LA PACIENCIA EN MEDIO DE LAS PRUEBAS
Para
continuar reflexionando sobre el fruto de la misericordia de este mes que es la
Paciencia, sigamos dando algunos aportes especialmente en clave de dificultad,
adversidad o prueba. La paciencia es una de las frases que más aparece no
solamente en la boca del ser humano, sino en la pantalla de muchos de nuestros
computadores varias veces al día: “Tenga paciencia, esta operación tardará unos
minutos”. Decirlo y leerlo parece fácil, pero qué difícil es cuando se está
viviendo un momento de dificultad, de
angustia, de necesidad, de demanda de un ejercicio personal. La paciencia es
totalmente ajena a la naturaleza humana, es más bien, una manifestación
sobrenatural de la presencia divina en nuestro ser.
La
reacción humana ante los malos momentos, ante el conflicto, las crisis, las
pruebas, o las cargas que a veces tenemos que llevar es la de minimizar el
peso, buscar la mejor y la más fácil opción o esquivar las dificultades.
Cuantas veces le hemos rogado a Dios que nos dé paciencia ante la dificultad,
que nos dé una carga más liviana, o que nos la quite, inconscientemente
ignoramos que con una actitud facilista de la paciencia, no se van a solucionar
los conflictos de raíz que tenemos; cuando lo que estamos haciendo es retrasar
nuestro desarrollo madurativo, ya que son justamente las dificultades que a
veces atravesamos, los grandes desafíos que la vida nos propone, los que nos
hace más fuertes. San Pablo lo afirma de esta manera: “Por amor a Cristo, me
gozo en las debilidades, afrentas, en las necesidades, en las persecuciones, en
las angustias, porque cuando soy débil entonces soy más fuerte” 2da de
Corintios 12,10. Nos surge una gran pregunta, ¿Cómo puede este hombre hablarnos de paciencia ante los embates de la
vida?. La respuesta: Porque tenía una sobredosis especial de fortaleza ante su
debilidad inherente, que venía del Dios mismo, porque en él reposaba el poder
de Cristo Jesús. Cuando tú y yo aprendamos que en medio de los problemas lo más
importante es buscar la gracia, la presencia o bendición de Dios, vamos a
encontrar lo suficiente para nuestras necesidades y los problemas. Quizás
algunos de ustedes puedan estar atravesando algunas situaciones difíciles que
necesitan de paciencia, de fortaleza, pero más que eso, que necesitan del amor,
de la dirección y guía de Dios; puede ser este el instante en que invitemos a
Jesús a nuestras vidas, le pidamos que a través de su Espíritu Santo tome el
control y dirección de nuestro temperamento y carácter y nos siga moldeando
para llevarnos a través del dolor y el sufrimiento a la madurez. La paciencia es el fruto del obrar de Dios en
nuestras vidas. A menudo nosotros siempre tenemos prisa, estamos de afán pero
Dios no. Es posible que nos sintamos frustrados(as) con el proceso
aparentemente lento del problema que no se resuelve y que estamos
experimentando. Una de las frustraciones y a veces de la cosas más difíciles de
entender es que el programa de Dios, raramente es igual al nuestro, pero
escuchémoslo nuevamente: Dios nunca anda
de prisa pero siempre llega a tiempo. El usará toda nuestra vida, preparándonos
para nuestro papel definitivo en la eternidad. Si nos matriculamos en la
escuela de la paciencia, y en ella, nos ejercitamos constantemente seremos
perfectos y cabales, aptos para enfrentar cualquier circunstancia adversa que
se nos presente. En momentos de prueba y de dificultad recordemos cuánto hemos
progresado, y no únicamente cuanto nos falta. Busquemos y descubramos el
recurso divino del Espíritu Santo que nos capacita para ser pacientes. Todavía
hay capítulos de nuestra vida que están inconclusos. Ya llegarán. En el Antiguo
Testamento Ana la madre del profeta Samuel, espero pacientemente y vio al Señor
convertir su tristeza en un gozo abundante, 2da Samuel 1,10. Para todos los que
creemos y esperamos en el Señor Jesús, los días de sufrimiento y las largas
horas de aguante nos traerán con toda seguridad un día muy pronto que dará paso
al gran regocijo y bendición.
“VALE LA PENA, EN MEDIO DE LAS DIFICULTADES,
CON PACIENCIA SEGUIR ESPERANDO LA BENDICIÓN DE DIOS QUE NO FALTARÁ”
Dios
lo bendiga.
Roberto
Zamudio
PROMESA BÍBLICA DEL
MES:
“Por este niño oraba y
oraba y por fin el Señor me ha concedido la petición que le hice” 1ra SAMUEL
1,27
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