jueves, 1 de abril de 2021

ABRIL 2021

 

“PASCUA: LA HISTORIA DEL VERDADERO AMOR QUE SE ENTREGA POR EL OTRO”

 

La Pascua es un ritual que marcaba el cambio. El paso de Dios por su pueblo. Originalmente era una fiesta campesina (agrícola y pastoril)  de la vida y la esperanza, que marcaba la diferencia entre el invierno y la primavera. En las fiestas agrícolas señalaba el inicio de la primavera y el momento de la siembra en los cultivos.  Se consume pan sin levadura porque ya no es necesario multiplicar el pan, ya que se confía en que Dios proveerá abundantemente en la nueva cosecha. En las fiestas pastoriles se ofrece un corderito o un cabrito para una cena de familia, porque se confía en la bondad de Dios que proveerá una gran ganadería. La finalidad de los rituales es la de marcar la terminación de una etapa  y el inicio de una nueva realidad. La imposición del nombre a un nuevo hijo, el bautismo, la fiesta de cumpleaños y otros rituales resaltan transformaciones drásticas en la vida personal, familiar, a nivel social, político y religioso.

 

La primera Pascua de los hebreos es un ritual que señala el inicio de una nueva vida, se celebra todavía en Egipto, en  una situación de precariedad, a la sombra de la gran pirámide del poder faraónico. La segunda fiesta de la Pascua marca la nueva situación de los hebreos que, partir de este momento, se transforman en el pueblo de Israel; que es esclavo en Egipto y sale en busca de la liberación hacia la tierra prometida. La siguiente Pascua   de especial recordación es la celebrada en la tierra prometida, justo al comenzar la lucha por un lugar en un territorio tan poblado, y al organizar instituciones, que no repitan las injusticias del Faraón en Egipto. La Pascua de Jesús marca el final de su presencia física en medio de la comunidad de discípulos y el inicio de un nuevo pueblo, transformado por la fuerza de su palabra, de su acción y de su sacrificio. Esta Pascua es regularmente recordada en la Eucaristía, con el poder de la Palabra,  leída en comunidad y sumada al poder del pan compartido también en comunidad nos la representan. La Pascua Cristiana marca un camino pero no es cualquier camino; sino es el camino del Proyecto del Dios liberador en medio de su pueblo. La Pascua es un cambio que se da en medio de la oscuridad y de la muerte, un paso de la esclavitud, el desplazamiento forzado, la violencia y el exilio a veces promovido por la injusticia institucionalizada. El punto de partida es la muerte y la oscuridad, pero la meta es la vida y la luz, que no sólo sirve para saber qué pasó, sino sobre todo para comprender que algo nuevo vendrá. Al final de la dura experiencia de la pasión y muerte de Jesús les aguarda la efusiva intervención del Espíritu Santo, el día de Pentecostés. La nueva ley instaurada por Jesús abre la posibilidad para que las personas no sólo cambien su situación personal o comunitaria, también es una ocasión para que los pobres, los marginados y excluidos reciban una voz de esperanza.

 

PASCUA= PALABRA, VIDA Y COMUNIDAD

 

En medio de nuestras dificultades siempre hay un camino de  esperanza porque Él vive y nos ama. Que en fe podamos vivir con Jesús una verdadera  Pascua de resurrección.

 

Oro por ustedes,  Bendiciones

 

Roberto Zamudio 

 

 

ORACIÓN AL COMENZAR EL DÍA

 

Buenos días Señor. Gracias porque una y otra vez nos dices que nos amas, nos lo has revelado a través del kerigma. Nos mostraste con tus manos extendidas en la cruz, el cumplimiento de la promesa de salvación, con tu resurrección que hoy nos permite vivir una nueva Pascua, en alegría y gozo al revivir este hermoso misterio, donde lo que más querías era hacer visible, tangible y posible tu amor, para que todos los seres humanos fuéramos liberados y llegáramos al conocimiento de la verdad. Oh Señor cuánto necesitamos en el mundo entero vivir contigo, se acabaría tanta maldad, desunión, egoísmo y destrucción.

Ayúdanos por favor en este día a comprender y estar más pegaditos a ti, sentir tu abrazo y cubrimiento porque nos amas más que una madre a sus hijos, a tal punto que entregaste a tu Hijo para demostrarlo. Que nuestro corazón se entregue a ti por completo a tal punto que se note hoy con nuestros sentimientos, pensamientos, palabras y acciones, que caminamos contigo.

Necesitamos estar orantes por todas las situaciones que vivimos y por las que los que están apartados de ti, viven. Gracias Señor por amarnos, enseñarnos a amarte y a ser verdaderamente libres caminando y actuando bajo tu ejemplo y tus preceptos, cada día de nuestra existencia. Amén

 

ORACIÓN AL FINALIZAR EL DÍA

 

Buenas noches Señor, en este momento nos cubrimos con tu presencia, dándote gracias por lo vivido hoy y destinando un espacio para retomar tu Palabra y reflexionar. Ayúdanos a hacer una evaluación de lo que aconteció hoy en nuestra vida, en el país y en el mundo. Ayúdanos a desatar todo aquello que no nos deja recibir integralmente la liberación por la que moriste en la cruz y resucitaste. Sí Señor, tenemos un camino de esperanza en medio de la oscuridad en que parece estar sumida la existencia humana, porque somos privilegiados al tenerte a ti, porque aunque no se terminen los problemas, nos sabemos cubiertos y guiados por ti y depende de nuestra comunión contigo y tu Palabra si queremos afrontarlos con paz y sabiduría, seguros(as) que actuarás en el momento en que tú lo dispongas.

Que esta oscuridad sea signo de tu luz que irrumpe en quienes, enceguecidos(as), permanecen encadenados(as) en estilos de vida que en nada tienen que ver con la que nos indicas para vivir como tú quieres  en orden, justicia y amor, sino que dañan y destruyen lo más sagrado que has creado, al ser humano y la madre naturaleza.

Te pedimos que tu bendición nos acompañe esta noche y nos regales un bello amanecer. Amén

 

PROMESA BÍBLICA DEL MES

 

“Jesús el Crucificado, ha resucitado”  Marcos 16,6 

 

 

        

       

CUMPLEAÑOS DE ABRIL

 

1. Martha Cecilia Ochoa

8. Claudia Torres

9. Santiago Castaño

28. Ana Rita Reina y Claudia Patricia Herrera

30. Julia Leyva

Jueves 01 de Abril de 2021

 

JUEVES SANTO

 

 El Jueves Santo, primer día del triduo sacro, marca una celebración capital dentro de todo el año litúrgico, celebración solemne y grandiosa, enmarcada en el contexto dramático de la proximidad de la pasión y muerte del Señor. Es el día cumbre de la despedida y del amor extremo hecho servicio humilde y generoso.

Muchas son las dimensiones que se suman en un día como éste. Veamos las principales.

-Día del amor fraterno. Hoy resuena en la comunidad el mandamiento nuevo, mandamiento del amor, del amor "como yo los he amado". "Los amó hasta el extremo", hasta lo inimaginable, hasta hacerse siervo y esclavo en un tipo de servicio considerado humillante y propio de esclavos (lavar los pies). "Les he dado ejemplo". "Ustedes también deben lavarse los pies unos a otros". Se trata de una proclamación del mandamiento del amor hecha no con palabras sino con el signo práctico -que entra por los ojos- del servicio. Amar es servir. Ama quien sirve. Obras son amores.

-Institución de la Eucaristía. El lavatorio de los pies hace en el evangelio de Juan el papel que la "institución de la Eucaristía" cumple en los otros tres evangelios. Para Juan, en algún sentido, "es lo mismo". La Eucaristía expresa y constituye el sacramento del amor, también de una manera "visible" (como corresponde a todo sacramento, que es un "signo sensible"). Jesús "parte y reparte" el pan y el vino, y dice: "hagan esto en memoria mía", o sea; para recordarme (para guardar mi memoria) hagan esto; o también: partir y repartir su propia existencia será la forma de seguirme que mejor dé testimonio y haga memoria de mí. "Celebrar" la Eucaristía, la fracción del pan, será siempre mucho más que "oír misa": "cada vez que comemos de este pan... anunciamos la muerte del Señor hasta que venga".

-Institución del sacerdocio. Tradicionalmente se ubica en este día. Es claro que Jesús no instituyó "sacerdotes". De hecho el Nuevo Testamento no utiliza esa palabra más que aplicada a Jesús y al Pueblo de Dios como conjunto, nunca la aplica a cristianos individuales; sólo a partir del siglo IV se introduciría esa palabra en el vocabulario cristiano. Lo que Jesús dejó fueron discípulos y apóstoles. El "clero", en cuanto tal, es decir, en cuanto casta o sector aparte diferenciado por un estatus superior privilegiado... es claramente ajeno (y hasta contrario) al Evangelio. Lo que se apoya en Jesús es un ministerio ordenado de servicio a la comunidad cristiana, que reproduce y da continuidad a su presencia en medio de la comunidad.

 

“EL SIGNO DEL AMOR SIN LÍMITES”

 

 PRIMERA LECTURA

ÉXODO 12,1-8.11-14

 “Prescripciones sobre la cena pascual”

  En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto: "Este mes será para vosotros el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la asamblea de Israel: "El diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino de casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo. Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito. Lo guardaréis hasta el día catorce del mes, y toda la asamblea de Israel lo matará al atardecer. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo hayáis comido.

 

Esa noche comeréis la carne, asada a fuego, comeréis panes sin fermentar y verduras amargas. Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el paso del Señor. Esta noche pasaré por todo el país de Egipto, dando muerte a todos sus primogénitos, de hombres y de animales; y haré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. La sangre será vuestra señal en las casas donde estéis: cuando vea la sangre, pasaré de largo; no os tocará la plaga exterminadora, cuando yo pase hiriendo a Egipto. Este día será para vosotros memorable, en él celebraréis la fiesta del Señor, ley perpetua para todas las generaciones." Palabra de Dios.

 

REFLEXIÓN

Esta lectura nos habla sobre las tradiciones centrales de la fe judía. Al parecer, la pascua fue originalmente una fiesta de pastores celebrada en primavera: en ella se ofrecían a Dios los primeros corderillos del rebaño. Posteriormente (fusión de las dos culturas) se añadió a ella la fiesta de los agricultores, en la que éstos también ofrecían sus primeros frutos. Pero la pascua recibe su sentido más profundo y definitivo cuando se empieza a relacionar con la salida de los hebreos de Egipto. Entonces se convierte en la fiesta de la liberación.

Esto comenzó así un año en que los egipcios no permitieron a los hebreos salir de sus dominios a celebrar la fiesta y fue cuando Dios dio instrucciones a Moisés para que la comunidad realizara el sacrificio de pascua: al atardecer se matará un cordero o un cabrito de un año, macho y sin defecto, se rociará con su sangre las jambas y el dintel de la puerta de sus casas; de noche se comerá la cena de la liberación: cordero y pan ácimo (los pies descalzos, ceñida la cintura y un bastón en la mano, en plan de marcha desde aquella tierra de esclavitud hacia otro país de libertad).  Más tarde, el Señor que herirá de muerte a los  primogénitos de los egipcios, pasará de largo o saltará las puertas de los hebreos marcadas con la sangre del cordero. De ahí que al menos en este contexto, pascua signifique paso, pasar de largo, saltarse. Siempre, en adelante, se celebrará la pascua, año tras año, y cuando los hebreos, israelitas y judíos sean un pueblo asentado en su propia tierra, la que Dios les había prometido, acudirán a Jerusalén a celebrar la pascua y  las  familias se reunirán a comer el cordero y el pan ácimo.

 

SALMO RESPONSORIAL: 115

R. / El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo.

 

¿Como pagaré al Señor

todo el bien que me ha hecho?

Alzaré la copa de la salvación,

invocando su nombre. R.

 

Mucho le cuesta al Señor

la muerte de sus fieles.

Señor, yo soy tu siervo,

hijo de tu esclava;

rompiste mis cadenas. R.

 

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,

invocando tu nombre, Señor.

Cumpliré al Señor mis votos

en presencia de todo el pueblo. R.

 

OREMOS CON EL SALMO

Alguien que ha experimentado la protección divina en una grave aflicción  da gracias al Señor por su bondad y proclama ante la comunidad los beneficios recibidos de Dios. Nuestra Eucaristía es la acción de gracias de la iglesia por los beneficios recibidos mediante Cristo y así repite con el salmista. “Alzaré la copa de la salvación invocando su nombre”.


SEGUNDA LECTURA

1CORINTIOS 11,23-26 

Cada vez que coméis y bebéis, proclamáis la muerte del Señor

 Hermanos: Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: "Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía." Lo mismo hizo con él cáliz, después de cenar, diciendo: "Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía." Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.  Palabra del Señor.

 REFLEXIÓN

Encontramos aquí el testimonio más antiguo de la celebración eucarística. Pablo transmite la tradición que él recibió de los discípulos de Jesús, al mismo tiempo que muestra que la eucaristía no es una celebración que recuerda un hecho pasado, sino que está abierta al futuro, a todos los tiempos, porque en ella anunciamos la muerte del Señor, la obra salvadora de Dios que ofrece a todos, en todas las épocas. La Pascua judía tiene para los cristianos un nuevo sentido; como el texto del éxodo narraba la celebración litúrgica judía, Pablo muestra la celebración litúrgica cristiana como una nueva pascua, con el anuncio de la liberación bajo el signo de la sangre que ahora se ha transformado en pan y vino.

Pablo dirige su atención sobre todo a la asamblea y muestra como una celebración indigna de la Eucaristía desemboca en el menosprecio del Cuerpo de Cristo constituido por la asamblea y cómo ésta es el símbolo de la reunión de todos los hombres y mujeres en el reino y en el Cuerpo de Cristo. Una comunidad dividida por el odio y el desprecio a los demás no puede dar testimonio de esa unión, es más bien un escándalo.

 

LECTURA DEL EVANGELIO

JUAN 13,1-15

 

“Los amó hasta el extremo”

 

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: "Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?" Jesús le replicó: "Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde." Pedro le dijo: "No me lavarás los pies jamás." Jesús le contestó: "Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo." Simón Pedro le dijo: "Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza." Jesús le dijo: "Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos." Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: "No todos estáis limpios."

Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: "¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis." Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

 

Todo el ministerio de Jesús fue una permanente entrega al pueblo pobre. Los enfermos, endemoniados y marginados recibieron de Jesús una mano amiga. Compartieron su mesa y fueron proclamados dichosos. Hasta el final de su existencia, Jesús entrega todo lo que es, todo lo que sabe, todo lo que tiene. Ahora, se prepara para entregar definitivamente su existencia. Jesús entrega todo, hasta el límite. Jesús era visto como el símbolo de la humildad: un rey vestido de pobreza. Como conocía perfectamente la situación de su pueblo insistió constantemente en la urgencia de apoyar a quienes carecían de lo mínimo para vivir: "Pues tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber; estuve sin ropa y ustedes me vistieron; enfermo y me visitaron" (Mt 25, 35-36). En cada ser humano empobrecido, sin techo, sin ropa y enfermo Jesús nos dejó su indeleble imagen.

Jesús se impone a la dureza de lo inevitable. El conocía perfectamente la suerte de los profetas que le precedieron. Juan Bautista fue asesinado por veleidades de la reina en la corte de Herodes. Otros muchos murieron por reivindicaciones menores. La muerte que los gobernantes infligían a los profetas buscaba el escarnio del pueblo. Intentaban silenciar la voz de Dios. En medio de esa situación, Jesús encuentra el momento propicio para demostrar que la entrega por la causa del reino comienza y termina en los pequeños y cotidianos gestos de entrega, perdón y generosidad.

Jesús realiza con gusto y convicción una actividad reservada para los sirvientes: toma los pies encallecidos de sus discípulos y los lava y limpia uno a uno. Los callos de la incertidumbre que se formaron camino a Jerusalén son objeto de su caricia. La mano que sirve, la mano que acaricia, es la misma mano que esta dispuesta a dejarse traspasar por la injusticia para reclamar justicia. Jesús no comienza su testimonio extendiendo sus brazos en la cruz. Sus brazos y sus manos ya han anticipado la autenticidad de su testimonio. Su mano ya se ha extendido hacia el enfermo para rescatarlo de la postración; su mano ha auxiliado al indigente y lo ha ayudado a reencontrar su dignidad; su mano ha rescatado de la muerte y ha otorgado nuevamente la vida.

Pero el servicio, la ayuda desinteresada y la generosidad no son una respuesta fácil y evidente. Requieren un camino largo y decidido, forjado a partir de los gestos cotidianos.

A veces pensamos que es fácil dejarse ayudar por los otros, pero la realidad es diferente. La mayoría de nosotros no aceptamos que los demás nos sirvan, especialmente si pensamos que las personas que consideramos más importantes para nosotros se ponen a nuestro servicio.  Esta es la historia de Pedro, uno de los apóstoles que queriendo hacer más, hizo menos. Estaba dispuesto a entregar su vida por Jesús y por el evangelio, sin embargo, no comprendía las intenciones de Jesús y no aceptaba su mensaje.

Para Pedro, el Maestro era el jefe y el discípulo un simple subalterno. Jesús, como siempre, los sorprende con una terrible novedad: el Maestro es el servidor de todos y el discípulo es digno de las mayores atenciones. La única manera de reinar es el servicio. De otro modo, el cristianismo lo único que hace es multiplicar al infinito la eterna desigualdad de cualquier institución. Lavarle los pies al compañero de jornada significa compartir sus dificultades, comprender sus limitaciones, aceptar su oferta. Lavar los pies a los amigos implica un contacto inmediato con una parte del cuerpo que está sumergida en el barro de la existencia cotidiana, en las sandalias que los acompañan al trabajo, en los callos y asperezas de la vida ordinaria. Este gesto tan singular y sorprendente no es fácil de entender ni es fácil de aceptar.

Lavar los pies significa inclinarse delante del otro, aceptar que el servicio es la única entrega. Los discípulos se habían preparado para predicar, para enseñar, para expulsar demonios; labores arduas y complicadas que exigían mucha preparación y dedicación. Sin embargo, no estaban preparados para asumir una tarea humilde, la misma que realizan los empleados de las casas más pudientes, porque esta tarea implicaba postrarse, entrar en contacto con la tierra, el barro y la suciedad. Sobre todo, los discípulos no estaban dispuestos a dejarse servir y ayudar de los otros, especialmente en los oficios humildes. Los discípulos deberán pasar por muchas dificultades y peripecias antes de comprender lo que significa prestar un servicio generoso y desinteresado sin hacer alarde de humildad, y de dejarse servir por los demás sin menospreciar el servicio ajeno

 

ORACIÓN

Señor tu nos amas hasta el extremo, más allá de lo imaginado, por eso has logrado rescatarnos, liberarnos para volver a encontrarnos con el Padre, queremos seguirte y ser tus verdaderos discípulos, ayúdanos a entender y vivir nuestra vida  en humildad y en servicio a los demás. Te necesitamos y te amamos, gracias por abajarte a nosotros(as), que podamos hacerlo también con todos los que nos rodean, especialmente los más necesitados. Oramos, damos gracias y bendecimos la vida de Marta Ochoa en su cumpleaños. Amén.

 

 “La señal de quien sigue a Jesús en verdad, es el amor mutuo que se expresa con acciones concretasen favor de los demás”

Viernes 02 de Abril de 2021

 Viernes Santo

 

“TOMÓ SOBRE SÍ LAS CULPAS DE TODA LA HUMANIDAD”

 

En este día, marcado por el dolor más grande, la primera frase que escucharemos un grito de esperanza: "Mi siervo tendrá éxito, crecerá y llegará muy alto....". Todo lo que sigue es espantoso en la visión de Isaías y más terrible aún en el drama del calvario. Pero ese sufrimiento inmenso no puede, no debe callar el primer enunciado: "tendrá éxito". Ése, el Cristo de la cruz, herido; el Señor insultado y escarnecido; el Rey de burlas y de blasfemias, ése, precisamente ese, "tendrá éxito".

 

PRIMERA LECTURA

ISAÍAS 52,13-53,12

 

Él fue traspasado por nuestras rebeliones

 

Mirad, mi siervo tendrá éxito, subirá y crecerá mucho. Como muchos se espantaron de él, porque desfigurado no parecía hombre, ni tenía aspecto humano, así asombrará a muchos pueblos, ante él los reyes cerrarán la boca, al ver algo inenarrable y contemplar algo inaudito. ¿Quien creyó nuestro anuncio?, ¿a quién se reveló el brazo del Señor? Creció en su presencia como brote, como raíz en tierra árida, sin figura, sin belleza. Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado de los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros, despreciado y desestimado. Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado; pero él fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Nuestro castigo saludable cayó sobre él, sus cicatrices nos curaron. Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino; y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes. Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca; como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca. Sin defensa, sin justicia, se lo llevaron, ¿quién meditó en su destino? Lo arrancaron de la tierra de los vivos, por los pecados de mi pueblo lo hirieron. Le dieron sepultura con los malvados, y una tumba con los malhechores, aunque no había cometido crímenes ni hubo engaño en su boca.

El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento, y entregar su vida como expiación; verá su descendencia, prolongará sus años, lo que el Señor quiere prosperará por su mano. Por los trabajos de su alma verá la luz, el justo se saciará de conocimiento. Mi siervo justificará a muchos, porque cargó con los crímenes de ellos. Le daré una multitud como parte, y tendrá como despojo una muchedumbre. Porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los pecadores, él tomo el pecado de muchos e intercedió por los pecadores.  Palabra de Dios

 

REFLEXIÓN

Nos encontramos con el cuarto Canto del Siervo. Presenta rasgos parecidos a los de los salmos de lamentaciones, da detalles sobre los sufrimientos del protagonista: desprecio, enfermedad, desfiguración, cárcel, muerte entre malhechores, abatimiento, sepultura deshonrosa, etc.  El profeta afirma insistentemente que el Siervo no sufrió por sus propios pecados, sino a causa y a favor de los demás miembros de su pueblo.  Él  justifica a muchos, es decir, restablece las relaciones justas entre los hombres y Dios.  En efecto, al inicio y al final es Dios quien habla de su Siervo, que “tendrá éxito y subirá y crecerá mucho” porque “cargó sobre él todos nuestros crímenes”, y así, “intercedió por los pecadores”.  Pero en el resto del Cántico  hablan unos “nosotros” que al contemplar todo lo que le ha sucedido al Siervo de Dios, confiesan el propio pecado, por el cual el propio Siervo ha padecido hasta morir.

 

SALMO  RESPONSORIAL: 30

R. / Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu

 

A ti, Señor, me acojo:

no quede yo nunca defraudado;

Tú, que eres justo, ponme a salvo.

A tus manos encomiendo mi espíritu:

Tú, el Dios leal, me librarás. R.

 

Soy la burla de todos mis enemigos,

la irrisión de mis vecinos,

el espanto de mis conocidos;

me ven por la calle, y escapan de mí.

Me han olvidado como a un muerto,

me han desechado como a un cachorro inútil. R.

 

Pero yo confío en ti, Señor,

te digo: "Tú eres mi Dios."

En tu mano están mis azares;

líbrame de los enemigos que me persiguen. R.

 

Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,

sálvame por tu misericordia.

Sed fuertes y valientes de corazón,

los que esperáis en el Señor. R.

 

OREMOS CON EL SALMO

La composición de este salmo permite ver la profundidad de la fe del hombre bíblico, su movimiento siempre termina en Dios, más allá de toda circunstancia. El comienzo es la súplica de un acusado inocente expuesto a la persecución: es un maldito, excluido de la comunidad, y “que produce miedo a sus amigos”, se huye de él como de un espanto. Pero la parte final del salmo es la dulce oración de intimidad de  éste hombre  moribundo que  pesar de lo que está padeciendo, continúa cantando la felicidad de su vida en la intimidad con Dios.      

 

SEGUNDA LECTURA

HEBREOS 4,14-16;5,7-9

 

Aprendió a obedecer  y se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación

 

Hermanos: Mantengamos la confesión de la fe, ya que tenemos un sumo sacerdote grande, que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios. No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado con todo exactamente como nosotros, menos en el pecado. Por eso, acerquémonos con seguridad al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia que nos auxilie oportunamente.  Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado. Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna. Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

El autor de la carta a los Hebreos presenta a Jesús como Sumo Sacerdote, no solamente como el responsable del sacrificio como lo era en el antiguo testamento, sino como el hombre lleno de misericordia, que asumió todos los sufrimientos del ser humano hasta la muerte, de tal manera que se convirtió en el modelo para todos los hombres. Su vida estuvo siempre condicionada a la voluntad del Padre, aún en el sufrimiento. A este sumo sacerdote podemos acercarnos con libertad, sin miedo, porque en su trono abunda la gracia y por su misericordia conseguiremos el apoyo necesario.

Cristo fue llamado por Dios de la misma manera que Aarón y según el orden de Melquisedec, pero ya no para ofrecer el sacrificio y las oblaciones, porque él mismo es la víctima. Es un nuevo tipo de sacerdote que proporciona la salvación a cuantos se aproximan a él y su gran tarea es conducirlos al Padre.

 

LECTURA DEL EVANGELIO

JUAN 18,1-19,42

 

Pasión de N.S. Jesucristo según San Juan

 

C. En aquel tiempo, salió Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el traidor, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Judas entonces, tomando la patrulla y unos guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos, entró allá con faroles, antorchas y armas. Jesús sabiendo todo lo que venia sobre él, se adelanto y les dijo:

+. "¿A quién buscáis?"

C. Le contestaron:

S. "A Jesús, el Nazareno."

C. Les dijo Jesús:

+. "Yo soy."

C. Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al decirles: "Yo soy", retrocedieron y cayeron a tierra. Les preguntó otra vez:

+. "¿A quién buscáis?"

C. Ellos dijeron:

S. "A Jesús, el Nazareno."

C. Jesús contestó:

+. "Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad marchar a éstos."

C. Y así se cumplió lo que había dicho: "No he perdido a ninguno de los que me diste." Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro:

+. "Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Padre, ¿no lo voy a beber?"

* Llevaron a Jesús primero a Anás

C. La patrulla, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero a Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año; era Caifás el que había dado a los judíos este consejo: "Conviene que muera un solo hombre por el pueblo." Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedó fuera a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la portera e hizo entrar a Pedro. La criada que hacía de portera dijo entonces a Pedro:

S. "¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?"

C. Él dijo:

S. "No lo soy."

C. Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentÁndose. El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de la doctrina. Jesús le contesto:

+. "Yo he hablado abiertamente al mundo; yo he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me interrogas a mí? Interroga a los que me han oído, de qué les he hablado. Ellos saben lo que he dicho yo."

C. Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaba allí le dio una bofetada a Jesús, diciendo:

S. "¿Así contestas al sumo sacerdote?"

C. Jesús respondió:

+. "Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?"

C. Entonces Anás lo envió atado a Caifás, sumo sacerdote.

¿No eres tú también de sus discípulos? No lo soy

C. Simón Pedro estaba en pie, calentándose, y le dijeron:

S. "¿No eres tú también de sus discípulos?"

C. Él lo negó, diciendo:

S. "No lo soy."

C. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le cortó la oreja, le dijo:

S. "¿No te he visto yo con él en el huerto?"

C. Pedro volvió a negar, y enseguida canto un gallo.

Mi reino no es de este mundo

C. Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era el amanecer, y ellos no entraron en le pretorio para no incurrir en impureza y poder así comer la Pascua. Salió Pilato afuera, adonde estaban ellos, y dijo:

S. "¿Qué acusación presentáis contra este hombre?"

C. Le contestaron:

S. "Si éste no fuera un malhechor, no te lo entregaríamos."

C. Pilato les dijo:

S. "Lleváoslo vosotros y juzgadlo según vuestra ley."

C. Los judíos le dijeron:

S. "No estamos autorizados para dar muerte a nadie."

C. Y así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir. Entró otra vez Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo:

S. "¿Eres tú el rey de los judíos?"

C. Jesús le contestó:

+. "¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?"

C. Pilato replicó:

S. "¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mi; ¿que has hecho?"

C. Jesús le contestó:

+. "Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí."

C. Pilato le dijo:

S. "Conque, ¿tú eres rey?"

C. Jesús le contestó:

+. "Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz."

C. Pilato le dijo:

S. "Y, ¿qué es la verdad?"

C. Dicho esto, salió otra vez adonde estaban los judíos y les dijo:

S. "Yo no encuentro en él ninguna culpa. Es costumbre entre vosotros que por Pascua ponga a uno en libertad. ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?"

C. Volvieron a gritar:

S. "A ése no, a Barrabás."

C. El tal Barrabás era un bandido.

* ¡Salve, rey de los judíos!

C. Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Y los saldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le echaron por encima un manto color púrpura; y, acercándose a él, le decían:

S. "¡Salve, rey de los judíos!"

C. Y le daban bofetadas. Pilato salió otra vez afuera y les dijo:

S. "Mirad, os lo saco afuera, para que sepáis que no encuentro en él ninguna culpa."

C. Y salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo:

S. "Aquí lo tenéis."

C. Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron:

S. "¡Crucifícalo, crucifícalo!"

C. Pilato les dijo:

S. "Lleváoslo vosotros y crucificadlo, porque yo no encuentro culpa en él."

C. Los judíos le contestaron:

S. "Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir, porque se ha declarado Hijo de Dios."

C. Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más y, entrando otra vez en el pretorio, dijo a Jesús:

S. "¿De donde eres tú?"

C. Pero Jesús no le dio respuesta. Y Pilato le dijo:

S. "¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para crucificarte?"

C. Jesús le contestó:

+. "No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor."

¡Fuera, fuera; crucifícalo!

C. Desde este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban:

S. "Si sueltas a ése, no eres amigo del César. Todo el que se declara rey está contra el César."

C. Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó afuera a Jesús y lo sentó en el tribunal, en el sitio que llaman "el Enlosado" (en hebreo Gábbata). Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo Pilato a los judíos:

S. "Aquí tenéis a vuestro rey."

C. Ellos gritaron:

S. "¡Fuera, fuera; crucifícalo!"

C. Pilato les dijo:

S. "¿A vuestro rey voy a crucificar?"

C. Contestaron los sumos sacerdotes:

S. "No tenemos más rey que al César."

C. Entonces se lo entregó para que lo crucificaran.

Lo crucificaron, y con él a otros dos

C. Tomaron a Jesús, y él, cargando con la cruz, salió al sitio llamado "de la Calavera" (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: "Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos." Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato:

S. "No escribas: "El rey de los judíos", sino: "Éste ha dicho: Soy el rey de los judíos.""

C. Pilato les contestó:

S. "Lo escrito, escrito está."

Se repartieron mis ropas

C. Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba a abajo. Y se dijeron:

S. "No la rasguemos, sino echemos a suerte, a ver a quién le toca."

C. Así se cumplió la Escritura: "Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica". Esto hicieron los soldados.

Ahí tienes a tu hijo. - Ahí tienes a tu madre

C. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:

+. "Mujer, ahí tienes a tu hijo."

C. Luego, dijo al discípulo:

+. "Ahí tienes a tu madre."

C. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.

Está cumplido

C. Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo:

+. "Tengo sed."

C. Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo:

+. "Está cumplido."

C. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.

*Todos se arrodillan, y se hace una pausa

Y al punto salió sangre y agua

C. Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: "No le quebrarán un hueso"; y en otro lugar la Escritura dice: "Mirarán al que atravesaron."

Vendaron todo el cuerpo de Jesús, con los aromas

C. Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo clandestino de Jesús por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y áloe. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo vendaron todo, con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús. Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

 Cada comunidad cristiana conservó un recuerdo particular de Jesús. La comunidad del apóstol Juan mantuvo por más de medio siglo unas palabras de Jesús en la cruz que no aparecen en ningún otro evangelio. Jesús encomienda su madre al discípulo amado. Todas las demás realidades que lo acompañaron durante su actividad misionera habían desaparecido: el grupo de amigos, la comunidad de discípulos, la multitud que lo aclamó a la entrada de Jerusalén... Incluso sus vestidos quedaron en manos de los soldados. Pero, a pesar de haber sido despojado, Jesús todavía tiene algo que dar: entrega a su propia madre para que sea acogida en la casa del discípulo amado y, a la vez, entrega al discípulo amado como un hijo.

El «discípulo amado» es el símbolo de la comunidad cristiana que continuó fiel a Jesús, a pesar del paso del tiempo y no obstante las inclementes persecuciones de que fue objeto. La comunidad cristiana acoge a María como una Madre como parte de la iniciativa de Jesús que quiso dejar una herencia imperecedera y, a la vez, encomienda a los cuidados de la Madre a la frágil y fiel comunidad. Esta mutua entrega es el punto culminante de una actividad misionera que comenzó en Caná de Galilea cuando María le indicó a su Hijo que el vino de la fiesta se había terminado (Jn 2,1-12); luego Jesús mismo se convirtió en el vino nuevo y en el pan de vida (Jn 6,35).

 La cruz, sin embargo, no debe entenderse únicamente como el escenario de la muerte de Jesús. La crucifixión era la máxima pena que imponía el imperio. La cruz era un castigo tan denigrante que no se podía aplicar a quienes fueran ciudadanos romanos. Solamente eran crucificados los enemigos del imperio, los presos políticos y los rebeldes capturados en guerra. Jesús muere al estilo de los sediciosos y revoltosos. Tener algún parentesco, familiaridad o amistad con un condenado a la cruz era causa de rechazo social. El testimonio de Jesús les hizo comprender a los discípulos que el camino de la cruz no era de oprobio y maldición, sino una manera radical de optar por la justicia y la paz. La cruz obligó a los discípulos a cambiar de mentalidad y a ponerse de lado de todos los que así morían. Ellos proponían como salvador de la Humanidad a un hombre que murió proscrito por la ley. Al fin y al cabo, ellos anunciaban al "Dios crucificado".

La presencia de María durante toda la vida de Jesús no es accidental. María participó de la misma suerte de su hijo. El camino al Calvario exigió de ella y de todo el grupo de mujeres que seguían al Nazareno, la máxima resistencia ante el dolor y la humillación. Su presencia es consecuencia de un seguimiento valiente y decidido.

De María de Nazaret no sólo debemos tener una figura idealizada; debemos recuperar la imagen que de ella nos ofrece el evangelio. El Nuevo Testamento nos muestra a María como una mujer que crece en amor y fidelidad al reino de Dios. Su voz se alza como una exigencia de justicia en medio de una situación en la que se ha perdido el sentido del respeto a la vida. Por eso, ella en el Magníficat nos recuerda que Dios está del lado de los humildes y débiles. Dios quiere que toda la humanidad sea libre y crezca en solidaridad. Hoy, María nos invita a comprometernos decididamente con la propuesta de Dios. Ella no dudó en dar una respuesta generosa a la oferta de Dios.

Las realidades cotidianas nos exigen una actitud diferente ante la realidad. No podemos dejarnos envolver únicamente por problemas ínfimos olvidando la situación de nuestra comunidades. Al igual que María debemos estar atentos a la voz que Dios nos dirige en las situaciones que exigen nuestra solidaridad.

 ORACIÓN

Señor ayúdanos como María a llevar un amor semejante al tuyo, que en medio de  nuestra realidad logremos también ofrendar nuestra vida por el bien de otros. Que con el cambio de nuestras actitudes y palabras, podamos ir siendo más radicales en nuestro  servicio, que entendamos el propósito  para el que nos tienes en  este mundo y transformemos las realidades, especialmente las de los más pobres y desvalidos.  Amén 

 

  “Asumir la cruz con actitud cristiana, es no dejarse llevar por la desesperación sino por el ejemplo de Jesús”