jueves, 1 de diciembre de 2016

Viernes 02 de Diciembre de 2016


“EL LLEGARÁ PARA LIBERAR”


PRIMERA LECTURA
ISAÍAS 29,17-24

“Aquel día, verán los ojos de los ciegos”

Así dice el Señor: "Pronto, muy pronto, el Líbano se convertirá en vergel, el vergel parecerá un bosque; aquel día, oirán los sordos las palabras del libro; sin tinieblas ni oscuridad verán los ojos de los ciegos. Los oprimidos volverán a alegrarse con el Señor, y los más pobres gozarán con el Santo de Israel; porque se acabó el opresor, terminó el cínico; y serán aniquilados los despiertos para el mal, los que van a coger a otro en el hablar y, con trampas, al que defiende en el tribunal, y por nada hunden al inocente." Así dice a la casa de Jacob el Señor, que rescató a Abrahán: "Ya no se avergonzará Jacob, ya no se sonrojará su cara, pues, cuando vea mis acciones en medio de él, santificará mi nombre, santificará al Santo de Jacob y temerá al Dios de Israel. Los que habían perdido la cabeza comprenderán, y los que protestaban aprenderán la enseñanza." Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
Es interesante recordar la etimología de la palabra "enfermedad". El enfermo es el "in-firmus", el que no está firme, el que tambalea. Y así sucede: la enfermedad nos quebranta, es decir: nos quiebra. Por ello los milagros de curación física tienen una fuerza persuasiva particular, pues no sólo se trata del bien de la salud sino de devolver "firmeza" al que decaía y se derrumbaba. El Dios que se muestra capaz de vencer a la enfermedad es el Dios que así se revela capaz de devolver a su vigor y firmeza la obra que Él mismo ha creado. Las lecturas de ayer nos hablaban de la firmeza que sólo Dios concede; hoy nos hablan de la fortaleza que sólo Él restaura.
Es interesante destacar en la primera lectura que la salud tiene un propósito, según vemos. Por ejemplo, los sordos no recuperan simplemente la capacidad de oír, esto es, de oír cualquier cosa, sino que recuperan el oído para oír la Palabra del Señor. La salud recobrada, pues, no es sólo un bien que Dios da, sino un camino que abre para que a través de sus dones le conozcamos a Él mismo

SALMO RESPONSORIAL: 26
R. /  El Señor es mi luz y mi salvación.

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿Quién me hará temblar? R.

Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo. R.

Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R.

OREMOS CON EL SALMO
En este Salmo vemos como la presencia de Dios en el templo es fuente de atracción constante y de alegría confiada. La presencia de Dios entre los seres humanos se hace definitiva a través de su Hijo Jesucristo, quien es la luz que ilumina a cada persona. Él puso su morada entre nosotros para hacernos participar de su vida.

LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 9,27-31

“Jesús cura a dos ciegos que creen en él”

En aquel tiempo, dos ciegos seguían a Jesús, gritando: "Ten compasión de nosotros, Hijo de David." Al llegar a la casa se le acercaron los ciegos, y Jesús les dijo: "¿Creéis que puedo hacerlo?" Contestaron: "Sí, Señor." Entonces les tocó los ojos, diciendo: "Que os suceda conforme a vuestra fe." Y se les abrieron los ojos. Jesús les ordenó severamente: "¡Cuidado con que lo sepa alguien!" Pero ellos, al salir, hablaron de él por toda la comarca.  Palabra del Señor.

REFLEXIÓN:

Como en tiempos del éxodo, el grito de los pobres siempre es escuchado por Dios. El diálogo entre Jesús y los dos ciegos gira en torno a creer o no en el poder de la Palabra. La respuesta de los ciegos, expresa una fe certera, sin ambigüedades, permite que la Palabra de Jesús se concrete en una acción sanadora. La fe y la Palabra de Jesús son auténticas claves de vida cristiana. Dicho de otra manera, es la fe de los ciegos la que realmente hace el milagro, Jesús solo bendice con sus dedos la fe de estos hombres para rescatarlos de las tinieblas físicas y de la exclusión social y cultural. “Dar vista a los ciegos era uno de los signos de la salvación definitiva, anunciada por los profetas, como símbolo de la liberación de la tiranía. La ceguera espiritual del mundo de hoy, manifestada en el pecado social creciente, toca las puertas de la casa de Jesús y espera de nosotros, palabras y acciones que devuelvan la luz y la esperanza a los que nos rodean, a toda la humanidad. El milagro de recobrar la vista para ver el amor de Dios manifestado en los hermanos dependerá de nuestra fe, de nuestro testimonio de vida y de nuestras obras. 


 ORACIÓN
Señor, ¡Cuán grandes son tus obras frente a nuestras necesidades y limitaciones, cuando ves que tenemos la certeza de tu actuar en nuestra vida! Ayúdanos a que seamos muchos y muchas quienes al adherirnos a ti, gocemos de esas respuestas de amor desde tu perfecta voluntad. Amén  


“Demos una mirada limpia y llena de fe”

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