“¡OJALÁ
TODO EL PUEBLO FUERA PROFETA!”
PRIMERA
LECTURA
NÚMEROS
11, 25-29
“¿Estás
celoso de mí? ¡Ojalá todo el pueblo fuera profeta!”
En
aquellos días, el Señor bajó en la nube, habló con Moisés y, apartando algo del
espíritu que poseía, se lo pasó a los setenta ancianos. Al posarse sobre ellos
el espíritu, se pusieron a profetizar enseguida. Habían quedado en el
campamento dos del grupo, llamados Eldad y Medad. Aunque estaban en la lista,
no habían acudido a la tienda. Pero el espíritu se posó sobre ellos, y se
pusieron a profetizar en el campamento. Un muchacho corrió a contárselo a
Moisés: "Eldad y Medad están profetizando en el campamento." Josué,
hijo de Nun, ayudante de Moisés desde joven, intervino: "Señor mío,
Moisés, prohíbeselo." Moisés le respondió: "¿Estás celoso de
mí?"?¡Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta y recibiera el espíritu
del Señor!". Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
La primera lectura, nos presenta
el relato del «reparto» del espíritu de Moisés, entre setenta miembros del
pueblo. La intención es que Moisés no tenga que llevar la carga solo. Con esta
decisión de Yavé, la responsabilidad queda repartida: cada uno de quienes han
recibido parte del espíritu que estaba en Moisés debería ser profeta en el
pueblo. Ahora bien, tendríamos que atenernos al contexto para intuir qué
características implicaba la tarea de estos personajes.
El espíritu que se dona a todas
estas personas viene a ser, entonces, profético; es decir, está en función de
profetizar. Hay que asumir que esta actividad profética está orientada a ayudar
al pueblo a tomar más y más conciencia del plan de Dios con ellos, a entender
lo que hay realmente detrás: Egipto y su abundancia de comida pero con su
esclavitud que es lo contrario al plan divino, y lo que está por delante: un
desierto inevitable, desafiante, mortal, pero al fin y al cabo, un medio que es
necesario asumir para poder llegar a la tierra de la libertad, tierra de promisión.
A cualquier persona del pueblo que, entendiendo las cosas así, enseñara a sus
hermanos en este sentido había que verlo como profeta «autorizado» no porque
hubiera estado necesariamente en la tienda del encuentro, sino por estar en
comunión con el ideal de Yavé.
Ese parece ser el caso de Eldad y Medad. Ellos
no estuvieron en el momento del reparto del espíritu y sin embargo estaban
profetizando. Viene la reacción de Josué, el mismo que más tarde se encargará
de guiar a su pueblo en los trabajos de conquista y ocupación de la tierra
prometida. Josué no entiende todavía que todo el que influya de manera positiva
en la conciencia del ser hermano, debe ser considerado profeta, y por eso
aconseja a Moisés que lo prohíba (v. 28). Por su parte, Moisés ha captado muy
bien que en el trabajo de liberación del pueblo, todos y todas tienen una gran
tarea, y responde a Josué con palabras aparentemente duras, pero que en
definitiva buscan también abrir la conciencia de su ayudante: «ojalá todo el
pueblo fuera profeta» (v. 29); ojalá cada uno asumiera con verdadero empeño la
tarea de concientizarse y concientizar a su semejante, a su prójimo, ¿no es eso
justamente lo que Dios quiere y espera? A Josué pues, no le preocupaba mucho la
necesidad de que cada miembro del pueblo tuviera una conciencia bien formada
para continuar hacia adelante por el desierto; le preocupaba más defender lo
«oficial», lo «autorizado» por Dios en la tienda del encuentro, es decir lo
«instituido», la defensa de «los derechos de Dios».
SALMO
RESPONSORIAL: 18
R.
/ Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.
La
ley del Señor es perfecta
y
es descanso del alma;
el
precepto del Señor es fiel
e
instruye al ignorante. R.
La
voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los
mandamientos del Señor son verdaderos
y
enteramente justos. R.
Aunque
tu siervo vigila
para
guardarlos con cuidado,
¿quién
conoce sus faltas?
Absuélveme
de lo que se me oculta. R.
Preserva
a tu siervo de la arrogancia,
para
que no me domine:
así
quedaré libre e inocente
del
gran pecado. R
OREMOS
CON EL SALMO
En este salmo
encontramos tres principios bíblicos definidos acerca de las manifestaciones de
Dios. En primer lugar, que la creación nos muestra la gloria de Dios; en
segundo lugar, que su Palabra nos muestra su gracia y en tercer lugar que su
comunicación con el ser humano nos muestra su misericordia.
SEGUNDA LECTURA
SANTIAGO
5, 1-6
“Vuestra riqueza está corrompida.”
Ahora, vosotros, los ricos,
llorad y lamentaos por las desgracias que os han tocado. Vuestra riqueza está
corrompida y vuestros vestidos están apolillados. Vuestro oro y vuestra plata
están herrumbrados, y esa herrumbre será un testimonio contra vosotros y
devorará vuestra carne como el fuego. ¡Habéis amontonado riqueza, precisamente
ahora, en el tiempo final! El jornal defraudado a los obreros que han cosechado
vuestros campos está clamando contra vosotros; y los gritos de los segadores
han llegado hasta el oído del Señor de los ejércitos. Habéis vivido en este
mundo con lujo y entregados al placer. Os habéis cebado para el día de la matanza.
Condenasteis y matasteis al justo; él no os resiste. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
En esta segunda lectura el
apóstol Santiago dice palabras duras contra los ricos, que no han hecho más que
amontonar bienes al precio de la injusticia, deshonestidad, defraudando los
salarios, viviendo de lujos y placer, acumulando riquezas. El apóstol mira las
riquezas acumuladas ahora corrompidas, buenas para nada, testigos mudos pero convincentes de la injusticia contra los
pobres. Fuerte llamado para la comunidad creyente que debe practicar la
justicia y la solidaridad, aún cuando esto implique privaciones; su meta
evangélica es vivir no para acumular bienes, sino para ejercer el compartir solidario
y la caridad humana. La carta de Santiago nos puede desconcertar con su claro
rechazo de la riqueza vista como injusta apropiación del trabajo ajeno por
medio de la retención de salarios equitativos y justos para todos. Mientras
muchos grupos consideraban la riqueza como una bendición en sí misma, el
cristianismo consideraba injusta toda forma de enriquecimiento ilícito. Al
compararlas con polillas, y moho, la coloca al nivel de una maldición.Para
contrarrestar esta tendencia humana, vista como una bendición en la mayor parte
de las sociedades y aún en el pensamiento de ciertas espiritualidades y credos
religiosos, aparece la voz incorruptible de legisladores y profetas, que debía mantener al pueblo en
guardia contra todos los modos encubiertos de imponer el enriquecimiento como
un modelo ideal de vida.
LECTURA
DEL EVANGELIO
MARCOS
9, 38-43. 45. 47-48
“El
que no está contra nosotros está a favor nuestro. Si tu mano te hace caer,
córtatela”
En
aquel tiempo, dijo Juan a Jesús: "Maestro, hemos visto a uno que echaba
demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los
nuestros." Jesús respondió: "No se lo impidáis, porque uno que hace
milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra
nosotros está a favor nuestro. Y, además, el que os dé a beber un vaso de agua,
porque seguís al Mesías, os aseguro que no se quedará sin recompensa. El que
escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le
encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te
hace caer, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos
manos al infierno, al fuego que no se apaga. Y, si tu pie te hace caer,
córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies
al infierno. Y, si tu ojo te hace caer, sácatelo: más te vale entrar tuerto en
el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos la infierno, donde el gusano
no muere y el fuego no se apaga."
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Nos
presenta el evangelio de Marcos para este domingo, una situación semejante a la
primera lectura con los discípulos de Jesús. Apenas transmitida por Jesús la
lección sobre quién es el mayor, se produce un incidente que tiene que ver con
la exclusividad de los miembros del grupo seguidor de Jesús. Juan le cuenta a
Jesús que le han impedido a un hombre expulsar demonios en su nombre porque no
se trataba de uno de los miembros del grupo. No hay una pregunta, cómo hacer en
casos semejantes, qué posición asumir, etc. La respuesta de Jesús es sabia,
«nadie que obre un milagro en mi nombre puede después hablar mal de mí», y «el
que no está contra nosotros, está con nosotros». En la tarea de construcción
del reino nadie tiene la exclusiva. Tal vez los discípulos no tenían claro o no
recordaban que su pertenencia al grupo de Jesús fue un don de pura gratuidad;
ninguno de ellos presentó ante Jesús un concurso de méritos para ser elegido;
fue Jesús quien se presentó ante ellos, se les atravesó a cada uno por su camino
y los llamó, aun a sabiendas de que no eran ni los mejores ni lo más
representativo de su sociedad. En ese sentido también otros y otras pueden
seguir siendo llamados. En cada hombre y en cada mujer Dios ha sembrado las
semillas del bien; cómo y cuándo esas semillas comienzan a germinar y dar
frutos, eso es decisión de cada uno. A veces nos parecemos a Juan y al resto de
discípulos, nos ponemos celosos de quienes sin pertenecer a la institución
hacen obras mejores que las nuestras. Y sale inevitablemente la frase: «pero
ése o ésa es de tal o cual religión, o de tal o cual grupo...». Anteponemos a
la vocación universal de hacer el bien y a la práctica del amor, unos intereses
mezquinos y unos criterios de autoridad y de exclusividad absolutamente
rechazados por Jesús.
Si
logramos tomar conciencia de que Dios es más grande que un grupo o una
institución y que en ningún momento nuestra vocación es la de defender unos
supuestos derechos de Dios, sino simplemente servir, ponernos en función de
construir el Reino con y desde las múltiples posibilidades que ello implica
dada la insondable riqueza del mismo espíritu, entonces jamás se nos ocurrirá
pensar si éste o aquél es o no es «de los nuestros», sino mejor... ¡como
cooperar más y mejor con aquél o aquélla que tan bien están luchando por
construir aquí el Reino!
ORACIÓN
Señor ayúdanos a cambiar desde
dentro para buscar siempre el bien de los tuyos, a través de tu Espíritu que
nos es dado para desarrollar el sentido de la comunidad que se organiza y
recibe el don de hacerse servidora a través de las funciones de cada miembro en
pro de la propagación del proyecto de Dios en personas, familias, comunidades,
naciones y sociedades. Amén
“Para construir la
civilización del amor, nuestras palabras y actos deben dar razón de la
esperanza y la fe en Dios”
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