el que da el
verdadero Pan del Cielo”
En aquel tiempo, dijo la gente a Jesús: "¿Y qué signo vemos que haces
tú, para que creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná
en el desierto, como está escrito: "Les dio a comer pan del
cielo."" Jesús les replicó: "Os aseguro que no fue Moisés quien
os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del
cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo."
Entonces le dijeron: "Señor, danos siempre de este pan." Jesús les
contestó: "Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no pasará hambre, y
el que cree en mí nunca pasará sed." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
En el Antiguo Testamento la consigna del maná era no acaparar y en el Nuevo
Testamento, Jesús nos da la vida verdadera que comienza desde ahora. La
realidad del cielo y de la tierra son una sola: por ello Dios nos entrega la
vida como pan, para poder vivir como hijos e hijas suyos. Cuántas veces
espiritualizamos este texto del evangelio y lo referimos exclusivamente a
participar en la mesa de la eucaristía. La eucaristía envuelve todos los
anhelos humanos de pan, de la mesa, de la verdad, de la educación, de vida
digna y trabajo. Estamos viviendo de una manera dividida como si la vida
espiritual fuera diferente de la cotidiana. Jesús es pan del mundo, de vida
para ayudarnos a saciar todas las necesidades. Todo lo que hace crecer la vida
en dignidad de las personas, hace crecer el Reino de Dios. Creer en Jesús es
aportar nuestro granito de arena para que Dios reine en el mundo. La eucaristía
incluye las tres T de las que nos habla el papa Francisco: Trabajo, Tierra y
Techo.
ORACIÓN
Bendito Padre, el amor por ley no tiene sentido, pero el amor que nos
enseñaste a través de tu Hijo, es lo más hermoso que podemos identificar de ti,
porque encierra el verdadero sentido de la existencia. Ayúdanos, por favor, a
que logremos vivirlo aquí, como Él lo hizo. Haznos justos(as), solidarios,
misericordiosos(as), obedientes a ti y llenos(as) de tu
amor. Amén
“Cristo nos conduce a descubrir que Él es el
verdadero alimento y que el Padre celestial es el Único que dirige nuestro
camino”
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