miércoles, 1 de julio de 2015

Miércoles 29 de Julio de 2015


Santa Marta

“LA FE EN JESÚS DA SENTIDO A LA RESURRECCIÓN”

“PRIMERA LECTURA
1RA CARTA JUAN 4, 7-16

"El amor, señal de nuestra comunión con Dios"

Queridos hermanos, debemos amarnos unos a otros, porque el amor viene de Dios. Todo el que ama es hijo de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. Dios mostró su amor hacia nosotros al enviar a su Hijo único al mundo para que tengamos vida por él. El amor consiste en esto: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo, para que, ofreciéndose en sacrificio, nuestros pecados quedaran perdonados.
Queridos hermanos, si Dios nos ha amado así, nosotros también debemos amarnos unos a otros. A Dios nunca lo ha visto nadie; pero si nos amamos unos a otros, Dios vive en nosotros y su amor se hace realidad en nosotros. La prueba de que nosotros vivimos en Dios y de que él vive en nosotros, es que nos ha dado su Espíritu. Y nosotros mismos hemos visto y declaramos que el Padre envió a su Hijo para salvar al mundo. Cualquiera que reconoce que Jesús es el Hijo de Dios, vive en Dios y Dios en él. Así hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor, y el que vive en el amor, vive en Dios y Dios en él. Palabra del Señor.

REFLEXIÓN
El tema del texto de la carta de Juan que leemos hoy es el amor fraterno; pues Juan no pierde de vista un momento la situación de la comunidad cristiana. Por eso se refiere concretamente a este amor, lo cual no excluye, sin embargo, la necesidad de amar a todos aunque no sean cristianos.
El amor, que debe ser el fundamento de toda comunidad cristiana y de todo cristiano, su distintivo, procede de Dios, y no debe confundirse con aquel amor con que pueden amarse los hombres en el mundo. Los que aman como Dios ama son Hijos de Dios, vienen de Dios, lo mismo que el amor que en ellos se manifiesta. Pero el que no ama de esa manera no tiene nada en común con Dios y tampoco puede conocerlo. El conocimiento de Dios es inseparable del amor que viene de Dios.

En Jesucristo, Dios nos da la prueba definitiva de su amor. Así, nos muestra que el amor no es sólo una propiedad más entre otras propiedades divinas, sino la misma esencia de Dios; pues nos da lo mejor que tiene y nos lo da sin reservas, nos da a su “Hijo único”. Y el amor que viene de Dios y se manifiesta plenamente en Jesucristo es amor desinteresado. Por lo tanto, el amor de Dios no es la respuesta al amor que los hombres ya le teníamos, sino el principio del amor que debemos tenernos los unos a los otros.

SALMO RESPONSORIAL: 33
R./ Bendigo al Señor en todo momento.

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R.

Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias. R.

El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
 Gustad y ved qué bueno es el Señor,
 dichoso el que se acoge a él. R:

Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que le temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada. R.

OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO
Himno de alabanza a Yahvé por su palabra creadora y su dominio de la historia.
El plan de Dios es un plan de salvación que no pueden frustrar los planes humanos adversos; que incorpora en su realización las acciones de los hombres, conocidos por Dios. La confianza, como enlace del hombre con el plan de Dios, se convierte en factor histórico activo, para encarnarse en la historia de la salvación.

LECTURA DEL EVANGELIO
JUAN 11, 19-27

“El que cree en mí, aunque muera, vivirá”

Y muchos de los judíos habían ido a visitar a Marta y a María, para consolarlas por la muerte de su hermano. Cuando Marta supo que Jesús estaba llegando, salió a recibirlo; pero María se quedó en la casa. Marta le dijo a Jesús: --Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero yo sé que aún ahora Dios te dará todo lo que le pidas.
Jesús le contestó: --Tu hermano volverá a vivir.
Marta le dijo: --Sí, ya sé que volverá a vivir cuando los muertos resuciten, en el día último.
Jesús le dijo entonces: --Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que todavía está vivo y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?
Ella le dijo:--Sí, Señor, yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo. Palabra de Dios

REFLEXIÓN:
Martha de Betania brilla en el evangelio de hoy con el resplandor de una fe vigorosa y firme de confianza en el Señor. Tomemos sus propias palabras, y admiremos el don de la fe, concedido por el Único que puede darla. "Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora estoy segura de que Dios te concederá cuanto le pidas". Así habla Martha. Está segura del poder de Jesús, y esa certeza no queda destruida ni siquiera por el hecho aparentemente irreversible de la muerte.

Este encuentro de Jesús con Marta tiene también como sentido profundo el reconocimiento de Aquél como Señor de la resurrección y dador de vida. Para acceder a este reconocimiento se hace necesario creer en Jesús y en la promesa de la resurrección. El contenido de la confesión de fe de Marta consiste en la declaración de Jesús como Mesías y que su poder procede de Dios. Aunque Marta expresa la expectativa de la multitud de manera muy personal, si hubieras estado aquí (v. 21), ella se distingue del falso mesianismo de la multitud que queda maravillada sólo por las obras “extraordinarias de Jesús”. Ante la afirmación de Jesús de que Lázaro resucitará (v. 23), la respuesta de ella es una afirmación de fe en la resurrección en el tiempo final de los muertos. Al final, la declaración de Jesús como resurrección y vida termina con una pregunta vigente para los seguidores de Jesús hoy: ¿Creen esto? (v. 26b) La respuesta de Marta es una profesión de fe: “Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo” (v. 27). Esta confesión es el mensaje fundamental de todo el encuentro. Y hoy tú en tu experiencia personal ¿Crees tú esto?

ORACIÓN
Señor tu estadía en este mundo y tu resurrección nos llama a vivir en lo cotidiano ese amor que se manifiesta en el servicio desinteresado, en la esperanza y la certeza de un sistema de vida nuevo que comienza en el aquí y continúa hasta después del paso definitivo a tu presencia. Ayúdanos por favor a ejercerlo como Tú lo pides. Amén


“La muerte es solo un paso hacia la trascendencia, hacia la realización final de nuestra existencia”

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