martes, 1 de diciembre de 2015

Martes 29 de Diciembre de 2015


“AMOR PURO Y GENEROSO”

PRIMERA LECTURA
1JUAN 2,3-11

“Quien ama a su hermano permanece en la luz”

Queridos hermanos: En esto sabemos que conocemos a Jesús: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: "Yo le conozco", y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él. Quien dice que permanece en él debe vivir como vivió él. Queridos, no os escribo un mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que tenéis desde el principio. Este mandamiento antiguo es la palabra que habéis escuchado. Y, sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo -lo cual es verdadero en él y en vosotros-, pues las tinieblas pasan, y la luz verdadera brilla ya. Quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano está aún en las tinieblas. Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza. Pero quien aborrece a su hermano está en las tinieblas, camina en las tinieblas, no sabe a dónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Juan nos dice dónde está la prueba de la verdadera fe: “En esto sabemos que le conocemos, en que guardamos sus mandamientos”. Y no como los gnósticos fines de primer siglo, contra los que escribe esta carta, que daban la prioridad absoluta al saber (“gnosis, conocimiento), y con eso se sentían salvados, sin prestar gran atención a las consecuencias de vida. No actuaban según ese conocimiento de Dios. El que cree conocer a Dios y luego no vive según Dios es un mentiroso, la verdad no está en él. Mientras que “quien guarda su Palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud”. Más en concreto todavía, para Juan la demostración de que hemos dejado la oscuridad y entrado en la luz, es si amamos al hermano: “Quien dice, que está en la luz y aborrece al hermano, está aún en las tinieblas”, “no sabe a dónde va” y seguramente tropezará, porque “las tinieblas han cegado sus ojos”. Es la consecuencia de haber conocido el misterio del amor de Dios en esta Navidad: también nosotros tenemos que imitar su gran mandamiento, que es el amor. La teoría es fácil. La práctica no lo es tanto: y las dos deben ir juntas.
SALMO 95

Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. R.

Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
 sus maravillas a todas las naciones. R.

El Señor ha hecho el cielo;
 honor y majestad lo preceden,
 fuerza y esplendor están en su templo. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO
El salmista tiene la certeza de que Israel ha experimentado los milagros de Dios, el himno parte de la conciencia de Dios como soberano de la historia y de todo lo que existe. La invitación a entonar el himno a toda la creación genera una alegría universal que parte de Israel que proclama mundialmente al Señor. La misión de Israel es que el mundo vibre por Dios como ellos lo hacen, que lo conozcan y admiren su Nombre, que vivan como Él quiere y  así tengan felicidad.
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 2,22-35

“Mis ojos han visto a tu salvación”
Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: "Todo primogénito varón será consagrado al Señor", y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: "un par de tórtolas o dos pichones." Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: "Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel." Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo, diciendo a María su madre: "Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma." Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
Conforme a la Ley judía, todo primogénito varón debía ser presentado en el Templo, y Jesús no fue la excepción. María y José se presentan con un par de tórtolas y dos pichones, según lo previsto por la Ley, dándonos a conocer su situación de “pobres”. La condición social de la Sagrada Familia de Nazaret no era la mejor, pero Dios se fijó en esa humilde pareja para hacerse presente en medio de nosotros. Y todavía hay más. En el momento de la presentación, el que recibe al niño en sus brazos es un anciano llamado Simeón, que significa “Dios ha escuchado”, pero, como lo dice el texto, es un “hombre honrado y piadoso que esperaba la liberación de Israel y se guiaba por el Espíritu Santo”, y nos da a conocer el plan salvífico de Dios en Jesús. Por eso, Lucas lo que quiere resaltar y pone en boca de Simeón es que Jesús es el Liberador, es el Salvador que ha venido a instaurar la paz, que ha venido a iluminar no sólo a los de Israel, sino también a los paganos (extranjeros). Ya podemos morir en paz porque nosotros también hemos conocido al Salvador y proclamamos su proyecto del reino. 

ORACIÓN
Señor te declaramos y creemos que eres nuestro único salvador y liberador; acudimos a tu presencia porque sabemos que muchas puertas se abrirán a nuestro alrededor, porque  muchas maravillas veremos pasar, tenemos fe en que muchas circunstancias  cambiaran, creemos en ti,  tenemos la certeza que tú nos escuchas y cumples tus promesas, no en nuestro tiempo, sino en tu tiempo. Haznos perseverantes en la oración, en la lectura y escucha de tu Palabra y firmes y trasparentes con nuestro testimonio de vida. Amén


“Dejar el egoísmo y optar por la solidaridad, fraternidad y la entrega es un desafío en el mundo de hoy” 

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