miércoles, 1 de julio de 2015

Miércoles 08 de Julio de 2015


“LA RESPONSABILIDAD DE SER CONTINUADORES(AS) DE LA OBRA DE JESÚS”


PRIMERA LECTURA
GÉNESIS 41,55-57; 5-7. 17-24a

“Estamos pagando el delito contra nuestro hermano”

En aquellos días, llegó el hambre a todo Egipto, y el pueblo reclamaba pan al Faraón; el Faraón decía a los egipcios: "Dirigíos a José y haced lo que él os diga." Cuando el hambre cubrió toda la tierra, José abrió los graneros y repartió raciones a los egipcios, mientras arreciaba el hambre en Egipto. Y de todos los países venían a Egipto a comprarle a José, porque el hambre arreciaba en toda la tierra. Los hijos de Jacob fueron entre otros a comprar grano, pues había hambre en Canaán. José mandaba en el país y distribuía las raciones a todo el mundo. Vinieron, pues, los hermanos de José y se postraron ante él, rostro en tierra. Al ver a sus hermanos, José los reconoció, pero él no se dio a conocer, sino que les habló duramente: "¿De dónde venís?" Contestaron: "De tierra de Canaán, a comprar provisiones." Y los hizo detener durante tres días.
Al tercer día les dijo: "Yo temo a Dios, por eso haréis lo siguiente, y salvaréis la vida: si sois gente honrada, uno de vosotros quedará aquí encarcelado, y los demás irán a llevar víveres a vuestras familias hambrientas; después me traeréis a vuestro hermano menor; así probaréis que habéis dicho la verdad, y no moriréis." Ellos aceptaron, y se decían: "Estamos pagando el delito contra nuestro hermano, cuando le veíamos suplicarnos angustiado y no le hicimos caso; por eso nos sucede esta desgracia." Intervino Rubén: "¿No os lo decía yo: "No pequéis contra el muchacho", y no me hicisteis caso? Ahora nos piden cuentas de su sangre." Ellos no sabían que José les entendía, pues había usado intérprete. Él se retiró y lloró; después volvió a ellos. Palabra de Dios.

REFLEXIÓN
José, hijo de Jacob, es el hombre que es traicionado por sus hermanos y a la vez se convierte en salvador de sus hermanos; es el hombre que es rechazado por su propia familia, pero luego se convierte en la puerta de salvación para toda esa familia, así como Jesús es el salvador y es la puerta de salvación. Observemos cómo José, siendo la solución para su familia, de alguna manera, aplaza la solución; los hermanos de él llegan a Egipto buscando alimentos, y tal vez la solución sencilla o la solución más inmediata hubiera sido darse a conocer inmediatamente y darles los alimentos. Si él quería ser generoso, como efectivamente quería serlo, ¿por qué aplazó ese momento de reconciliación?
Tal vez porque tiene que ver con la manera cómo Dios también nos trata muchas veces a nosotros. Muchas veces parece que Dios aplaza la solución, un momento de alegría y de encuentro con Él, aplaza algo que estamos necesitando. Sea de una manera consciente o inconsciente, lo que está haciendo José es conduciendo a sus hermanos, a un reconocimiento de lo que han hecho; de su equivocación, a recapacitar en lo que hicieron, no es simplemente que obré mal y Dios me perdonó, y llegó mi recompensa, y mi vida sigue igual.
Lo más importante no son las cosas que nosotros recibimos o las cosas que nosotros pedimos; lo más importante es lo que sucede en nuestro interior, a medida que Dios nos va conduciendo y nos va cambiando. Más que las cosas que Dios nos da, lo maravilloso es lo que Él hace con nosotros y las personas que llegamos a ser cuando Él obra en nosotros.

SALMO RESPONSORIAL: 32
R: Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.

Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando los vítores con bordones. R.

El Señor deshace los planes de las naciones,
frustra los proyectos de los pueblos;
pero el plan del Señor subsiste por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en edad. R.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y a reanimarlos en tiempo de hambre. R.


OREMOS CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS  A SU CONTEXTO
Canto de alabanza a Dios por su poder manifestado en la creación, en el gobierno de las naciones, en la ayuda concedida a su pueblo. El nuevo pueblo de Dios es más extenso que  solo Israel y tiene motivos más amplios aún para cantar su alabanza, con la humilde confianza de ser objeto del amor de Dios.     
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 10,1-7

“Id a las ovejas descarriadas de Israel”

En aquel tiempo, Jesús llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia. Éstos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo, el publicano; Santiago el Alfeo, y Tadeo; Simón el Celote, y Judas Iscariote, el que lo entregó. A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: "No vayáis a tierra de gentiles, ni entréis en las ciudades de Samaria, sino id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca." Palabra del Señor.

REFLEXIÓN:

Este capítulo es considerado como el Discurso Misionero. En el pasaje del llamado al discipulado, los elegidos son doce; lo importante es que esta invitación representa la universalidad del pueblo de Dios, que peregrinará por el reino anunciado por Jesús. Los llamados y enviados tienen que acoger una serie de exigencias que resultan ineludibles en el seguimiento: Luchar por el acontecer de un proyecto alternativo en la realidad humana: el Reino; con un modo peculiar de vida, una vida en comunidad; con actitudes concretas de solidaridad, servicio y caridad; y compartiendo el mismo destino del maestro. Por eso la importancia de sentir el llamado con nombre propio, sintiéndose discípulo, cumpliendo la voluntad de Dios. Todos los que nos sentimos elegidos por Jesús, somos enviados a manifestar que es posible una sociedad diferente en medio de la injusticia y la corrupción; y, más aún, a anunciar a las comunidades humanas, tanto creyentes como no, que nuestra tarea es estar donde se necesita libertad y justicia.

ORACIÓN
Señor, por favor ayúdanos a abrirnos al Espíritu para obrar solo aquello que es para bien, a responder a tu llamado de rescatar a quienes aún no se han encontrado con el Dios de la vida y el amor. Que nuestro actuar motive a otros a conocerte y caminar contigo, mostrándonos tan humanos pero tan llenos de ti, que aunque fallemos logremos buscar la reconciliación y enmendar los errores. Amén.


“Orad para que los(as)  jóvenes que sientan el llamado del Señor no tengan miedo”

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