DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE
LETRÁN
“TEMPLOS
VIVOS DEL ESPÍRITU”
La Catedral de San Juan de
Letrán es la iglesia que sirve de sede al sucesor del apóstol Pedro, es decir,
al Papa. Este, pues, es un día para meditar en el misterio y la bendición que
significa el templo, y así lo sugieren las lecturas de hoy: el templo renovado
de Jerusalén, según la visión de Ezequiel; el templo que forman los creyentes,
según la doctrina del apóstol; el templo que es Cristo mismo según nos enseña
el Evangelio.
PRIMERA LECTURA
EZEQUIEL 47, 1-2, 8-9, 12
“El
Señor me llevó en éxtasis a la tierra de Israel”
En aquellos días, el ángel me hizo volver a la
entrada del templo. Del zaguán del templo manaba agua hacia levante -el templo
miraba a levante-.
El agua iba bajando por el lado derecho del
templo, al mediodía del altar. Me sacó por la puerta septentrional y me llevó a
la puerta exterior que mira a levante. El agua iba corriendo por el lado
derecho. Me dijo: -«Estas aguas fluyen hacia la comarca levantina, bajarán
hasta la estepa, desembocarán en el mar de las aguas salobres, y lo sanearán.
Todos los seres vivos que bullan allí donde desemboque la corriente, tendrán
vida; y habrá peces en abundancia. Al desembocar allí estas aguas, quedará
saneado el mar y habrá vida dondequiera que llegue la corriente. A la vera del
río, en sus dos riberas, crecerán toda clase de frutales; no se marchitarán sus
hojas ni sus frutos se acabarán; darán cosecha nueva cada luna, porque los
riegan aguas que manan del santuario; su fruto será comestible y sus hojas
medicinales.» Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
El profeta Ezequiel tiene una
profunda fe en la posibilidad de reconstruir a Israel, rehacerlo según el sueño
que Yahvé tiene de su pueblo, por eso tiene un texto como este y como el de los
huesos secos. En la fiesta que celebramos hoy de la Dedicación de la Basílica
de Letrán, es bueno saber que en la mentalidad de la Biblia, del altar del
Señor puede surgir la vida nueva que se quiere. El templo y su altar son
muestras de la presencia de Dios en medio de su pueblo; por eso afirma que del
altar sale un torrente de agua que transforma la muerte en vida, que purifica y
reconstruye todo lo que encuentra a su paso. En este sentido, acercarnos al
altar del Señor es buscar que nos purifique de los pecados que hemos cometido y
que nos reconstruya haciendo fluir la verdadera vida en nosotros. Todos tenemos
algo que renovar en nuestra historia, hay dolores, fallas, rupturas o problemas
que nos gustaría sanar, dejar atrás y el profeta hoy nos propone un camino:
dejar que el agua que baja del lado derecho del templo nos purifique y nos haga
seres nuevos.
R. El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro
alcázar es el Dios de Jacob
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro.
Por eso no tememos aunque tiemble la tierra,
y los montes se desplomen en el mar.
Que hiervan y bramen sus olas,
que sacudan a los montes con su furia: R.
El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.
Teniendo a Dios en medio, no vacila;
Dios la socorre al despuntar la aurora.
Los pueblos se amotinan, los reyes se rebelan;
pero él lanza su trueno, y se tambalea la tierra. R.
Venid a ver las obras del Señor,
las maravillas que hace en la tierra:
Pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe,
rompe los arcos, quiebra las lanzas,
prende fuego a los escudos.
«Rendíos, reconoced que yo soy Dios:
más alto que los pueblos, más alto que la tierra». R.
OREMOS CON EL SALMO
Este
Salmo es un himno a Dios presente en medio de su pueblo. Esa presencia le
asegura la protección cuando sobreviene calamidades físicas, cuando los
enemigos lo rodean, pues Dios en medio de su pueblo se hace más real con la
encarnación del Hijo de Dios, quien es con toda verdad “Dios con nosotros” y
quien nos asegura la paz.
SEGUNDA LECTURA
1CORINTIOS 3,9b-11.16-17
Somos compañeros de trabajo al servicio de Dios, y ustedes son un
sembrado y una construcción que pertenecen a Dios. Yo fui el
maestro albañil al cual Dios en su bondad encargó poner los fundamentos, y otro
está construyendo sobre ellos. Pero cada uno debe tener cuidado de cómo
construye, pues nadie puede poner otro
fundamento que el que ya está puesto, que es Jesucristo. ¿Acaso no
saben ustedes que son templo de Dios, y que el Espíritu de Dios vive en
ustedes?. Si alguno destruye el templo de
Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios es santo, y ese templo
son ustedes mismos. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
El
sentido más profundo al que nos lleva el mensaje de Pablo a la comunidad de
Corinto y de hecho todo el mensaje de la liturgia de hoy es a considerarnos
templos del Espíritu. La invitación del apóstol es clave como miembros del
cuerpo de Cristo ( Iglesia) estamos llamados a un óptimo y sano comportamiento
para no desentonar en la actitud para con los demás hermanos que formamos la
comunidad. La comunidad de Corinto que sabe que por su historia, que la ciudad
ha sido reconstruida un siglo antes, por eso Pablo el apóstol les dice:
“Ustedes son la edificación de Dios. Yo, como buen arquitecto, he puesto solamente los cimientos pero es
otro que construye; pero nadie puede poner otros cimientos que el que ya está
puesto, es decir Jesucristo”. Y agrega: “ ¿No saben ustedes que son el templo
verdadero y vivo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?”, quien
destruye el santuario de Dios que soy tu y soy yo, será destruido por Dios,
porque el santuario de Dios ( la vida) es santo y ustedes son su santuario.
Jesús es el templo y nosotros su santuario. El mensaje nos debe llevar con
urgencia a cuidad y respetar la vida humana, por ser él la habitación de Dios,
lugar de gracia y bendición para nosotros y los demás.
LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 2, 13-22
“No conviertan la casa de mi Padre en un
negocio"
Se acercaba la Pascua
de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los
vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo
un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los
cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían
palomas les dijo: -«Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de
mi Padre.» Sus discípulos se acordaron
de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora.»Entonces intervinieron
los judíos y le preguntaron: -«¿Qué signos nos muestras para obrar así?» Jesús
contestó: -«Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.» Los judíos
replicaron:«Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas
a levantar en tres días?» Pero él
hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los
discípulos se acordaron de que lo habla dicho, y dieron fe a la Escritura y a
la palabra que había dicho Jesús. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Veamos, en primera instancia,
la actitud de los personajes en el relato: los discípulos captan el evento como
un rasgo del celo de Jesús por el templo. Los judíos, por su lado, rechazaban
ese suceso pues ellos no ven problema en la relación templo-mercado-negocio, ni
aceptan la autoridad de Jesús para cambiar dicha práctica. Las autoridades
religiosas interpretan el hecho como una auténtica provocación; se trata de una
conducta rebelde y desafiante. Además está cerca la fiesta de la pascua, en la
cual se celebra la liberación de la esclavitud de Egipto, el texto comienza con
esta alusión y termina con el anuncio de la pascua de Jesús. El maestro ingresa
al templo, el lugar propuesto desde antiguo, en Israel, como espacio
privilegiado donde se celebra la comunión y el encuentro entre Dios y el pueblo
de sus preferencias.
Pero en tiempos de Jesús, el
templo ya cumple otras funciones: el mercado, los sacrificios, las monedas, las
ofrendas, las alcancías, etc., sin embargo, cada vez se aleja más del ideal de
Dios.
El azote de Jesús muestra su
intención, este sistema debe ser destruido y cambiado por uno nuevo donde ya no
prime la injusticia, y la opresión. Su interés es arrancar de raíz y para
siempre todo sistema interesado que no busque el bien común. La expulsión de
todos y de las “ovejas” posee un sentido especial: oveja, en griego da a
entender el falso pastor que se quiere meter al rebaño y someter con mentiras a
las inocentes ovejas. Por eso Jesús reacciona y libera a los suyos. Jesús
aprovecha este escenario para insistir en la necesidad de destruir el viejo
templo y construir uno nuevo, que es Jesús mismo. Pero ni los discípulos, ni
los judíos entendieron el mensaje que él les quería dar. El templo en tiempos
de Jesús como lo puede ser hoy era una “cueva de ladrones opresores”, no solo
por el mercado de la religión, sino también por su convivencia con el dios
dinero.
Ahora bien, la palabra no está
destinada a los muros o las columnas sino, desde luego, a las personas, es
decir, a la comunidad. La palabra de los apóstoles (Ef 2,20; Col 2,7) edifica a
la comunidad, y es ella, en realidad, el templo que en el que Dios quiere
habitar.
ORACIÓN
Buen Señor, llegar a ser
templos tuyos es un gracia grande y una gran responsabilidad. Es dejar que tú
vivas y reines en nosotros, con tus sentimientos, tus criterios, tu estilo y
sobretodo, con tu propio amor. Queremos hoy abrirnos a ti, que tu vivas y reines en nosotros y nos enseñes a amar
como tu amas, para servir con alegría a nuestro prójimo y construir un mundo
nuevo. Bendícenos en esta tarea y moldéanos con la acción de tu Santo
Espíritu. Amén
“El
verdadero lugar de encuentro entre Dios y el ser humano es la persona de Jesús”
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