PAPÁ
NOEL VERSUS JESÚS
El
tiempo sigue transcurriendo cada vez más rápidamente, una vez más nos
encontramos ya de nuevo con el final del año, y con el hermoso mes de Diciembre;
época que nos trae muchos recuerdos buenos, y también algunos tristes del
pasado; con sueños, triunfos, ilusiones y también frustraciones; en medio de un
poco de bulla tumultos y una invitación a la alegría. El brillo de las
decoraciones resplandecientes, el sonido de gozosos villancicos de Navidad, los
niños felices y los alegres deseos de una “Feliz Navidad”, dan la impresión de
que el mundo está contento de que Jesús haya venido a nuestro planeta. Pero eso
realmente no es cierto, no lo es hoy y nunca lo fue.
Las
noticias del nacimiento de Cristo han
evocado una reacción diferente. Por ejemplo los Magos venidos de Oriente le
dieron una cálida bienvenida y le adoraron con gozo (Mateo 2,10-11), pero el
rey Herodes se sintió perturbado, envidioso cuando escucho hablar de Él y trató
de encontrar y matar al Niño Jesús (Mateo 3,4-16). Sin embargo, la multitud del
pueblo, que era la gran mayoría de la gente, no conocía la importancia de lo que había
sucedido. Incluso hoy también, las multitudes se reúnen para honrar a Jesús y
se regocijan en su salvación, muchos hacen el pesebre y rezan la novena, pero
no conocen, no han experimentado verdaderamente al Salvador. Otros se quejan de
los cánticos navideños que se escuchan en los centros comerciales y de la exhibición
de imágenes del nacimiento del Señor en lugares públicos, en cambio otros son apáticos, se limitan a
seguir la corriente de la celebración o de la temporada por un compromiso
social. Tal vez canten villancicos de Navidad pero nunca se preguntan quién es
Jesús y para qué vino. No piensan en su necesidad de creer en Él y recibirlo
como salvador.
¿En
qué grupo estás tú y tu familia? ¿Estás tú entre los indiferentes? Ignorar a
Cristo y sus afirmaciones es rechazarle. La Navidad siempre nos exige una
decisión acerca de Cristo. Lo acepto y me comprometo con su propuesta de vida o
lo rechazo definitivamente: “Si en esta
Navidad haces lugar para Cristo en tu corazón, Él desde ya hará para ti un lugar
en el cielo”.
Es
inevitable relacionar esta fecha de Navidad con el personaje tan simpático y
alegre, con barba blanca, y una gran
barriga roja y su característico: “Jo,Jo,Jo”: Papa Noel. Este es el personaje
más esperado por niños y grandes en la Navidad. ¿Pero realmente es Papá Noel lo
que necesitamos?
En
aquel pesebre de la primera Navidad Dios envió al mundo, lo que la mujer y el
hombre realmente necesitaban, porque Él
conocía y conoce a todas sus criaturas, y quien nació en Belén no fue Papá
Noel, sino un niño humilde que era el Niño Dios. Qué triste que los seres
humanos hayamos sustituido al Dios Eterno hecho hombre, único e indispensable
para nuestras vidas, por un místico personaje de dudosos comienzos o certeza en
su historia. No hay ni punto de comparación entre estos dos personajes. Papá
Noel vive en el Polo Norte, mientras Jesús está en todas partes. Papá Noel
pasea en trineo, Jesús camina contigo. Papá Noel viene una vez al año, Jesús
siempre está a tú lado. Papá Noel tiene que preguntarte: “¿Cómo te llamas?”,
mientras que Jesús sabe tu nombre desde antes que nacieras, conoce tu pasado y
tu futuro. Papá Noel reboza de salud, si, pero tiene su barriga llena de
algodón, Jesús es delgado, hasta parece débil pero tiene su corazón lleno de
amor. Papá Noel se ríe “Jo, Jo, Jo”, mientras Jesús sabe que a veces la risa no
es lo que necesitas, sino ayuda, escucha, consuelo y esperanza. Los ayudantes
de Papá Noel hacen juguetes (sociedad de consumo), mientras que Jesús hace
nuevas todas las cosas, hasta tu vida. Jesús repara corazones y arregla hogares
destrozados. Papá Noel te hace reír, Jesús te puede hacer volver a vivir. Si te
portas bien, puede ser que Papá Noel te deje un regalo a los pies del árbol,
Jesús sin importar como te comportes, hizo el regalo de su propia vida la cual
ofrendó por ti a los pies de la cruz.
Por
eso la invitación en esta Navidad es a renunciar a Papá Noel, a dejarlo a los
comerciantes, pero nosotros los creyentes más bien disfrutemos el regalo de
Dios, que es Cristo Jesús; apropiémonos de Él y de todas sus promesas de
bendición; alegrémonos, gocémonos y celebremos a Jesús en lugar de festejar a
Papá Noel.
“¿QUÉ PREFIERES
EN ESTA NAVIDAD, REGALOS NUEVOS O UNA VIDA NUEVA?”
La
Navidad es precedida por un tiempo de cuatro semanas llamado Adviento, que es
como un camino de preparación para vivir en plenitud el gran acontecimiento que
es la Navidad.
Podíamos
resumir el objetivo del Adviento en tres acciones:
-
PREPARACIÓN
-
NUTRICIÓN
-
CONVERSIÓN
Estas
acciones me llevan a vivir el significado concreto de la Navidad, que también
lo vamos a resumir en tres acciones:
-
AMOR
-
RECONCILIACIÓN
-
MISIÓN
Damos
gracias al Buen Dios, que en Jesús se ha encarnado, ha venido a la tierra y
definitivamente se ha quedado con nosotros en Jesucristo el Señor.
Pensamos,
deseamos y hablamos para todos ustedes
en esta nueva Navidad la mejor y más grande bendición para sus vidas y todas
sus familias y proyectos para el nuevo año venidero.
Bendiciones
en Cristo Jesús, la Navidad siempre presente.
Roberto Zamudio
PROMESA
BÍBLICA DEL MES
Hoy
nos ha nacido en Belén, un Salvador, que es Cristo Jesús el Señor.
Lucas
2,11
DÉCIMO
SEGUNDO FRUTO DE LA
MISERICORDIA:
“MISIÓN
Y SERVICIO”
Misión y servicio, dos acciones tan dicientes e
importantes para el quehacer de las personas seguidoras de Jesús y su propuesta
de amor que se entrega por el bien del prójimo, para vivir el Reino del amor.
Comencemos
por conocer que las palabras "misión"
y "misionero" están entre las más repetidas y consagradas en
nuestro vocabulario cristiano. Se dice frecuentemente que
"misión" significa llevar las buenas nuevas a otras culturas y
naciones, en contraste con "la evangelización" entre quienes son de
nuestra propia cultura y nación. Misión, así entendida, es por definición
"trans-cultural", y "misionero" es alguien que va a otro
país (antes en barco, ahora por avión), aprende otro idioma (el cual
probablemente pronuncia mal), y realiza su ministerio en una cultura que no es
la suya. Sin embargo, si buscamos los vocablos "misión" y
"misionero" en nuestra concordancia, nos encontraremos una gran
sorpresa: ¡ninguno de los dos términos son palabras bíblicas! La única
"misión" en toda la Biblia es la de Saúl, que consistía en matar a
todos los amalecitas (1 Sam 15.18,20). Aparte de ese pasaje, ni "misión"
ni "misionero" aparece en todas las Escrituras.
El verbo Enviar
El
lenguaje bíblico para nuestro tema parte más bien del verbo "enviar"
y se utiliza para toda clase de tarea a la que Dios envía a sus siervos y
siervas. El judaísmo tardío llamaba Shaliach al "enviado" (misionero,
que en griego se traducía apóstolos). En terminología estrictamente
bíblica, deberíamos hablar del misionero como "enviado" y de la
misión como "envío" o "apostolado". Con eso comenzaríamos a
comprender que "la misión" es integral y mucho más amplia que aquello
que hemos entendido como "misiones foráneas" o trans-culturales.
Sorprendentemente, un análisis lingüístico del conjunto semántico de
"enviar/enviado/envío", única terminología para la "misión"
en el AT, muestra que nunca se usa en nuestro sentido moderno de ir a otros
países a convertir a los extranjeros.
Es
decir la misión o envío se hace aquí y ahora, donde nos encontremos, es
integral y dirigida al mismo pueblo de Dios, sin excluir el ir a las naciones. El
principal enviado por el padre fue el Señor Jesucristo quien a su vez envía a sus
discípulos y discípulas para continuar su obra de proclamar el Reino de Dios
desde el cambio interior, para hacer justicia y servicio al prójimo, sobre todo
al más necesitado...
Veamos
el sentido de la palabra servicio.
Esta adopta dos significados opuestos en la Biblia, según designe la
sumisión del hombre a Dios o la sujeción del hombre por el hombre bajo la forma
de esclavitud. La historia de la salvación enseña que la liberación del hombre
depende de su sumisión a Dios y que «servir a Dios es reinar», no ser esclavo
(Bendición de los ramos).
Servir a Dios sirviendo a las personas
Jesús utiliza
los términos de la ley y de los profetas para recordar que el servicio de Dios
excluye cualquier otro culto y que en razón del amor que lo inspira debe ser
integral. Puntualiza el nombre del rival que puede poner obstáculo a su
servicio: el dinero, cuyo servicio hace al hombre injusto y cuyo amor dirá el
Apóstol, haciendo eco del Maestro, que es un culto idolátrico. Es preciso
escoger: “No se puede servir a dos señores ….No podéis servir a Dios y al dinero”. Si se ama a uno,
se odiará y se despreciará al otro. Por eso la renuncia a las riquezas es necesaria
para quien quiera seguir a Jesús, que es
el siervo de Dios.
El servicio de Jesús.
El Hijo muy amado, enviado por Dios
para coronar la obra de los servidores
del antiguo testamento, viene a servir. Desde su infancia afirma que le
reclaman los asuntos de su Padre. El desarrollo de
su vida entera está bajo el signo de un «hay que», que expresa su necesaria
dependencia de la voluntad del
Padre; pero tras esta necesidad del servicio que lo lleva a la cruz revela
Jesús el amor, único que le da su dignidad y su valor: «Es preciso que el mundo
sepa que amo a mi Padre y que obro como me lo ha ordenado el Padre» (Jn 14,30).
Sirviendo a Dios salva Jesús a los hombres reparando así su negativa de servir,
y les revela cómo quiere ser servido el Padre: quiere que se consuman en el
servicio de sus hermanos como Jesús mismo lo hizo, Jesús que es su señor y su
maestro: «El Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar
su vida» (Mc 10,45); «Yo os he
dado ejemplo... El servidor no es mayor que el amo» (Jn 13,15 y siguientes); «Yo estoy en
medio de vosotros como el que sirve» (Lv
22,27).
La grandeza del servicio cristiano.
Las servidoras y los servidores de
Cristo son en primer lugar los servidores de la Palabra, los enviados a
anunciar el evangelio cumpliendo así un servicio sagrado, con toda humildad, y
si es preciso “en lágrimas y en medio de las pruebas. En cuanto a los que
sirven a la comunidad, como lo hacen en particular los diáconos, Pablo les
enseña en qué condiciones este servicio
será digno del Señor. Cristianas y cristianos que ha aceptado a Dios en su
corazón y sus vidas, han pasado del servicio del pecado y de la ley, que era
esclavitud, al servicio de la justicia y de Cristo, que es la libertad. Se
sirve a Dios como hijos y no como
esclavos, pues sirven en la novedad del Espíritu (Rom 7,6). La gracia, que los
hizo pasar de la condición de servidores a la de amigos de Jesucristo, les da
poder servir tan fielmente a su Señor
que están ciertos de participar en su gozo.
Oración
Es
desde esta actitud que podemos sentirnos cristianos y cristianas efectivos. No basta solo con orar y alabar,
es necesario actúa. Por eso me gusta esta frase, que en algún momento de
nuestro caminar comunitario nos llevo a reflexionar “La fe sin acción no
Sirve”. Podemos tener grandes jornadas, participar en todos los encuentros
espirituales, vigilias y demás, pero si esto no nos fortalece para el trabajo,
el servicio y la toma de decisiones, no estamos respondiendo al modelo de
Jesús, para ser efectivos en el envío y el servicio a nuestro prójimo.
Nos cabe ahora,
luego de este compartir, reflexionar acerca de:
Ø ¿Cómo estamos
llevando la misión (envío) y servicio tanto personal como comunitariamente
desde nuestras realidades de vida?
Ø ¿Qué importancia
tendrá orar los unos por los otros para ejercer el gran envío, cubiertos por
la comunidad?
Ø Por qué será
mejor ir de dos en dos? .
Ø Qué claves para
nuestra oración nos deja estos dos
frutos de la misericordia?
Algunas referencias bíblicas que nos ayudaran a interiorizar y
continuar aprendiendo para la acción.
Is.
43.10-12,
Is.
42.6; 49
Mt.4,10.
9,13
Mt.
16,21
Mt.
21,33
Lucas 1, 46-56
ORACIÓN AL COMENZAR EL DÍA
Inició
de tu mano, Señor Jesús este día y último mes del año, te doy gracias, te alabo
y te bendigo por todos los signos de amor misericordioso que se derraman en mi
vida y en los míos. Gracias Señor por este nuevo mes y año que ya casi
finaliza. Navidad es tiempo de reconciliación, por eso vengo a ti arrepentido,
reconozco mi pecado, los errores que cometí este año y de todo corazón te pido
perdón. Muéstrame tu misericordia a mí y a mi familia. Ven a todos nosotros y
haznos nacer de la vida nueva de tu Espíritu. Escoge hoy nuestro corazón, como tú casa, tu nuevo pesebre dónde vas a nacer y vas a morar. Por la acción de tu
Espíritu infunde en mí y en los demás, sabiduría, fortaleza, paz y esperanza en
medio de cualquier adversidad que estemos enfrentando. Inunda mi ser con el don
de la paciencia, la comprensión y tolerancia y una generosidad sin límites,
regálame en este nuevo Diciembre el fruto de la misericordia que es el servicio
incondicional a los demás. Libérame de todo signo de egoísmo, vanidad,
soberbia, que me roban tu paz. Que brille en mí la alegría de tu Espíritu. Hoy
y siempre seas Bendito, Dulce Niño que en tu nacimiento nos enseñas como ser
hombres y mujeres, familias y comunidades verdaderamente libres y felices según
la voluntad del Padre Dios. Amén.
ORACIÓN
AL FINALIZAR EL DÍA
Dios
de la Vida, Dios de la Eterna Navidad, al concluir este día, quizás en medio de
mis cansancios o sinsabores, me atrevo a silenciar un poco mi vida, para en lo
profundo de mi ser contemplarte con ternura y gozo, mi Dios, mi Salvador y mi
todo; ahora que me preparo para ir al descanso, te pido que tu amor me inunde y
que a través de tu bendición se dé un abrazo, tu abrazo, que me llena, me anima,
me conforta y me hace sentir que en medio de la dificultad tú estás conmigo. Que
a esta hora tu Espíritu de amor produzca en mi paz, alegría y esperanza; a través
de este descanso, tu bendición continúe liberando y restaurando mi vida,
dándome desde ya nuevas fuerzas y motivos para emprender la jornada del día de
mañana. Gracias y bendito seas por todo lo vivido y compartido en este día y
sobre todo en este año que casi termina. Gracias por este instrumento de
bendición que tú me has regalado que es el “Día con la Palabra” gracias por
todas las personas que hacen posible que mes tras mes nos llegue esta
cartillita, que tanto nos edifica. Bendíceles y síguelas utilizando como medio
de encuentro, conocimiento contigo y servicio a los demás. Gracias por todos
los proyectos y sueños que se han hecho realidad en este año. Gracias también
por aquellas tareas que aún quedan pendientes, dame la insistencia y valentía para seguir en
busca de la realización de esos proyectos. No ceses de inundarme con tu
Espíritu de servicio, de misión a favor de nuestros hermanos. Te amo, mi Buen
Señor Jesús, creo, confió y espero en ti. Gracias porque sé que en este momento
a través de esta oración me escuchas. Amén.
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