“SIGNOS
DE CAMBIO”
PRIMERA LECTURA
APOCALIPSIS 20, 1-4.
11-21, 2
“Los muertos fueron
juzgados según sus obras. Vi la nueva Jerusalén, que descendía del cielo.”
Yo, Juan, vi un ángel que bajaba del cielo
llevando la llave del abismo y una cadena grande en la mano. Agarró al dragón,
que es la serpiente primordial, el diablo o Satanás, y lo encadenó por mil
años; lo arrojó al abismo, echó la llave y poso un sello encima, para que no
pueda extraviar a las naciones antes que se cumplan los mil años. Después tiene
que estar suelto por un poco de tiempo. Vi también unos tronos y en ellos se
sentaron los encargados de juzgar; vi también las almas de los decapitados por
el testimonio de Jesús y la palabra de Dios, los que no habían rendido homenaje
a la bestia ni a su estatua y no habían recibido su señal en la frente ni en la
mano. Éstos volvieron a la vida y reinaron con Cristo mil años. Luego vi un
trono blanco y grande, y al que estaba sentado en él. A su presencia
desaparecieron cielo y tierra, porque no hay sitio para ellos. Vi a los
muertos, pequeños y grandes, de pie ante el trono. Se abrieron los libros y se
abrió otro libro, el libro de la vida. Los muertos fueron juzgados según sus
obras, escritas en los libros. El mar entregó sus muertos, muerte y abismo
entregaron sus muertos, y todos fueron juzgados según sus obras. Después muerte
y abismo fueron arrojados al lago de fuego-el lago de fuego es la segunda
muerte-. Los que no estaban escritos en el libro de la vida fueron arrojados al
lago de fuego. Luego vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer
cielo y la primera tierra han pasado, y el mar ya no existe. Y vi la ciudad
santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, enviada por Dios, arreglada
como una novia que se adorna para su esposo. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
El Apocalipsis no cesa de
asombrarnos. Hoy tenemos textos llenos de mucho color e imágenes impactantes.
Para comprender el sentido es bueno y necesario tratar de ubicar el significado
que tenían.
El “dragón” que es la antigua
serpiente, el diablo o Satanás, es encadenado primero y luego arrojado al abismo,
aunque luego estará “suelto por un poco tiempo”. El diablo encadenado no es un
pobre diablo. La Biblia no dice que esté inactivo, sino que está encadenado, lo
cual bien puede y quizá debe entenderse en el sentido de un poder que no es
ilimitado y que queda sujeto a un mandato particular de quien le encadena, es
decir, Dios. Bien puede pensarse que es la situación en que vemos desenvolverse
la historia humana que conocemos: el demonio no logra lo que quisiera, pues, si
pudiera, extinguiría por completo la noticia sobre Cristo; sin embargo, sí
logra objetivos, entorpeciendo, por decir lo menos, el anuncio de la gracia.
No sabemos que significan esos
“mil años”, en que reinara Cristo con los suyos. Pero sí parece claro, y es el
mensaje principal, que el juicio va a ser serio y universal, por parte del que
está sentado en el gran trono blanco. Cada uno será juzgado “según sus obras,
escritas en los libros”. Los que han sido seguidores del malo, “serán arrojados
al lago del fuego, junto con la muerte y el abismo”. Pero los que han dado testimonio
de Jesús y “no ha rendido homenaje a la bestia y a su imagen y no llevan su
señal”, pasarán a la vida, formando parte del “cielo nuevo y la tierra nueva,
la ciudad santa, la nueva Jerusalén”, a la que el vidente contempla como
“enviada de Dios, arreglada como una novia que se adorna para su esposo”. De
nuevo la sentencia final, después de la gran batalla entre el bien y el mal. Ha
llegado el tiempo de separar el trigo de la cizaña.
Los números, mil años, no son importantes. En una carta de Pedro
se dice que “ante el Señor un día es como mil años y mil años, como un día”. Lo
decisivo es que el juicio será sobre si hemos sabido ser fieles, si no nos
hemos dejado contaminar por la corrupción del mal, si no hemos apostatado de
nuestra fe por las mil tentaciones del maligno. Y que nos espera el gran
triunfo en los cielos nuevos, como comunidad festiva del Señor.
SALMO RESPONSORIAL: 83
R./ Ésta es la morada de Dios con los
hombres.
Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo. R.
Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido
donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío. R.
Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Dichosos los que encuentran en ti su fuerza:
caminan de baluarte en baluarte. R.
OREMOS CON EL SALMO
Este Salmo es un canto puesto en boca de los
peregrinos que se dirigen al templo de
Jerusalén y expresan la alegría del encuentro con el Señor. El templo
definitivo donde el Señor se hace presente entre los seres humanos es Cristo y
la nueva Jerusalén es la iglesia. Dios invita a todos los pueblos a dirigirse a
ella.
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 21, 29-33
“Cuando veáis que suceden estas cosas,
sabed que está cerca el Reino de Dios”
En aquel tiempo puso Jesús una comparación a sus
discípulos: "Fijaos en la higuera o en cualquier árbol: cuando echan
brotes, os basta verlos para saber que la primavera está cerca. Pues cuando
veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el Reino de Dios. Os
aseguro que, antes que pase esta generación, todo eso se cumplirá. El cielo y
la tierra pasarán, mis palabras no pasarán" Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Como es
su costumbre, Jesús enseña siempre valiéndose de cosas tan simples y cotidianas
como los brotes de las plantas que comienzan a indicar la cercanía de la
primavera. A partir de esta imagen Jesús nos enseña a estar siempre atentos a
los signos de los tiempos. Cuando vean que suceden estas cosas...”: se está
refiriendo Jesús a todo lo que acaba de anunciar en su discurso escatológico;
nos toca a nosotros hoy determinar qué “cosas” están sucediendo, cuáles son los
signos que están mostrando de algún modo la cercanía del Reino. El discípulo de
Jesús no puede ser indiferente a todo lo que sucede a su alrededor. Una de las
críticas que a veces se hace los dirigentes de Iglesia es precisamente una
cierta desconexión con la realidad; la sociedad, el mundo, van por un lado y la
Iglesia por otro; mientras en el mundo se van dando grandes transformaciones,
la Iglesia, la jerarquía y muchos cristianos, se mantienen aferrados a viejos
esquemas, a costumbres anacrónicas que ya poco o nada dicen al hombre de hoy.
Nuestro
compromiso para el nuevo año que iniciaremos será intentar deshacernos de todo
lo viejo para poder ver con mayor claridad lo nuevo que está brotando.
ORACIÓN
Señor creemos en ti, que todo puede pasar pero tu
Palabra y tu Reino siempre permanecerán, te pedimos nos ayudes a irnos
renovando día a día con la lectura de tu Palabra, a ser fieles a tu proyecto,
para seguir construyendo tu Reino desde esta tierra y poder llegar fieles y victoriosos cuando
nos llames a tu presencia a vivir contigo eternamente. Amén.
“Cuando se
perciben brotes de amor, paz, bondad, justicia….es que el Reino de Dios está
por venir”
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