“LA
PALABRA DE DIOS ES PARA ESCUCHARLA, CREERLA Y HACERLA VIDA”
Es antigua
la tentación de considerar que lo esencial de iniciar una vida cristiana está
en el cumplimiento de ciertas formalidades rituales, y no en el cumplimiento de
sus principios vitales. También esta tentación acompañó al «pueblo de Dios» de
Israel -como a muchos otros «Pueblos de Dios»-, desde tiempos inmemoriales. Sin
embargo, como nos recuerda el Salmo, y las lecturas de hoy, no son los
muchos ornamentos ni la belleza de las celebraciones lo que nos eleva a Dios,
sino la justicia, la honestidad, el amor, la recta intención y el respeto.
Anunciar la justicia y vivirla en el día a día constituye la exigencia
fundamental del Señor en su Palabra. Leamos con atención Palabra que Dios tiene
para nuestras vidas el día de hoy:
PRIMERA
LECTURA
DEUTERONOMINIO
4, 1-2. 6-8
“No
añadáis nada a lo que os mando. . ., así cumpliréis los preceptos del Señor.”
Moisés habló
al pueblo, diciendo: - "Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que
yo os mando cumplir. Así viviréis y entraréis a tomar posesión de la tierra que
el Señor, Dios de vuestros padres, os va a dar. No añadáis nada a lo que os
mando ni suprimáis nada; así cumpliréis los preceptos del Señor, vuestro Dios,
que yo os mando hoy. Ponedlos por obra, que ellos son vuestra sabiduría y
vuestra inteligencia a los ojos de los pueblos que, cuando tengan noticia de
todos ellos, dirán:"Cierto que esta gran nación es un pueblo sabio e
inteligente."Y, en efecto, ¿hay alguna nación tan grande que tenga los
dioses tan cerca como lo está el Señor Dios de nosotros, siempre que lo
invocamos? Y, ¿cuál es la gran nación, cuyos mandatos y decretos sean tan
justos como toda esta ley que hoy os doy?". Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
La primera
y segunda lectura de este domingo nos hablan de un tema muy hermoso y
práctico: la Palabra que Dios nos ha dado pertenece al ámbito de la vida. No
podemos separar la vida de la palabra ni la palabra de la vida. El mandamiento
no es un capricho; no es la exigencia de un Dios que se alimenta de ver
nuestros rostros desencajados por el esfuerzo. El objetivo del mandamiento es
claro en la Biblia: los israelitas han de practicar la voluntad del Señor
"para que puedan vivir y entren a tomar posesión de la tierra que el
Señor, Dios de sus padres les va a dar", según dice la lectura de hoy. Y
esto es verdad para todo mandato que viene de Dios. Desde la moral hasta la justicia social el propósito de los
mandamientos es que tengamos vida, que no nos dejemos encadenar por las
seducciones que acaban en muerte, especialmente muerte de los más pobres. Es de tener en cuenta que los rituales, las
prescripciones, las ceremonias... mencionadas en el libro de Deuteronomio, nos
pueden ayudar a continuar por el camino de Dios, pero no pueden sustituirlo.
Por esta razón, la exhortación que Moisés dirige a su pueblo se centra en la
necesidad que tiene el pueblo de Dios de hacer una clara opción por el Dios de
la libertad y por la justicia que los ha sacado de Egipto. De lo contrario, el
sueño de la «tierra prometida» se puede convertir en una cruel pesadilla.
SALMO
RESPONSORIAL: 14
R./ Señor,
¿quién puede hospedarse en tu tienda?
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua. R.
El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al
impío
y honra a los que temen al Señor. R.
El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente
El que así obra nunca fallará. R
OREMOS
CON EL SALMO
El
salmo recalca la necesidad de unir el culto a Dios con la vida intachable. Al
que sigue ese proceder Dios concede sus favores. Jesús nos enseña: “Si al ir a
presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene algo
contra ti, deja allí tu ofrenda, delante del altar, y ve a reconciliarte con tu
hermano. Entonces sí, vuelve a presentar tu ofrenda.
SEGUNDA LECTURA
SANTIAGO
1, 17-18. 21B-22.27
“Llevad a
la práctica la palabra“
Mis queridos
hermanos: Todo beneficio y todo don perfecto viene de arriba, del Padre de los
astros, en el cual no hay fases ni períodos de sombra. Por propia iniciativa,
con la palabra de la verdad, nos engendró, para que seamos como la primicia de
sus criaturas. Aceptad dócilmente la palabra que ha sido plantada y es capaz de
salvaros. Llevadla a la práctica y no os limitéis a escucharla, engañándoos a
vosotros mismos. La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre es
ésta: visitar huérfanos y viudas en sus tribulaciones y no mancharse las manos
con este mundo. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Los primeros cristianos experimentaron en carne
propia la amenaza delos ritualismos y formalismos. Después de un tiempo de
dedicación y fervor por la misión, los ánimos comenzaron a ceder y la comunidad
se vio rápidamente atraída por las relaciones puramente formales. De este modo
se perdía la fraternidad que les daba identidad y coherencia. La carta de Santiago nos pone en guardia
contra una religión que no encarne los valores del Evangelio, que se quede en
el ritualismo y se olvide de los hechos,
del testimonio de vida, del pensar en los otros, sobre todo de los más
necesitados. La palabra escuchada en la
Escritura debe ser discernida según el Espíritu para vivirla dócilmente
en la vida cotidiana. El cristianismo no es una formalidad social que cumplir, ni
un ritual más en las prácticas piadosas de una cultura. El cristianismo se
manifiesta como una opción de vida que
requiere del compromiso íntegro de la persona. La comunidad de creyentes es el
espacio ideal para que la persona realice su opción y viva, en compañía de
otros hermanos y hermanas, el llamado de Jesús.Por eso una señal, de nuestro cristianismo como nos dice el apóstol Santiago en la lectura de hoy es:
"visitar a huérfanos y viudas en sus tribulaciones y en guardarse y no
mancharse las manos con este
mundo".
LECTURA DEL
EVANGELIO
MARCOS 7,
1-8. 14-15. 21-23
“Dejáis a
un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.“
En aquel
tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de
Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir,
sin lavarse las manos. (Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin
lavarse antes las manos restregando bien, aferrándose a la tradición de sus
mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a
otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas.) Según eso, los
fariseos y los escribas preguntaron a Jesús "¿Por qué comen tus discípulos
con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores"? Él contesto:
"Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: "Este
pueblo me honra con los labios, pero su
corazón está lejos de mí. El culto que
me dan está vacío, porque la doctrina
que enseñan son preceptos
humanos." Dejáis a un lado el mandamiento
de Dios para aferraros a la tradición de los hombres." Entonces llamó de
nuevo a la gente y les dijo: "Escuchad y entended todos: Nada que entre de
fuera puede hacer la hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro
al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos
propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias,
injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad.
Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Aunque el libro del Deuteronomio que leímos en la
primera lectura y que Jesús sigue muy de cerca, propone como parte de la
religión y la misma espiritualidad una serie de principios éticos orientados a
crear lazos de solidaridad, equidad y justicia;
el judaísmo del primer siglo sin embargo estaba más inclinado a valorar
y a darle más importancia a las
formalidades y en parte los rituales. Lavarse o no lavarse las manos, antes de
ingerir alimentos había pasado de ser una norma elemental de higiene a
convertirse en una norma que decidía quién era religioso o espiritual y quién
era un pecador. La tentación de canonizar los objetos, los rituales, los
espacios y el tiempo le pueden hacer olvidar a la persona piadosa que la
esencia de su relación con Dios no está en los protocolos culturales, sino en
el respeto, en el amor, la compasión y la misericordia.
Jesús nos invita a
redescubrir la esencia del cristianismo en nuestra opción por construir la
Utopía de Dios, el Reino de Dios, y por vivir de acuerdo con los principios del
evangelio y no por otras cosas que no son la esencia y realmente no valen la
pena. Todas nuestras normas y protocolos deberían estar al servicio de una auténtica vivencia de sus
enseñanzas. Nosotros no debemos renunciar a una vida auténtica y creativa solo
por seguirlo. Todo lo contrario. Debemos
recrear aquí y ahora toda la novedad de su profecía y toda la radicalidad de su
amor incondicional especialmente por los pobres y excluidos.
ORACIÓN
Gracias
Señor porque estas cerca de nosotros y en tu Palabra encontramos tu proyecto,
tu Reino de amor que le da sentido a la ley, porque es desde un corazón humano
y en tu Espíritu que podemos dar más importancia al ser que al deber ser.
Ayúdanos Señor a ser como tú, a vivir a tú manera y a cumplir tu voluntad por
encima de lo que nos presenta el mundo y su
visión superflua de las cosas. Amén
“Ser
cristiano no se reduce sólo a cumplir los mandamientos, es ser de Cristo,
pensar, actuar y amar como Él”
(Papa Francisco)
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