“EL MESÍAS PROMETIDO PASA
POR LA PRUEBA DEL SUFRIMIENTO Y LA CRUZ”
PRIMERA
LECTURA
ISAÍAS 50,
5-9A
“Ofrecí la
espalda a los que me apaleaban”
El
Señor me abrió el oído; yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los
que me aplastaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el
rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los
ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado. Tengo
cerca a mi defensor, ¿quién pleiteará contra mí? Comparezcamos juntos. ¿Quién
tiene algo contra mí? Que se me acerque. Mirad, el Señor me ayuda, ¿quién me
condenará? Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
El
profeta Isaías nos enseña que el camino de la justicia, de la misericordia y la
solidaridad no es un idílico sendero tapizado de rosas. La persona que opta por
la verdad y la equidad debe prepararse al rechazo más rotundo e, incluso, a una
muerte ignominiosa. Esto puede sonar un poco «patético», sin embargo, basta
también leer cualquier página del evangelio para verificar que ésta es la
realidad de Jesús, su opción y su camino.
SALMO
RESPONSORIAL: 114
R. / Caminaré
en presencia del Señor en el país de la vida.
Amo al
Señor, porque escucha
mi voz
suplicante,
porque
inclina su oído hacia mí
el día que
lo invoco. R.
Me
envolvían redes de muerte,
me
alcanzaron los lazos del abismo,
caí en
tristeza y angustia.
Invoqué el
nombre el Señor,
"Señor,
salva mi vida." R.
El Señor es
benigno y justo,
nuestro
Dios es compasivo;
el Señor
guarda a los sencillos:
estando yo
sin fuerzas, me salvó R.
Arrancó mi
alma de la muerte,
mis ojos de
las lágrimas,
mis
pies de la caída.
Caminaré
en presencia del Señor
en
el país de la vida. R.
OREMOS CON EL SALMO
Este
Salmo expresa la profesión de fe en el verdadero Dios e invocación implorando
las bendiciones de Dios sobre el pueblo. Es necesario proclamar nuestra fe en
el verdadero Dios frente a los ídolos modernos (la riqueza, el poder, el
placer, la fama…). En la persona de Cristo Dios nos ha bendecido con toda clase
de bienes espirituales.
SEGUNDA
LECTURA
SANTIAGO
2, 14-18
“La
fe, si no tiene obras, está muerta”
¿De
qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Es
que esa fe lo podrá salvar? Supongamos que un hermano o una hermana andan sin
ropa y faltos de alimento diario, y que uno de vosotros les dice: "Dios os
ampare; abrigaos y llenaos el estómago", y no le dais lo necesario para el
cuerpo; ¿de que sirve? Esto pasa con la fe: si no tiene obras, por sí sola está
muerta. Alguno dirá: "Tú tienes fe, y yo tengo obras. Enséñame tu fe sin
obras, y yo, por las obras, te probaré mi fe." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Cuando los cristianos se
propusieron la transformación del mundo esclavista, inhumano y violento que
había impuesto el imperio romano, no comenzaron su labor apelando al hambre de
la gente, ni a sus deseos de «acabar con los opresores romanos», sino que
apelaron a la conciencia. En efecto, los discursos que prometen remediar el
hambre, sólo son efectivos en la medida en que la carencia, la desprotección y
el abandono son vistos como injusticias. De lo contrario, no pasan de ser una
búsqueda de satisfacciones inmediatas y poco duraderas. Lo mismo ocurre con el
deseo de derrocar a los poderosos del imperio y colocar allí a la gente del
pueblo. Al poco tiempo, los líderes se llenan de ambiciones y se convierten en
tiranos implacables. La única alternativa que queda y de la cual nos habla la
carta de Santiago, es la frágil dignidad humana. Si la comunidad no está
dispuesta a transformar en su interior toda esa realidad de muerte, miseria y
marginación, es inútil que se proponga transformarla afuera. La solidaridad de
la comunidad no sólo es un camino para remediar la injusticia en «pequeña
escala», es una alternativa de vida. La solidaridad de una comunidad nos
permite descubrir que «otro mundo es posible» y que el destino no está atado a
la destrucción y la barbarie. La fe cristiana no es tal si se contenta con
mirar, desde la barrera, el panorama en el que mueren tantas personas
inocentes.
LECTURA DEL
EVANGELIO
MARCOS 8,
27-35
“Tú eres el
Mesías. . . El Hijo del hombre tiene que padecer mucho”
En
aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de
Felipe; por el camino, preguntó a sus discípulos: "¿Quién dice la gente
que soy yo?" Ellos le contestaron: "Unos, Juan Bautista; otros,
Elías; y otros, uno de los profetas." Él les preguntó: "Y vosotros,
¿quién decís que soy?" Pedro le contestó: "Tú eres el Mesías."
Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y empezó a instruirlos:
"El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los
ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres
días." Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó
aparte y se puso a increparlo. Jesús se volvió y, de cara a los discípulos,
increpó a Pedro: "¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los
hombres, no como Dios!" Después llamó a la gente y a sus discípulos, y les
dijo: "El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue
con su cruz y me siga. Mirad, el que quiera salvar su vida la perderá; pero el
que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
El
camino a Jerusalén estaba plagado de dificultades, incertidumbres y
ambigüedades. Una de ellas, era la incapacidad del grupo de discípulos para
reconocer la identidad de Jesús. Aunque él había demostrado a lo largo del
camino que su interés no era el poder, en todas sus variedades, sino el
servicio, en todas sus posibilidades, sin embargo, los seguidores se empeñaban
en hacerse una imagen triunfalista de su Maestro. Jesús, entonces, debe
recurrir a duras palabras para poner en evidencia la falta de visión de quienes
lo seguían. Pedro, Juan y Santiago, líderes del grupo de Galilea, siguen
aferrados a la ideología del caudillo nacionalista o del místico líder
religioso y no descubren en Jesús al «siervo sufriente» que anunció el profeta
Isaías. Este episodio marca el centro del evangelio de Marcos y es el punto de
quiebre en el cual el camino de Jesús sorprende a sus seguidores. Ninguno está
de acuerdo con él, aunque él esté realizando la voluntad del Padre. En medio de
esta crisis del grupo de discípulos, Jesús decide continuar el camino y tratar
de enderezar la mentalidad de sus discípulos, torcida por las ideologías
sectarias y triunfalistas. El anuncio que Jesús hace de las dificultades que
van a venir, la «Pasión», la «Cruz», debe ser tomada siempre como una
consecuencia inevitable, no como algo buscado... Jesús no buscó la Cruz, ni
debemos buscarla nosotros, era una realidad inevitable. Preguntémonos hoy
también nosotros ¿Quién es Jesús para nosotros? ¿ Y qué significa para nuestra
vida?
ORACIÓN
Qué
hermoso y maravilloso eres Señor, se
cumplen las profecías de un ser increíble
como Tú, quien al pasar por el dolor, la exclusión, la traición y la
violencia, se mantuvo firme como una roca, porque sabía que su Padre no lo
dejaría ni le abandonaría nunca, sino que le sostendría en el duro paso por la
cruz. Por eso hoy estás vivo en nuestros
corazones y queremos mantenernos fieles a Ti y pedirte que camines con nosotros
hasta el final. Amén
“Conocer a
Dios es hacer posible la vida en abundancia”
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