II Domingo de Adviento
“ES EL TIEMPO DE
VOLVER AL SEÑOR”
En este segundo domingo de Adviento
estas dos palabras resuenan: justicia y paz. La justicia es el reclamo de Juan
Bautista en el evangelio y es la virtud primera del Mesías anunciado por el
profeta en la primera lectura. La justicia por fuerza habrá de entrar en
conflicto con los que se lucran de la injusticia, pero como fruto de la
justicia viene la paz. También la segunda lectura nos habla de paz, en una
clave que tiene particular belleza: la armonía.
PRIMERA LECTURA
ISAÍAS
11,1-10
“Sobre
Él se posará el Espíritu del Señor”
Aquel
día, brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago.
Sobre Él se posará el Espíritu del
Señor: espíritu de prudencia y sabiduría, espíritu de consejo y valentía,
espíritu de ciencia y temor del Señor. Le inspirará el temor del Señor. No
juzgará por apariencias ni sentenciará sólo de oídas; juzgará a los pobres con
justicia, con rectitud a los desamparados. Herirá al violento con la vara de su
boca, y al malvado con el aliento de sus labios. La justicia será cinturón de
sus lomos, y la lealtad, cinturón de sus caderas. Habitará el lobo con el
cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león pacerán
juntos: un muchacho pequeño los pastorea. La vaca pastará con el oso, sus crías
se tumbarán juntas; el león comerá paja con el buey. El niño jugará en la hura
del áspid, la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente. No
harán daño ni estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país de
ciencia del Señor, como las aguas colman el mar. Aquel día, la raíz de Jesé se
erguirá como enseña de los pueblos: la buscarán los gentiles, y será gloriosa
su morada. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Isaías nos describe un cuadro
paradisíaco, de paz completa, más allá de todo sueño. La causa última de esa
paz no es ningún pacto entre superpotencias ni tampoco la llegada de un
gobierno mundial excepcional. Hay paz porque el país está lleno del
conocimiento del Señor. Donde todos conocen a Dios y todos lo reconocen, allí
hay paz. El Mesías será aquel que
instaure esta paz maravillosa. Tendrá la verdad y la justicia como distintivos
de su reino y se ocupará especialmente de los pequeños y desvalidos. Tal es entonces el programa que han de seguir
nuestros gobernantes si de veras aman la nación: que Dios sea reconocido, que
abunde la verdad, se respete la justicia y haya especial cuidado de los pobres.
Todo un programa para este tiempo de Adviento.
SALMO
RESPONSORIAL: 71
R.
/ Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente
Dios
mío, confía tu juicio al rey,
tu
justicia al hijo de reyes,
para
que rija a tu pueblo con justicia,
a
tus humildes con rectitud. R.
Que
en sus días florezca la justicia
y
la paz hasta que falte la luna;
que
domine de mar a mar,
del
Gran Río al confín de la tierra. R.
Él
librará al pobre que clamaba,
al
afligido que no tenía protector;
él
se apiadará del pobre y del indigente,
y
salvará la vida de los pobres. R.
Que
su nombre sea eterno,
y
su fama dure como el sol:
que
él sea la bendición de todos los pueblos,
y
lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra. R.
OREMOS
CON EL SALMO
Oración
por el Rey de Israel, en la que se idealiza proféticamente su figura como
gobernante que implanta la justicia y la paz. El éxito del Rey asegura la
prosperidad para todo el pueblo.
Ya
en el judaísmo este salmo fue interpretado mesiánicamente y lo mismo ha hecho
la liturgia cristiana. Cristo es el verdadero rey que establece la justicia y
la paz, su Reino es universal.
SEGUNDA
LECTURA
ROMANOS 15,4-9
“Cristo salva a todos los hombres”
Hermanos: Todas las antiguas
Escrituras se escribieron para enseñanza nuestra, de modo que entre nuestra
paciencia y el consuelo que dan las Escrituras mantengamos la esperanza. Que
Dios, fuente de toda paciencia y consuelo, os conceda estar de acuerdo entre
vosotros, según Jesucristo, para que unánimes, a una voz, alabéis al Dios y
Padre de nuestro Señor Jesucristo.En una palabra, acogeos mutuamente, como
Cristo os acogió para gloria de Dios. Quiero decir con esto que Cristo se hizo
servidor de los judíos para probar la fidelidad de Dios, cumpliendo las
promesas hechas a los patriarcas; y, por otra parte, acoge a los gentiles para
que alaben a Dios por su misericordia. Así dice la Escritura: "Te alabaré
en medio de los gentiles y cantaré a tu nombre." Palabra del
Señor.
REFLEXIÓN
Ya seguramente hemos notado que el Adviento está escrito con
caracteres de futuro. La palabra misma mira hacia el porvenir, lo que está por
llegar. Y quien habla de futuro habla de esperanza, pero ¿cómo alimentar la
esperanza? Ese es el tema que leemos hoy en esta segunda lectura. La esperanza
se alimenta del testimonio y de la paciencia. El testimonio es el que dan las
Escrituras que nos muestran por cuántos caminos diversos ayuda Dios a los
suyos. La paciencia es aquí la capacidad de declararnos más fuertes que el
presente adverso: cada día que resistes es un día en que has vencido.
Un pueblo con esperanza es un pueblo en armonía. La esperanza nos da
armonía porque nos une en la certeza de que sólo aquel que ha de venir puede
hacer justicia a nuestra causa y dar a cada quien lo suyo. La armonía nos da
esperanza porque unidos en un corazón la plegaria se hace fuerte y la alabanza
crece y se fortalece.
LECTURA
DEL EVANGELIO
MATEO 3,1-12
“Convertíos, porque está acerca el reino de
los cielos”
Por aquel tiempo, Juan Bautista se
presentó en el desierto de Judea, predicando: "Convertíos, porque está
cerca el reino de los cielos." Éste es el que anunció el profeta Isaías
diciendo: "Una voz grita en el desierto: "Preparad el camino del
Señor, allanad sus senderos." Juan llevaba un vestido de piel de camello,
con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel
silvestre. Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y del valle del
Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán. Al ver que
muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo: "¡Camada
de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente? Dad el
fruto que pide la conversión. Y no os hagáis ilusiones, pensando: "Abrahán
es nuestro padre", pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de
Abrahán de estas piedras. Ya toca el hacha la base de los árboles, y el árbol
que no da buen fruto será talado y echado al fuego. Yo os bautizo con agua para
que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y no
merezco ni llevarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego.
Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el
granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga." Palabra del
Señor.
REFLEXIÓN
El evangelio de hoy, es un llamado
ardiente al arrepentimiento. Juan predica con voz incendiada reclamando
conversión. Su mensaje no cayó completamente en el vacío pues los que lo oían
"confesaban sus pecados y él los bautizaba en el río." No todos, sin
embargo, iban con intención de escuchar al profeta o de buscar la voluntad de
Dios. Había también curiosos, fisgones y espías. El texto nos describe el
lenguaje agrio que el profeta del desierto tiene para esta clase de gente, que
nunca llega a las obras de conversión. Los trata de víboras y les anuncia
severos castigos en el fuego que no muere.
Tenemos que entender la seriedad del
momento que vivimos. Optar por Dios o rechazarle es la única decisión que
marcará toda nuestra eternidad. Y no cabe ser solo espectadores: el que no
acepta de corazón su lugar como amigo del Señor se está declarando su enemigo. Por
lo demás, aquí hay varias clases de fuego implicadas: el fuego de la
predicación profética y el fuego del dolor que nace en nosotros cuando
reconocemos que hemos dado la espalda a Dios. Pero estos dos fuegos quedarían
en nada sin el tercer y definitivo fuego maravilloso, anunciado por el
Bautista: el que viene del Espíritu Santo. Tal será el sello propio del
ministerio del Mesías prometido.
ORACIÓN
Gracias
Señor de la vida, porque te revelas a los sencillos y humildes. Haz que seamos
dóciles a tu voz, abramos nuestros ojos, nuestros oídos y nuestro corazón a tu
Palabra, a tú proyecto liberador, de
manera que con nuestro trabajo, ayudemos a que
tu creación se vaya restaurando y nuestros pueblos vivan en armonía y
esperanza. Amén
“Llevemos fe y
esperanza a los que todavía no conocen a Dios”
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