martes, 1 de noviembre de 2016

Jueves 03 de Noviembre 2016


“LA ALEGRÍA DE HABER EXPERIMENTADO LA MISERICORDIA DE DIOS”

 PRIMERA LECTURA
FILIPENSES 3,3-8 a

“Lo que para mí era ganancia lo consideré pérdida comparado con Cristo
Hermanos: Los circuncisos somos nosotros, que damos culto con el Espíritu de Dios, y que ponemos nuestra gloria en Cristo Jesús, sin confiar en la carne. Aunque, lo que es yo, ciertamente tendría motivos para confiar en la carne, y si algún otro piensa que puede hacerlo, yo mucho más: circuncidado a los ocho días de nacer, israelita de nación, de la tribu de Benjamín, hebreo por los cuatro costados y, por lo que toca a la ley, fariseo; si se trata de intransigencia, fui perseguidor de la Iglesia, si de ser justo por la ley, era irreprochable.
Sin embargo, todo eso que para mí era ganancia lo consideré pérdida comparado con Cristo; más aún, todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo perdí todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Parece que la comunidad de Filipo tenía problemas, algunos de los judíos que se convirtieron al cristianismo querían imponer sus costumbres, especialmente la circuncisión y las tradiciones rituales judías. Pablo se pone como ejemplo a sí mismo, convertido del judaísmo, renuncia a todo aquello que ha sido superado por el evangelio de Cristo. Si el predica la liberación de la ley antigua no es porque no sea o no se sienta judío. Está orgulloso de pertenecer al pueblo de Israel: de haber sido circuncidado a los ocho días de nacer, como los buenos judíos, de pertenecer a la tribu de Benjamín, de ser “hebreo por los cuatro costados” y, en concreto, de ser fariseo, y como buen fariseo, haber sido irreprochable en el cumplimiento de la ley, como luego fue intransigente en la persecución de los cristiano. Pero ha pasado algo decisivo en su vida: se encontró con Cristo Jesús, y entonces todo lo anterior, “que para él era ganancia, lo consideró pérdida comparado con Cristo”. Todo lo demás lo dejó a un lado, “lo estimó basura”, “con tal de ganar a Cristo”. Los que ven nuestro estilo de vida tendrían que notar que los cristianos hemos hecho una opción por los valores de Cristo, por encima de otros valores humanos. Y ahora  ¿podríamos decir que todo lo que se considera “ganancia” según los criterios del mundo, lo hemos dejado en segundo término, porque hemos descubierto a Cristo en nuestra vida, y le damos el primer lugar?
SALMO RESPONSORIAL: 104
R. / Que se alegren los que buscan al Señor.

Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas;
gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor. R.

Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro.
Recordad las maravillas que hizo,
sus prodigios, las sentencias de su boca. R.

¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS A SU CONTEXTO
Este es un himno litúrgico de alabanza a Dios por las maravillas hechas en favor de su pueblo, recordando la historia desde los patriarcas hasta la entada a la tierra prometida. La historia de salvación de Israel hace parte de nuestra propia historia de salvación, pero ella se completa con la nueva alianza mediada por Jesucristo y con el ofrecimiento de salvación a todos los pueblos.    

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 15,1-10

“Habrá alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta”
En aquel tiempo se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los letrados murmuraban entre ellos: "Ese acoge a los pecadores y come con ellos". Jesús les dijo esta parábola: "Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros muy contento; y al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles: "¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido". Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.
Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, reúne a las amigas y vecinas para decirles "¡Felicitadme!, he encontrado la moneda que se me había perdido". Os digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta".  Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Los fariseos y los doctores de la ley se escandalizaban hasta el extremo porque Jesús acogía y comía con los pecadores, los recaudadores de impuestos, y hasta las mismas prostitutas, para enseñarlos y revelarles el rostro misericordioso de Dios Padre.
Los publicanos o recaudadores de impuestos eran personas contratadas por el gobierno de Roma para cobrar los impuestos. Tenían que entregar una cantidad determinada, pero para su manutención podía sobrecargar los impuestos. Tanto por su oficio como por su proceder eran considerados como “pecadores”.
En el texto de hoy Jesús una vez más, es observado y criticado por parte del rígido legalismo del poder judío. Pero a Jesús lo tiene sin cuidado ese tipo de comentarios, pues sabe muy bien que ha venido para cumplir la voluntad de Dios y no para agradar ni complacer a los hombres. ¡Y cuál es la voluntad de Dios sino que todos los hombres y mujeres se salven y realicen y lleguen así al conocimiento de la verdad!

La alegría del pastor que encuentra su oveja perdida o la de la mujer que encuentra su moneda es la misma, incluso en grado superior, a la que siente Dios cuando sus hijos que se han extraviado del camino se dejan encontrar por su amor y su misericordia infinita. Nuestro Padre Dios no puede permitir que ninguno de sus hijos más amados se pierda. El Dios de nosotros los cristianos es aquel que sale en busca del ser humano, que nunca lo abandona, que no se complace en la miseria ni en el sufrimiento. Dejémonos encontrar hoy de su infinita misericordia que nos renueva, purifica y transforma. Ante los ojos de Dios siempre somos valiosos: Él nos creó con amor y nos acompaña a lo largo de nuestra vida. Jesús revela este mismo criterio en todo el evangelio, cuando sale a buscar a diario a los pecadores, a los marginados, a los enfermos, a los niños, a las mujeres necesitadas, a los pobres, etc.; pero también Jesús se pone siempre al servicio del justo, pues su amor no es excluyente. Cuando una mamá cuida a su hijo enfermo no descuida a los otros, así también lo hace Dios.

ORACIÓN
Señor gracias por tu amor y misericordia infinita, porque el encuentro contigo es lo mejor que ha pasado en nuestras vidas, pues aún en medio de nuestra miseria tú te acercaste, nos invitaste a seguirte y trabajas en nuestro ser para ser personas sanas, restauradas, no tanto física como espiritualmente. Señor haz que nuestros sentimientos, emociones y acciones estén encaminadas a ti y a agradarte en  la realidad en que vivimos. Amén.
“La alegría del evangelio, llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús”


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