martes, 1 de diciembre de 2015

Jueves 31 de Diciembre de 2015

“LA MISERICORDIA DE DIOS SE HIZO CARNE”

 Hoy acaba un año, y es preciso que demos gracias a Dios por la vida que sigue siendo posible a pesar de las múltiples adversidades. Que sea la bendición de Dios la que colme hoy y siempre nuestro ser, nuestras familias y comunidades; que, hecho el balance de fin de año, seamos capaces de ver el paso de Dios por nuestra historia.

PRIMERA LECTURA
1 JUAN 2,18-21

“Estáis ungidos por el Santo, y todos vosotros lo conocéis” 
Hijos míos, es el momento final. Habéis oído que iba a venir un Anticristo; pues bien, muchos anticristos han aparecido, por lo cual nos damos cuenta que es el momento final. Salieron de entre nosotros, pero no eran de los nuestros. Si hubiesen sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros. Pero sucedió así para poner de manifiesto que no todos son de los nuestros. En cuanto a vosotros, estáis ungidos por el Santo, y todos vosotros lo conocéis. Os he escrito, no porque desconozcáis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira viene de la verdad. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
San Juan nos habla de la presencia de muchos "anticristos," pero sus palabras no son un grito de pánico sino un mensaje de esperanza porque lo que quiere es recordarnos la fuerza de la unción que hemos recibido junto con nuestra fe. Así como Isaías, Juan Bautista y María nos acompañaron durante el Adviento, así también, durante estos días fugaces de Navidad, que forman parte de la octava de Navidad, tenemos como guía, a Juan, que ha sido comparado con el águila por la altura de su reflexión y por su capacidad de acercarse a la luz.

SALMO 95
 R./Alégrese el cielo, goce la tierra.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre,
proclamad día tras día su victoria. R.

Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,
aclamen los árboles del bosque. R.

Delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra:
regirá el orbe con justicia
y los pueblos con fidelidad. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO

Hay que recitar este salmo con los "ángeles de Navidad" que "cantaron aquella noche": "Gloria a Dios, paz a los hombres". Nosotros junto con ellos cantemos también "alegría en el cielo, fiesta en la tierra"... "¡El cielo se alegra, la tierra exulta!" "¡Gloria a Dios!" "¡Adorad a Dios!" "¡El Señor es rey! Que nuestra oración jamás olvide esta actitud. La adoración, el sentimiento de anonadamiento, es el fundamento de todo primer descubrimiento de Dios. Dios es el "totalmente Otro", el trascendente, aquel que supera toda imaginación. Y la revelación de la proximidad de Dios que se hizo "uno de nosotros", que se hizo "niño" en Navidad "no disminuye en nada este sentimiento de adoración: paradójicamente la infinidad de Dios brilla hasta en el exceso de amor que lo hizo nacer en un pesebre de animales".

LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN  1,1-18

“La Palabra se hizo carne” 
En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la recibieron. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Estos días anteriores hemos reflexionado sobre el nacimiento de Jesús. Hoy nos volvemos a centrar en el acontecimiento de la Encarnación, desde un lenguaje poético y muy teológico, pero no por ello incomprensible. Con estos textos volvemos a celebrar, agradeciendo a Dios, desde la oración y la meditación, el que nos haya enviado a su Hijo, nacido de mujer, para poner su tienda entre nosotros. “La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros”. Por esta razón, los seres humanos hemos alcanzado un lugar privilegiado en los planes de Dios, porque Dios nos eligió como morada de su Palabra. – Estamos a las puertas de un nuevo año, en este fin de año es importante hacer una revisión de nuestra vida. Podemos preguntarnos: ¿qué hemos hecho para ir formando reino en medio de nuestros hermanos? ¿Qué hemos dejado de hacer? Son preguntas existenciales que nos invitan a seguir trabajando para que el reino inaugurado por Jesús llegue a toda la humanidad. Que seamos testigos del Evangelio en un mundo donde reinan el odio, la discordia, las injusticias. Que seamos luz en las tinieblas que acechan a nuestra humanidad, planteando alternativas distintas al orden social injusto que actualmente impera, donde los pobres son cada vez más pobres y los ricos cada vez más ricos. Que esa Palabra creadora de Dios nos desafíe a  promocionar la vida, la justicia y el amor. El mundo necesita más que nunca que quienes nos llamamos cristianos demos testimonio de aquél que nos ha enviado a ser promotores de paz y verdad. Que esa Palabra que se hizo carne y habita entre nosotros nos dé la gracia de ser fieles discípulos suyos.

Que todas nuestras reflexiones, revisiones y planes, los pongamos en el Señor de la Historia de nuestras vidas, familias y la vivencia de nuestros grupos y comunidades. Pongamos también en él nuestra esperanza y el mundo en que vivimos. El nacimiento de Jesús es el nacimiento de la paz, así lo presentó el ángel a los pastores y así lo dice el Apóstol: “Él es nuestra paz”.  Nuestro deseo de corazón es que finalicemos en paz este año 2015, que ya se acaba, y que comencemos el 2016 con la paz que nos trae Jesús. ¡Feliz Año Nuevo 2016!

ORACIÓN
Señor Jesús, tu lo eres todo, lo conoces todo, lo penetras y contienes todo. Tú, que existes desde siempre y para siempre, has que recordemos que fuimos creados para ti, para servirte y para adorarte. Que podamos seguirte encontrándonos contigo en la intimidad de nuestra alma y descubrir que nos has amado desde siempre y por toda la eternidad. Te alabamos, te bendecimos y te damos gracias por todo este caminar bíblico en este año que hoy termina. Gracias por día a día, amarnos y bendecirnos tanto. Te amamos y desde ya acogemos en gratitud el nuevo año que colocamos entre tus manos. Amén.


“Que en este nuevo año nos esforcemos por ser luz en medio de las tinieblas que acechan a nuestra humanidad, promocionando la vida, la justicia y el amor” 


“Deseamos que este nuevo año 2016 la felicidad que proporciona el Espíritu de Dios  envuelva nuestra vida,  la de nuestras familias y comunidades”   

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