sábado, 1 de septiembre de 2018

Lunes 17 de Septiembre de 2018


“BASTA UNA PALABRA”

PRIMERA LECTURA
1CORINTIOS 11, 17-26. 33

“Si os dividís en bandos, os resulta imposible comer la cena del Señor”

Hermanos: Al recomendaros esto, no puedo aprobar que vuestras reuniones causen más daño que provecho. En primer lugar, he oído que cuando se reúne vuestra Iglesia os dividís en bandos; y en parte lo creo, porque hasta partidos tiene que haber entre vosotros, para que se vea quiénes resisten a la prueba.

Así, cuando os reunís en comunidad, os resulta imposible comer la cena del Señor, pues cada uno se adelanta a comerse su propia cena y, mientras uno pasa hambre, el otro está borracho. ¿No tenéis casas donde comer y beber? ¿O tenéis en tan poco a la Iglesia de Dios que humilláis a los pobres? ¿Qué queréis que os diga? ¿Qué os apruebe? En esto no os apruebo. Porque yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: "Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía." Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: "Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía." Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva. Así que, hermanos míos, cuando os reunís para comer, esperaos unos a otros. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Esta  lectura nos deja ver un momento muy importante en la vida de la naciente comunidad cristiana de Corinto. Lo que está de fondo es: ¿qué significa la "Cena del Señor"? ¿Qué implica celebrarla?.No debemos dudar de un punto: fue el mismo apóstol Pablo quien introdujo esta celebración de la "Cena" junto con la predicación del Evangelio y de la fe cristiana en su conjunto. Las palabras de hoy muestran, sin embargo, que esa práctica se había desvirtuado de varias maneras. A nosotros nos sirve mirar qué sucedía en aquella comunidad porque muy probablemente se puede repetir en nuestras asambleas.

Pero antes hay que notar que la celebración de la Cena era un poco distinta en aquella época, si la comparamos con nuestra celebración. Había un compartir de otros alimentos, una especie de encuentro fraterno y luego sí la Cena como tal. Una de las razones por las que la Iglesia desistió de ese modo de celebrar es lo que dice el apóstol: se daban desigualdades y excesos, y no sabe uno qué es peor, si las injusticias entre cristianos o esas faltas de templanza que convertían lo sagrado en ridículo. Las dos cosas las critica el apóstol, y si viniera a nuestras celebraciones  seguramente las podría seguir criticando: comulgan el explotador y el explotado y hasta se dan la paz, una paz que puede resultar pura farsa. De otra parte, comulga gente sin discernir lo que come, o con el corazón helado por la indiferencia o recalentado por los excesos. Pablo es actual y sus palabras nos ayudarán a respetar y amar mejor el memorial del amor más grande.

SALMO RESPONSORIAL: 39
R. / Proclamad la muerte del Señor, hasta que vuelva.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: "Aquí estoy." R.

"-Como está escrito en mi libro-
para hacer tu voluntad."
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas. R.

He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes. R.

Alégrense y gocen contigo
todos los que te buscan;
digan siempre: "Grande es el Señor"
los que desean tu salvación. R.

OREMOS CON EL SALMO
En este Salmo se encuentran reunidos dos poemas de estilo y contenido diversos. El primero es un canto de acción de gracias por la liberación de un peligro grave. El segundo es una súplica para pedir la ayuda divina en un momento de desgracia. La obediencia de Cristo es el sacrificio perfecto que supera los antiguos sacrificios. Él nos muestra la fidelidad y el poder liberador de Dios. 
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 7, 1-10

“Ni en Israel he encontrado tanta fe”

En aquel tiempo, cuando terminó Jesús de hablar a la gente, entró en Cafarnaum. Un centurión tenía enfermo, a punto de morir, a un criado a quien estimaba mucho. Al oír hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos para rogarle que fuera a curar a su criado. Ellos, presentándose a Jesús, le rogaban encarecidamente: "Merece que se lo concedas, porque tiene afecto a nuestro pueblo y nos ha construido la sinagoga". Jesús se fue con ellos. No estaba lejos de la casa, cuando el centurión le envió unos amigos a decirle: "Señor, no te molestes; no soy yo quién para que entres bajo mi techo; por eso tampoco me creí digno de venir personalmente. Dilo de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes, y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; y a mi criado: "Haz esto", y lo hace". Al oír esto, Jesús se admiró de él, y, volviéndose a la gente que lo seguía dijo: "Os digo que ni en Israel he encontrado tanta fe". Y al volver a casa, los enviados encontraron al siervo sano.  Palabra del Señor.


REFLEXIÓN
La fe no es patrimonio de un pueblo. La fe es un dinamismo del Dios de la vida que anida en los corazones del pueblo. El centurión romano se consideraba impuro para que Jesús entrara en su casa, por no pertenecer al pueblo escogido, pero eso no le impide tener fe. Además, no pide nada para sí sino para un sirviente. Podemos asegurar que el verdadero milagro está más en la fe del que en la curación de su sirviente. Y Jesús queda admirado de esa fe, que es superior a la fe de la gente de Israel. Jesús, es un Jesús ecuménico. La fe desencadena el milagro y no la pertenencia a un pueblo. Esa apertura de Jesús hacia las otras culturas sigue siendo un desafío todavía para las iglesias cristianas. Urge un diálogo de religiones en un mundo como el nuestro lleno de conflictos con motivaciones religiosas. Sin ese diálogo de religiones no habrá paz mundial. Jesús nos enseña que lo que vale ante Dios es la vida de las víctimas, de los pobres, de los enfermos.

ORACIÓN
Señor tu sabes que somos imperfectos, dudamos, somos débiles, vacilamos ante las circunstancias por eso te pedimos ayúdanos,  fortalécenos para  tener una  fe plena y firme en ti como la que nos muestra hoy en el evangelio el centurión, que entendamos y creamos que solo una palabra tuya bastará para sanarnos. Amén 


“Dios nos habla siempre, y para escuchar su voz necesitamos de fe profunda y convencida”

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