Ascensión del Señor
“TODOS
Y TODAS SOMOS LLAMADOS(AS) Y ENVIADOS(AS)”
Al llegar al último Domingo de
Pascua, podemos decir que cerramos este tiempo litúrgico con broche de oro: la
solemnidad de la Ascensión del Señor. El “subir”, “ascender”, significa un
camino de trascendencia que nos lleva ver más allá y también es un acto de
glorificación y de honor. Después de realizar su misión terrena, de entregar su
vida por la redención del mundo, Dios lo resucita y luego Jesús asciende por encima de todo lo
creado. Celebrar entonces, la Ascensión, es festejar su triunfo, cantar la culminación
de su tarea mesiánica y tributarle todo el honor y la gloria que se merece,
porque ahora aparece como Señor del cielo, reina sobre todo, pero ha tenido que
pasar por el trago amargo de la cruz. Ahora el Padre, Dios lo ha exaltado
soberanamente le ha dado Nombre sobre todo nombre, para que todos digamos:
“Jesucristo es Señor para Gloria de Dios Padre” (Fil 2,9-11) .
PRIMERA LECTURA
HECHOS DE LOS APÓSTOLES 1,1-11
“Lo vieron levantarse”
En mi primer libro, excelentísimo Teófilo,
escribí acerca de todo lo que Jesús había hecho y enseñado desde el principio y
hasta el día en que subió al cielo. Antes de irse, por medio del Espíritu Santo
dio instrucciones a los apóstoles que había escogido respecto a lo que debían
hacer. Y después de muerto se les presentó en persona, dándoles así claras
pruebas de que estaba vivo. Durante cuarenta días se dejó ver de ellos y les
estuvo hablando del reino de Dios.
Cuando todavía estaba con los apóstoles,
Jesús les advirtió que no debían irse de Jerusalén. Les dijo: --Esperen a que
se cumpla la promesa que mi Padre les hizo, de la cual yo les hablé. Es cierto
que Juan bautizó con agua, pero dentro de pocos días ustedes serán bautizados
con el Espíritu Santo.
Los que estaban reunidos con Jesús, le
preguntaron: --Señor, ¿vas a restablecer en este momento el reino de Israel?
Jesús les contestó: --No les corresponde a
ustedes conocer el día o el momento que el Padre ha fijado con su propia
autoridad; pero cuando el Espíritu Santo venga sobre ustedes, recibirán poder y
saldrán a dar testimonio de mí, en Jerusalén, en toda la región de Judea y de
Samaria, y hasta en las partes más lejanas de la tierra.
Dicho esto, mientras ellos lo estaban
mirando, Jesús fue levantado, y una nube lo envolvió y no lo volvieron a ver. Y
mientras miraban fijamente al cielo, viendo cómo Jesús se alejaba, dos hombres
vestidos de blanco se aparecieron junto a ellos y les dijeron:
--Galileos, ¿por qué se han quedado mirando
al cielo? Este mismo Jesús que estuvo entre ustedes y que ha sido llevado al
cielo, vendrá otra vez de la misma manera que lo han visto irse allá. Palabra
del Señor.
REFLEXIÓN
Es interesante destacar en la primera
lectura de hoy que Lucas resume la enseñanza de Cristo Resucitado, en sus
apariciones a los discípulos, como una predicación sobre el Reino de Dios.
Recordamos bien que el inicio de su ministerio público fue un anuncio similar:
"El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos y
creed en el evangelio" (Marcos 1,15). Y luego el mismo Lucas se deleita
contándonos cuántas comparaciones usó Jesús en esta tierra para que
comprendiéramos algo de los misterios del Reino.
Aprendemos de aquí que en la Resurrección
del Señor se da como un nuevo comienzo. El proyecto de Jesucristo no ha
cambiado. Ni siquiera la muerte lo ha cambiado. Torturarlo, abandonarlo,
crucificarlo, llevarlo a la muerte y depositarlo en el sepulcro... nada de ello
fue capaz de romper la obediencia de amor de Cristo hacia su Padre. Una vez
levantado de entre los muertos, no tiene un nuevo proyecto sino el mismo de
siempre: que el nombre de Dios sea glorificado, que su voluntad sea escuchada y
obedecida; en resumen: ¡que venga el Reino de Dios, que Dios reine!. Tampoco
los discípulos han cambiado mucho en sus proyectos propios. Siguen esperando
una gran victoria política, si no militar. Por eso preguntan si ha llegado el
tiempo de restaurar el reino "de Israel." Jesús les habla del reino
"de Dios" pero ellos quieren oír del reinado "de Israel."
Su inteligencia tiene un límite, que es el límite de sus intereses. Por eso
Jesús les anuncia no una nueva predicación, que ya les ha predicado bastante,
sino un nuevo amor. Eso será la efusión del Espíritu Santo, cuya fiesta estamos
prontos a celebrar, el próximo Domingo: será un nuevo amor. Con un nuevo
corazón palpitando en nuestro pecho habrá también nuevas razones, las razones
de Dios, que podrán entrar a nuestra mente y un nuevo Espíritu que nos refresca
y nos cambia.
SALMO RESPONSORIAL: 46
R./ Dios asciende entre aclamaciones; el
Señor, al son de trompetas.
Pueblos todos batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra. R.
Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas;
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey, tocad. R.
Porque Dios es el rey del mundo;
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado. R.
OREMOS
CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS A SU
CONTEXTO
El tema de este himno es la realeza universal del
Señor (vs. 3, 7-9) puesta de manifiesto victoriosamente cuando él entregó en
herencia a su Pueblo la Tierra prometida (vs. 4-5). En la vibrante
aclamación del v. 6, se percibe el eco de una liturgia de entronización del
Arca de la Alianza en el Santuario de Sión. Cuando se fue perdiendo
el recuerdo de esta fiesta, el Salmo se aplicó al triunfo final de Dios y a la
implantación definitiva de su Reino.
En el Salterio, hay otros poemas litúrgicos que
tienen una afinidad temática con este Salmo, y por eso son llamados “Himnos a
la realeza del Señor” (Sal. 93; 96 - 99).
SEGUNDA LECTURA
EFESIOS: 4,1-13
“A la medida de Cristo en su plenitud”
Hermanos: Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como
pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y
amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en
mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un
solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis
sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo
trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo. A cada uno de nosotros se
le ha dado la gracia según la medida del don de Cristo. (Por eso dice la
Escritura: "Subió a lo alto llevando cautivos y dio dones a los
hombres." El "subió" supone que había bajado a lo profundo de la
tierra; y el que bajó es el mismo que subió por encima de todos los cielos para
llenar el universo.) Y él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas,
a otros, evangelizadores, a otros, pastores y maestros, para el
perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la
edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la
fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de
Cristo en su plenitud. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
Hoy es una gran fiesta para todos nosotros
los seguidores del Señor Resucitado; la Palabra ilumina de manera esplendida
nuestra reflexión de hoy. Invitándonos primero a ser testigos que salgamos a
dar testimonio del Resucitado. Esta segunda lectura de Pablo a la comunidad de
Efeso, podríamos decir que es una oración y expresión de afecto de Pablo por
esta comunidad. En ella Pablo pide sabiduría y conocimiento revelado presenta
una visión de Cristo glorioso y majestuoso sentado junto al Padre. Esta es la esperanza
que siempre tiene que animar a la comunidad a conocer cada vez más plenamente a
Dios y a su Reino propuesto y entregado por Jesús Resucitado. Jesucristo es
soberano de todo lo creado. Él es la cabeza de todas las cosas. Pero es también
cabeza de la comunidad creyente; por tanto la Iglesia está en íntima
comunicación con el Espíritu del Resucitado llamando a una cercana y solidaria
relación desde la diversidad buscando siempre la unidad de la comunidad.
LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 16,15-20
“Subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios”
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: "Id al
mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se
bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean,
les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas
nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les
hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos." Después
de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios.
Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba
confirmando la palabra con las señales que los acompañaban. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
El
tema del mandato misionero está asociado a la Ascensión por tradición. El final
del evangelio de Marcos es el que asocia un mandato misionero de Jesús en el
momento de «su despedida antes de partir para el cielo».Con la
Ascensión del Señor culmina la misión terrena de Jesús, pero se inicia en forma
la misión de sus discípulos y en ellos la misión universal de la Iglesia.
Por eso, el evangelio de Marcos sintetizando
la fe de las primeras comunidades, pone en boca de Jesús estas palabras: “Vayan
al mundo entero y proclamen el evangelio
a toda la creación”. Este anuncio gozoso y lleno de poder incluye la
presentación de Jesús y de su obra salvadora, la inserción en una comunidad
cristiana mediante el bautismo, y la realización concreta ante los hombres de
signos que expresen la cercanía y la acción salvadora del Señor. Signos de
liberación y de sanación, signos de protección, signos de alabanza y
glorificación. Cuando la Iglesia realiza esta misión, el Señor actúa con ella y
confirma la palabra predicada con los signos que la acompañan, concluye el
evangelista Marcos.
ORACIÓN
Señor, al ir al Padre llevas contigo la redención de
nuestra naturaleza humana y la siembra en nuestro corazón de la posibilidad de
un mundo diferente desde aquí en la tierra, basado en el principio del amor que
produce justicia, igualdad y solidaridad,
Ayúdanos por favor a orientar nuestra mirada y corazón a esos bienes que
no son materiales, sino que nos llevan a ser más como Tú y trascender hacia el
lugar donde nuestra vida se glorificará contigo. Amén
“La
humanidad está llamada a ser elevada, dignificada, y a vivir en plena comunión
con Dios-Comunidad de amor”
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