martes, 1 de noviembre de 2016

Sábado 12 de Noviembre 2016


“ORAR SIEMPRE…PERO CON FE”

PRIMERA LECTURA
3 JUAN 5-8

“Debemos sostener a los hermanos en la fe”
Querido amigo Gayo, te portas con plena lealtad en todo lo que haces por los hermanos, y eso que para ti son extraños. Ellos han hablado de tu caridad ante la comunidad de aquí. Por favor, provéelos para el viaje como Dios se merece; ellos se pusieron en camino para trabajar por él sin aceptar nada de los gentiles. Por eso debemos nosotros sostener a hombres como éstos, cooperando así en la propagación de la verdad. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
El único texto que la liturgia nos ofrece de la tercera carta de San Juan destaca el valor de la hospitalidad cristiana. Nuevamente estamos ante una virtud que tiene mucho aprecio en la sociedad humana, pero que adquiere un sentido mayor a la luz de la fe. Acoger a los evangelizadores es hacerse partícipe del fruto de la evangelización. Significa mucho para nosotros aquella expresión del apóstol, referida a quienes fueron hospedados: "se han puesto en camino por Cristo..." (3 Jn 7); literalmente: "por el Nombre". ¡Qué poder el de este Nombre ( Flp 2,9), que pone en movimiento a quien lo escucha y renueva a su paso cada cosa, cada cultura y cada persona!

SALMO RESPONSORIAL 111
R.  / Dichoso quien teme al Señor.

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita. R.

En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo. R.

Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo. R.

OREMOS CON EL SALMO
Este Salmo, siguiendo el tono de las reflexiones de los sabios, proclama la felicidad que gozará el que es bueno, clemente y compasivo. Las bienaventuranzas de Jesús proponen temas complementarios en relación con su proclamación de Reino de Dios, que Él hace presente entre los hombres.    

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 18,1-8

“Dios hará justicia a sus elegidos”
En aquel tiempo, Jesús, para explicar a los discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola: "Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: "Hazme justicia frente a mi adversario"; por algún tiempo se negó, pero después se dijo: "Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esa viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara"". El Señor añadió: "Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?, ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?.  Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Orar siempre y sin desfallecer, aquí está la lección que nos deja la parábola del juez injusto y la viuda. La oración del discípulo no puede limitarse sólo a los momentos de emergencia y dificultad, ni tampoco debe hacerse a manera de prueba, por experimentar a ver si resulta o no. Jesús nos recomienda que cuando oremos lo hagamos con la plena seguridad de que ya hemos obtenido eso que hemos pedido.
La viuda de la parábola, que representa a las personas excluidas y menos favorecidas, nos da ejemplo de insistencia y perseverancia en la oración. Con frecuencia nos vemos tentados a desistir ante una espera prolongada, queremos obtener resultados a la velocidad de la luz y, cuando Dios se “hace esperar”, el ánimo se nos viene al piso e inmediatamente empezamos a cuestionar el poder de Dios y muchas veces hasta su existencia. Si Dios existe, ¿Por qué no escucha mis súplicas?
Dios elogia la actitud de los que luchan e insisten con sus oraciones atrevidas y perseverantes. Ellas son la prueba de que en realidad queremos su ayuda y confiamos en que tarde o temprano Dios acudirá en nuestro auxilio.
Recordemos que la oración para el mundo bíblico es la respiración para el alma; y es la manera, como el hombre confiadamente se dirige a Dios. Jesús la enseña como medio para superar la tentación y fortalecerse en la debilidad; pero particularmente para ponerse en comunicación con el Padre Dios. La oración del cristiano debe nacer de una correcta actitud disponibilidad, y abandono confiado en las manos del Padre Dios, fe, perseverancia, humildad, y decisión de reconciliación con Dios y con los demás.

ORACIÓN
La Palabra de hoy nos lleva, Señor, a darte gracias por habernos llamado y hacernos tus escogidos, aún sin merecerlo. Necesitamos como discípulos(as) tuyos vivir en tu Espíritu con la alegría de la fe para actuar como misioneros, viviendo, orando intensamente, perseverando y proclamando la Buena Nueva: de la dignidad humana, de la vida, de la familia, del trabajo y de la unión con todo lo creado por Tí. Amén.


“Oremos con convicción, agradeciendo a Dios por su amor y misericordia”

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