sábado, 1 de septiembre de 2018

Miércoles 05 de Septiembre de 2018

“JESÚS NOS SANA Y PREPARA PARA EL SERVICIO”

PRIMERA LECTURA
1CORINTIOS 3, 1-9

“Nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros campo de Dios, edificio de Dios”

Hermanos, no pude hablaros como a hombres de espíritu, sino como a gente carnal, como a niños en Cristo. Por eso os alimenté con leche, no con comida, porque no estabais para más. Por supuesto, tampoco ahora, que seguís los instintos carnales. Mientras haya entre vosotros envidias y contiendas, es que os guían los instintos carnales y que procedéis según lo humano.
Cuando uno dice "yo soy de Pablo" y otro, "yo de Apolo", ¿no estáis procediendo según lo humano? En fin de cuentas, ¿qué es Apolo y qué es Pablo? Ministros que os llevaron a la fe, cada uno como le encargó el Señor. Yo planté, Apolo regó, pero fue Dios quien hizo crecer; por tanto, el que planta no significa nada ni el que riega tampoco; cuenta el que hace crecer, o sea, Dios. El que planta y el que riega son una misma cosa; si bien cada uno recibirá el salario según lo que haya trabajado. Nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros campo de Dios, edificio de Dios.  Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
La lectura de hoy, tomada de la Primera Carta a los Corintios, nos ayuda a descubrir la diferencia entre infancia e inmadurez. Es verdad que Cristo nos invita a ser "como niños" para entrar al Reino de los Cielos (Mt 18,3), pero esta infancia no debe confundirse con la inmadurez espiritual que Pablo critica en su escrito de hoy y que se condensa en eso que él llama ser "carnales" o "dominados por las pasiones," como dice una traducción común. La infancia espiritual nos libera del orgullo y nos invita a recibir con espíritu dispuesto las invitaciones de la gracia, y a confiar en ella; la inmadurez, por el contrario, nos cierra a la gracia, porque da autoridad solamente a las propias opiniones o a quienes piensan y opinan como nosotros. Pablo nos habla de ser carnal refiriéndose a   las divisiones y partidismos evidentes en esta comunidad de Corinto. La "carne" alude a ese poner, a la certeza en lo que se ve, se siente o se controla inmediatamente, según esto, la búsqueda del propio interés, que incluye la propia seguridad emocional como un valor casi absoluto es pura "carne," causando así división y desviándose del camino espiritual.
SALMO RESPONSORIAL: 32
R. / Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres. R.

Desde su morada observa
a todos los habitantes de la tierra:
él modeló cada corazón,
y comprende todas sus acciones. R.

Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo;
con él se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre confiamos. R.

OREMOS CON EL SALMO
Este Salmo es un canto de alabanza a Dios por su poder manifestado en la creación, en el gobierno de las naciones, en la ayuda concedida a su pueblo. El nuevo pueblo de Dios es más extenso que el solo Israel y tiene motivos más amplios aún para cantar su alabanza, con la humilde confianza de ser objeto del amor de Dios. 

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 4, 38-44
“También a los otros pueblos tengo que anunciarles el Reino de Dios, para eso me han enviado”
En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, entró en casa de Simón. La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta, y le pidieron que hiciera algo por ella. El, de pie a su lado, increpó a la fiebre, y se le pasó; ella, levantándose en seguida, se puso a servirles.

Al ponerse el sol, los que tenían enfermos con el mal que fuera, se los llevaban; y él, poniendo las manos sobre cada uno, los iba curando. De muchos de ellos salían también demonios, que gritaban: "Tú eres el Hijo de Dios". Los increpaba y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Mesías. Al hacerse de día, salió a un lugar solitario. La gente lo andaba buscando; dieron con él e intentaban retenerlo para que no se les fuese. Pero él les dijo: "También a los otros pueblos tengo que anunciarles el reino de Dios, para eso me han enviado. Y predicaba en las sinagogas de Judea. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Jesús se revela como el Mesías, es decir, como el Ungido, Enviado de Dios. Manifiesta autoridad sobre las fuerzas del mal que dominan y deterioran la vida y la dignidad de los seres humanos. Sabemos que para los tiempos de Jesús, las enfermedades eran signo de castigo divino. Jesús cambia radicalmente este imaginario religioso del pueblo. Las enfermedades son consecuencia del desarrollo natural del ser humano, y también del abandono y descuido del enfermo. Por otra parte, los poseídos por el demonio generalmente eran personas con trastornos mentales, cuyas causas eran atribuidas a espíritus diabólicos que dominaban a las personas. Tanto la enfermedad como los trastornos emocionales eran considerados consecuencia del pecado personal o familiar y, por lo tanto, rechazo de Dios. Jesús sana, libera, dignifica y devuelve a la vida normal a las personas oprimidas por estas dolencias y carencias. En nuestros contextos socioculturales hay otras “dolencias”, “carencias” y “posesiones diabólicas” que oprimen, marginan y excluyen a muchos hermanos. ¿Cuáles son esos males que afectan la vida de tu comunidad? ¿Cómo combatirlos?

ORACIÓN
Amado Dios, qué difícil es dejar de vivir con criterios humanos, que nos llevan a apartarnos de tu proyecto  y de la encomienda que nos has dado como discípulos(as). Ayúdanos por favor a no salirnos de tu voluntad y seguir trabajando por sembrar tu Palabra en quienes más lo necesiten. Amén


“No basta con ser liberados(as) del mal, sino que hay que levantarse y ponerse a servir”

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