“JESÚS SANA NUESTRA
CEGUERA Y ACOMPAÑA NUESTRO CAMINO”
PRIMERA LECTURA
ECLESIÁSTICO 42,15-26
“La gloria
del Señor se refleja en todas sus obras”
Voy a recordar las obras de Dios y a contar lo que he visto: por la
palabra de Dios son creadas y de su voluntad reciben su tarea. El sol sale
mostrándose a todos, la gloria del Señor se refleja en todas sus obras. Aun los
santos de Dios no bastaron para contar las maravillas del Señor. Dios
fortaleció sus ejércitos, para que estén firmes en presencia de su gloria.
Sondea el abismo y el corazón, penetra todas sus tramas, declara el pasado y el
futuro y revela los misterios escondidos. No se le oculta ningún pensamiento ni
se le escapa palabra alguna. Ha establecido el poder de su sabiduría; es el
único desde la eternidad; no puede crecer ni menguar ni le hace falta un
maestro. ¡Qué amables son todas sus obras!; y eso que no vemos más que una
chispa. Todas viven y duran eternamente y obedecen en todas sus funciones.
Todas difieren unas de otras, y no ha hecho ninguna inútil. Una excede a otra
en belleza: ¿quién se saciará de contemplar su hermosura? Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
"Voy
a traer a la memoria las obras del Señor", con estas palabras empieza la
primera lectura de hoy. Es interesante observar que estamos ya en el capítulo 42
del libro Eclesiástico y es bello notar cómo ellas marcan como una nueva etapa,
a esas alturas de uno de los libros más voluminosos de la Biblia. En los
anteriores capítulos hay centenares de reflexiones sobre la vida humana, las
virtudes y los vicios, el amor y el valor, la amistad y los negocios. Después
de todo ello, como en un nuevo comienzo, aparecen las palabras que hemos oído:
ahora voy a recordar las obras del Señor.
Y las obras que este sabio autor recuerda van en dos grandes grupos:
la naturaleza y la historia. Las de hoy corresponden al primer grupo. ¿Qué
pondera de la creación este hombre sabio? Ante todo, que es de Dios y le
pertenece; luego, que es manifestación de su gloria; en tercer lugar, que Dios
penetra los secretos y honduras que escapan a toda inteligencia creada;
finalmente, que las cosas creadas se complementan unas a otras, de modo que la
explicación de algo siempre nos remite a la existencia y obrar de algo más. Ese
balance maravilloso, ese refluir de vida y de significado entre todas las
cosas, causa una íntima alegría que no es otra sino la percepción de la belleza
en su fuente.
SALMO RESPONSORIAL: 32
R. / La palabra del Señor hizo el cielo.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo
/ acompañando los vítores con bordones. R.
Que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R.
La palabra del Señor hizo el cielo;
el aliento de su boca, sus ejércitos;
encierra en un odre las aguas marinas,
mete en un depósito el océano. R.
Tema al Señor la tierra entera,
tiemblen ante él los habitantes del orbe
porque él lo dijo, y existió,
él lo mandó, y surgió. R.
OREMOS
CON EL SALMO Y ACERQUÉMONOS A SU
CONTEXTO
Canto
de alabanza a Dios por su poder manifestado en la creación, en el gobierno de
las naciones, en la ayuda concedida a su pueblo. El nuevo pueblo de dios es más
extenso que el solo Israel y tiene motivos más amplios aún para cantar su
albazana, con la humilde confianza de
ser objeto del amor de Dios.
LECTURA DEL EVANGELIO
MARCOS 10,46-52
“Maestro,
haz que pueda ver”
En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y
bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde
del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar:
"Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí." Muchos lo regañaban para
que se callara. Pero él gritaba más: "Hijo de David, ten compasión de
mí." Jesús se detuvo y dijo: "Llamadlo." Llamaron al ciego,
diciéndole: "Ánimo, levántate, que te llama." Soltó el manto, dio un
salto y se acercó a Jesús. Jesús le dijo: "¿Qué quieres que haga por
ti?" El ciego le contestó: "Maestro, que pueda ver." Jesús le
dijo: "Anda, tu fe te ha curado." Y al momento recobró la vista y lo
seguía por el camino. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Después de una larga travesía,
llegan a Jericó, última parada del camino hacia Jerusalén.
Bartimeo está sentado a la orilla
del camino. Por su condición de mendigo y ciego, y por tanto excluido y
marginado según la ley, no puede acompañar al séquito que sigue a Jesús.
Sin embargo grita, invocando
ayuda: “¡Jesús, Hijo de David, ten
piedad de mí!” Muchos intentan acallarlo, pero él grita aún más fuerte.
Jesús se detiene y lo manda llamar. Bartimeo suelta lo único que tiene para
cubrir su cuerpo, su manta; se despoja de aquello que le da seguridad. Entonces
Jesús le pregunta: “¿Qué quieres de
mí?” Y él contesta: “que
recobre la vista”. La petición de Bartimeo está cargada de fe. Su
sanación es fruto de su fe en Jesús. A pesar de que Jesús le dice que se vaya,
él continúa siguiéndole de camino al Calvario. – Bartimeo se torna así en un
discípulo modelo para Pedro y para todos los que queremos seguir a Jesús. Y seguir a Jesús implica escuchar el grito de
los hermanos, manifestar sin temor nuestra fe y despojarnos de todo aquello que
nos aleje de Jesús y de los hermanos.
ORACIÓN
Amado Dios, hoy queremos orar como
dice la canción: Dame tus ojos, quiero ver, dame tus palabras, quiero hablar,
dame tu parecer. Dame tus pies, yo quiero ir, dame tus deseos para sentir. Dame
lo que necesito para ser como tú. Déjame ver lo que tu ves, dame de tu gracia,
tu poder. Déjame ver en tu interior para ser cambiado(a) por tu amor. Dame lo
que necesito para ser como Tú. Amén.
“El
ciego espiritual es incapaz de amar, servir y confiar, su comportamiento es
contrario al querer de Dios ”
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