domingo, 1 de octubre de 2017

Jueves 05 de Octubre de 2017


“JESÚS SE PONE EN CAMINO”

PRIMERA LECTURA
NEHEMÍAS 8,1-4A.5-6.7B-12

Esdras abrió el libro de la Ley, bendijo al Señor, y todo el pueblo respondió: Amén, amén”

En aquellos días, todo el pueblo se reunió como un solo hombre en la plaza que se abre ante la Puerta del Agua y pidió a Esdras, el escriba, que trajera el libro de la Ley de Moisés, que Dios había dado a Israel. El sacerdote Esdras trajo el libro de la Ley ante la asamblea, compuesta de hombres, mujeres y todos los que tenían uso de razón. Era el día primero del mes séptimo. En la plaza de la Puerta del Agua, desde el amanecer hasta el mediodía, estuvo leyendo el libro a los hombres, a las mujeres y a los que tenían uso de razón. Toda la gente seguía con atención la lectura de la Ley. Esdras, el escriba, estaba de pie en el púlpito de madera que había hecho para esta ocasión. Esdras abrió el libro a la vista de todo el pueblo -pues se hallaba en un puesto elevado- y, cuando lo abrió, toda la gente se puso en pie. Esdras bendijo al Señor, Dios grande, y todo el pueblo, levantando las manos, respondió: "Amén, amén." Después se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra.
Los levitas explicaron la Ley al pueblo, que se mantenía en sus puestos. Leían el libro de la ley de Dios con claridad y explicando el sentido, de forma que comprendieron la lectura. Nehemías, el gobernador, Esdras, el sacerdote y escriba, y los levitas que enseñaban al pueblo decían al pueblo entero: "Hoy es un día consagrado a nuestro Dios: No hagáis duelo ni lloréis." Porque el pueblo entero lloraba al escuchar las palabras de la Ley. Y añadieron: "Andad, comed buenas tajadas, bebed vino dulce y enviad porciones a quien no tiene, pues es un día consagrado a nuestro Dios. No estéis tristes, pues el gozo en el Señor es vuestra fortaleza." Los levitas acallaban al pueblo diciendo: "Silencio, que es un día santo; no estéis tristes." El pueblo se fue, comió, bebió, envió porciones y organizó una gran fiesta, porque había comprendido lo que le habían explicado. Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
En la primera lectura de hoy son posibles varias reflexiones. Una que tiene su importancia es el trabajo conjunto de laicos y sacerdotes. Nehemías era un laico, un hombre de gobierno, una persona práctica; Esdras, en cambio, era un sacerdote, un hombre del culto y el templo, una persona de estudio y oración. Ambos fueron necesarios para ayudar a la restauración y renovación del pueblo elegido, una vez pasados los años espantosos del destierro en Babilonia.

A veces pasa en la Iglesia que se trata a los laicos como si fueran creyentes de menor categoría o como si su derecho o su deber de aspirar a la perfección no fuera comparable con el que tienen los consagrados. Otras veces pasa que se trata a los sacerdotes como si fueran sólo un "mal necesario" que sólo tiene sentido si aparece lo menos posible y lidera lo menos posible. Todavía otras veces hay quienes pretender clericalizar a los laicos (hasta sugerir que presidan la eucaristía, por ejemplo) mientras que otros no quieren descansar hasta que el clero se secularice al máximo, teniendo un trabajo civil, esposa e hijos.

Estos libros, como Esdras y Nehemías en la Biblia, nos recuerdan que el plan de Dios es más complejo, más bello y más eficiente a la vez. Así como no hay que suprimir a los hombres para que las mujeres encuentren su lugar en la sociedad (ni lo contrario), así tampoco hay que eliminar a los laicos para que el clero se sienta bien, ni quitar a los sacerdotes para que el laico respire.


SALMO RESPONSORIAL: 18
R. / Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.

La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R.

Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R.

La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y eternamente justos. R.

Más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que destila. R.


OREMOS CON EL SALMO
Este salmo hace la alabanza de la revelación de Dios, primero en las obras de la creación y luego en la ley, para terminar con una humilde oración. La revelación de Dios  tiene su punto culminante en Jesús, Palabra definitiva de Dios, camino, verdad y vida.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                 
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 10,1-12

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: "La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa". Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino de Dios". Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid: "Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que está cerca el reino de Dios." Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo."  Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Estamos ante un pasaje rico en criterios sobre el seguimiento de Jesús. Se trata de una elección de dimensiones más universales y ecuménicas, dado que se nombra a setenta y dos, con el encargo de ir a todas las ciudades. El grupo es organizado en parejas y enviado de dos en dos, muy probablemente conformado por hombres y mujeres. Con las imágenes de una cosecha abundante y una escasez de trabajadores para recogerla, Jesús procura animar y motivar a sus oyentes para que, no siendo sordos a las urgencias misioneras, se integren a aquel colectivo de discípulos y discípulas. El envío exige condiciones frágiles y limitadas, sin provisiones para el camino. Sin embargo, esos misioneros llevan la fortaleza en la capacidad de trasmitir la paz, aceptar lo propio de las culturas, hacer valer el derecho a un salario, sanar a las personas enfermas, proclamar la llegada del Reino de Dios y denunciar públicamente su rechazo. – Quienes, llamados por Jesús, formamos parte de la comunidad cristiana, debemos hacer realidad la vivencia del Reino de Dios en medio de los conflictos, las crisis y las dificultades. Esto explica la expresión “enviados en medio de lobos”. – ¿Y nosotros, nos sentimos también enviados en misión?

ORACIÓN
Bendito Dios, Gracias porque tu Palabra es instrucción, nos abre el entendimiento y nos motiva a seguirte con responsabilidad y cumplimiento, en el amor, para salir, preferiblemente de dos en dos, a dar  testimonio de Ti con nuestra voz y acción. Ayúdanos a desarrollar una fe dinámica a ejemplo de los discípulos de tu época. Amén.


“Que la luz y la gracia de Dios encienda la llama del amor a la misión que Dios nos ha encomendado”

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