“JESÚS ES LA NOVEDAD DE
DIOS”
PRIMERA
LECTURA
ECLESIASTÉS
1, 2-11
“Nada
hay nuevo bajo el sol”
¡Vanidad
de vanidades, dice Qohelet; vanidad de vanidades, todo es vanidad! ¿Qué saca el
hombre de todas las fatigas que lo fatigan bajo el sol?. Una generación se va,
otra generación viene, mientras la tierra siempre está quieta. Sale el sol, se
pone el sol, jadea por llegar a su puesto y de allí vuelve a salir. Camina al
sur, gira al norte, gira y gira y camina el viento. Todos los ríos caminan al
mar, y el mar no se llena; llegados al sitio adonde caminan, desde allí vuelven
a caminar. Todas las cosas cansan y nadie es capaz de explicarlas. No se sacian
los ojos de ver ni se hartan los oídos de oír. Lo que pasó, eso pasará; lo que
sucedió, eso sucederá: nada hay nuevo bajo el sol. Si de algo se dice:
"Mira, esto es nuevo", ya sucedió en otros tiempos mucho antes de
nosotros. Nadie se acuerda de los antiguos y lo mismo pasará con los que
vengan: no se acordarán de ellos sus sucesores. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Tal
vez nos extrañe el tono de la primera lectura de hoy. Ante todo, porque estamos
acostumbrados a mirar la Biblia como una fuente de respuestas más que de
preguntas. Se supone que la fe es para lograr seguridad, ¿no? ¡Y resulta que
esta lectura del Eclesiastés está colmada de interrogantes y pareciera más
invitarnos a dudar que a creer! Una primera conclusión es que la Biblia no es
sólo una caja de respuestas. Muchas veces una pregunta es más importante que
una respuesta, porque sólo la pregunta tiene el vigor para ponernos en
movimiento. Y así es un hecho que Jesucristo, por ejemplo, no se dedicó a darle
respuestas fáciles a la gente sino que muchas veces los dejó pensando o
haciéndose preguntas. A veces terminaba sus discursos magníficos añadiendo
cosas como "¡El que tenga oídos para oír que oiga!" Y así los ponía a
pensar.
Además,
es bueno que salgan a luz, a la luz de Dios, las preguntas que seguramente
todos nos hacemos. Es muy posible, por ejemplo, que alguna vez nos hayamos
sentido simplemente fastidiados por la historia humana que parece repetirse
siempre. Entonces diremos: "¿Qué provecho saca el hombre de todos sus
trabajos en la tierra? Pasa una generación, viene otra, pero la tierra
permanece siempre." Si uno no percibe esa contingencia, esa especie de
fragilidad y provisionalidad de todas las cosas visibles y pasajeras, seguramente
nunca buscará las duraderas y eternas.
SALMO
RESPONSORIAL: 89
R.
/ Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Tú
reduces el hombre a polvo,
diciendo:
"Retornad, hijos de Adán."
Mil
años en tu presencia
son
un ayer, que pasó;
una
vela nocturna. R.
Los
siembras año por año,
como
hierba que se renueva:
que
florece y se renueva por la mañana,
y
por la tarde la siegan y se seca. R.
Enséñanos
a calcular nuestros años,
para
que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete,
Señor, ¿hasta cuándo?
Ten
compasión de tus siervos. R.
Por
la mañana sácianos de tu misericordia,
y
toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Baje
a nosotros la bondad del Señor
y
haga prósperas las obras de nuestras manos. R.
OREMOS CON EL SALMO
Frente al Dios eterno y
transparente el ser humano siente su pequeñez y su fragilidad, más cuando está
agobiado por la calamidad, sin embargo, puede esperar su bondad. La pequeñez
humana ha sido transformada por la encarnación del Hijo de Dios, quien asumió
nuestra miseria para hacernos participar de la vida divina.
LECTURA
DEL EVANGELIO
LUCAS
9, 7-9
“A
Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas?”
En
aquel tiempo, el virrey Herodes se enteró de lo que pasaba y no sabía a qué
atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado, otros que había
aparecido Elías, y otros que había vuelto a la vida uno de los antiguos
profetas. Herodes se decía: "A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es este
de quien oigo semejantes cosas? Y tenía ganas de verlo. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Los poderosos se ponen
nerviosos ante los profetas. Sucedió en el Antiguo Testamento y ahora con Jesús
el Profeta del Reino. Los poderosos no niegan sus crímenes como lo hace Herodes
que mandó decapitar a Juan el Bautista, pero los poderosos quedan un poco
nerviosos al ver que la profecía no termina, que a veces, como ahora con Jesús,
se agranda y quiere recibir una explicación. Los poderosos creen que con la
muerte del profeta se termina el problema, su reino de explotación y crueldad
queda seguro. Se acabó el problema para ellos. Por eso Herodes está preocupado,
tiene curiosidad para saber algo más sobre Jesús y en qué le va a traer
problemas, o tal vez quiere usar la fama del profeta para su propio interés.
Nunca se entenderán el profeta y el gobernante injusto, a no ser que el profeta
pierda su esencia. A la Iglesia le urge recuperar la profecía, liberarse de
tanta institucionalidad para salir a la calle de prisa al encuentro de la vida.
Una Iglesia que ofrezca al mundo un proyecto alternativo.
ORACIÓN
El
amor en Ti no pierde su valor, aunque a veces todavía no seamos buenos y la
vida parezca una rutina siempre estarás ahí dándote a conocer y
amar, haciendo las cosas nuevas y manifestando tu obrar en nuestra vida
para que volvamos el rostro y veamos cuán grande, humano, divino y
misericordioso eres. Gracias Señor,
porque siempre nos acompañas, nos guías y nos abandonas. Amén.
“Nuestro
deseo de ver y escuchar a Jesús es para obedecer su Palabra, no por pura
curiosidad o necesidad”
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Mensaje o Intercesión por: