martes, 1 de noviembre de 2016

Viernes 18 de Noviembre 2016


“MI CASA ES LUGAR DE ORACIÓN”


PRIMERA LECTURA
APOCALIPSIS 10,8-11

“Tomé el libro y me lo comí”     
Yo, Juan, oí cómo la voz del cielo que había escuchado antes se puso a hablarme de nuevo, diciendo: "Ve a coger el librito abierto de la mano del ángel que está de pie sobre el mar y la tierra." Me acerqué al ángel y le dije: "Dame el librito." Él me contestó: "Cógelo y cómetelo; al paladar será dulce como la miel, pero en el estómago sentirás ardor." Cogí el librito de mano del ángel y me lo comí; en la boca sabía dulce como la miel, pero, cuando me lo tragué, sentí ardor en el estómago. Entonces me dijeron: "Tienes que profetizar todavía contra muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes." Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Juan imagina su investidura como las de Ezequiel y de Jeremías. El libro que le es entregado contiene las profecías del Antiguo Testamento y recibe como misión  revelar su sentido a la luz del Nuevo. En efecto, la segunda parte del Apocalipsis puede ser considerada como la explicación del contenido profético de este libro.
El hecho de que Juan tenga que digerir el pequeño libro de las profecías del Antiguo Testamento para comprender la significación del tiempo presente revela que él alimenta sus visiones sobre la realidad misteriosa de los acontecimientos de la fe en Dios único, guía de la Historia. Dios es el autor de la Historia y Él la marca reflejando en ella su unidad. Lo cual no significa que haya introducido en ella una especie de fatalidad semejante a aquella con la que carga la naturaleza. La Historia es el producto del encuentro de dos libertades: la de Dios y la del hombre, pero Dios tiene unas perspectivas acerca de este encuentro, sobre todo desde que Jesucristo pronunció el "sí" de esta alianza. Los acontecimientos tampoco podrán poner en tela de juicio la victoria adquirida por el Señor sobre el mal y sobre la muerte. Juan se encuentra lleno de amargura después de haber tragado el libro, pero el sabor es por fin un sabor de dulzura y de paz (Ap.21-22). A este respecto, las Escrituras consuelan, efectivamente, no porque ellas descubrieran de antemano la evolución de los acontecimientos previstos por Dios, sino porque ayudan a revelar el sentido profundo de la presencia de Dios en los acontecimientos que viven los hombres.

SALMO RESPONSORIAL 118
R. Que dulce al paladar es tu promesa.

Mi alegría es el camino de tus preceptos,
más que todas las riquezas. R.

Tus preceptos son mi delicia,
tus decretos son mis consejeros. R.

Más estimo yo los preceptos de tu boca
que miles de monedas de oro y plata. R.

¡Qué dulce al paladar tu promesa:
más que miel en la boca! R.

Tus preceptos son mi herencia perpetua,
la alegría de mi corazón. R.

Abro la boca y respiro,
ansiando tus mandamientos. R.

OREMOS CON EL SALMO
El Salmo 118 es  el salmo más largo de todos, hoy se toman algunos versos.  Presenta las excelencias de la Ley de Dios, entendida como la manifestación de la voluntad de Dios para el ser humano. Su cumplimiento le asegura el bienestar y la dicha. La urgencia de cumplir siempre la voluntad de Dios nace de la misma fe. Para nosotros se trata de “la ley perfecta del amor” que se encuentra en el Evangelio y se encarna en el seguimiento de Jesús.

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 19, 45-48

“Se puso a echar a los mercaderes del templo
En aquel tiempo entró Jesús en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: "Escrito está: "Mi casa es casa de oración"; pero vosotros la habéis convertido en una "cueva de bandidos"". Todos los días enseñaba en el templo. Los sumos sacerdotes, los letrados y los senadores del pueblo intentaban quitarlo de en medio; pero se dieron cuenta de que no podían hacer nada, porque el pueblo entero estaba pendiente de sus labios. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
En el pasaje para nuestra oración en este día, Jesús expulsa a los mercaderes del templo. Según el relato Jesús entró en el templo y comenzó a echar fuera a quienes vendían diversos productos destinados al culto. EL pueblo les complicó la situación a los sumos sacerdotes a los letrados y a los jefes del pueblo que intentaban todos los días matar a Jesús. Hacerlo no resulta tarea fácil porque todo el pueblo estaba pendiente de sus palabras. Estar pendiente de las palabras de Jesús es descubrir con el salmista que sus mandamientos son nuestra alegría y son también nuestros consejos, es reconocer que sus promesas son más dulces que miel en la boca. Hoy también muchos quieren matar a Jesús, buscan proyectar su vida personal y la de naciones enteras al margen del Evangelio. Pero nosotros tenemos en nuestras manos el arma secreta, la misma que empleó el pueblo “estar pendiente de sus palabras”; ellas son “lámpara para nuestros pasos, luz en nuestro caminar”. Que el Señor acreciente cada día más en nosotros el amor por la lectura y la oración por su palabra, de manera que se convierta en fuente de inspiración de todos nuestros pensamientos, de nuestras palabras y de nuestro actuar cotidiano. Jesús sigue actuando y se hace presente allí donde en su nombre nos reunimos para compartir y celebrar su Bendita Palabra.
Jesús denuncia los atropellos que se cometen en el templo, condena toda clase de formulismos religiosos, anuncia la destrucción del templo y, al mismo tiempo, habla en una forma nueva de su cuerpo como el verdadero templo. Con este templo Dios ha creado un nuevo signo de su presencia desde la unión con Cristo se explica que la iglesia comunidad se entienda así misma como templo espiritual.

ORACIÓN
Señor Tú reclamas los derechos de Dios y la dignidad de los miembros de su pueblo, por eso estamos llamados(as) a comprometernos con la causa de la justicia, que se refleja en el encuentro con el otro sin importar la condición social, económica, cultural o religiosa y con la capacidad que podemos desarrollar de unirnos a tu propuesta de igualdad y equidad desde el verdadero encuentro con el Dios justo y misericordioso. Ayúdanos, por favor para que así sea. Amén.


“Purifiquemos primero nuestro cuerpo que es templo del Espíritu Santo”

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