PASCUA: UNA HISTORIA DE AMOR Y DE AMISTAD
Después
de haber sido preparados, motivados y retados en estas cinco semanas de Cuaresma,
entramos a celebrar y especialmente a vivir este tiempo maravilloso y centro de
la vida de fe del cristiano llamado la “Pascua”. Cincuenta días a partir del
Jueves Santo y en el llamado Triduo Pascual
de la experiencia de la Resurrección; tiempo de vida y bendición que va
a tener su culmen o plenitud en Pentecostés.
La
Pascua ( Paso de Dios) es un ritual que desde el Antiguo Testamento se
originaba en una fiesta campesina (agrícola y pastoril) celebración de la vida
y de la esperanza, que se realizaba en el paso del invierno a la primavera. Era
una fiesta y sigue siendo para el creyente la despedida del invierno (adversidades
y problemas) e inicio de la primavera (recolección de una nueva siembra o
bendición). Total, la Pascua antigua hebrea era toda una señal o inicio de una
vida nueva, que más adelante se hace más conocida cuando el pueblo ya estaba en
el último tiempo en Egipto y soñaba con la liberación definitiva por parte de
Dios a través de Moisés de manos del gran faraón que los oprimía y esclavizaba.
Ya más adelante en el nuevo tiempo, es decir,
en Jesús, sus nuevos discípulos y discípulas que han experimentado signos del
amor de Dios, que se ha ofrendado en la cruz a través de su Hijo, experimentan
la Resurrección, que es el nuevo y definitivo signo del amor de este Dios que en
Jesús se descubre como Padre.
“LA
VIDA HA VENCIDO DEFINITIVAMENTE LA MUERTE”. Por ello la nueva comunidad que
nace en torno al Resucitado hará eco del canto de gozo de la comunidad orante
que en Jesús se hace vencedora: “Este es el día en que actúo el Señor, sea
nuestra alegría y nuestro gozo.” Salmo 117,24. Este canto de victoria y alegría resonará en
toda la Iglesia dentro de todos estos cincuenta días del tiempo pascual. A
través de esta experiencia de resurrección seguimos cantando a la vida como un
hecho que no pasa de moda, que por grande que sea la adversidad nos abre un
camino nuevo de esperanza y liberación para todos los desfigurados y crucificados
de este tiempo en el mundo, nos lo abre
a la gran y mejor noticia de este
tiempo de pascua: “Si Cristo se transfiguro y resucito entonces también todos
nosotros seremos transfigurados y resucitaremos con Él. Esa es la noticia más
importante de estos días; noticia de alegría y esperanza. No es cualquier
alegría barata y pasajera, por eso dejémonos contagiar de ese espíritu de
victoria, esperanza y gozo.
Vivamos
este tiempo de Pascua; PASCUA es un tiempo nuevo, como dice el profeta Isaías: “Dejar el ayer y
descubrir un nuevo camino que se abre dentro de nuestros desiertos” Isaías
43,16-18. PASCUA es un tiempo para construir la verdadera amistad y vivenciar
para luego compartir el verdadero amor
que se nos ha dado en la cruz. PASCUA es el tiempo para volver a soñar y
trabajar por la vida compartida, es decir por la comunidad solidaria y fraterna
que nace en torno al amor misericordioso del resucitado. PASCUA es el momento y
el tiempo para la fe; como lo reflexionaremos al final de la cartilla en
nuestra cuarta llave de bendición; resucitados tenemos que volver a creer. PASCUA es el tiempo para volver a hacer de la
Palaba y la oración el centro y eje de la vida de la comunidad. PASCUA es el
tiempo y la oportunidad de bajar del monte Tabor donde hemos sido transfigurados
y lanzarnos con ardor en el corazón y valentía a la gran tarea del discípulo
(a) que es la misión. Trabajo no fácil y arduo que nos espera; la misión de
hacer de esta sociedad cada vez más egoísta y excluyente, un espacio de
justicia, equidad amor, reconciliación y paz.
Si
de verdad vivimos profundamente el espíritu de la Cuaresma, y ahora nos
sentimos en PASCUA resucitados en Jesús, por el amor del Padre, tendremos que
decir y hacer algo en nuestra sociedad,
en el sistema de salud, empleo, educación, vivienda, política y aún sistema eclesial, que
siguen oprimiendo, excluyendo y apoderándose para unos pocos de lo que nos
pertenece a todo el pueblo de Dios. Total, al igual que la Navidad y todo el
caminar de fe del creyente “LA PASCUA ES VERBO Y NO SUSTANTIVO”, es decir es
una invitación al compromiso, a vivir en
amor y siempre en comunidad, la
existencia del evangelio del Reino de Dios. PASCUA en la propuesta o lema de este año es,
con fe y astucia aplicar las llaves de la bendición a estos días que nos
llevaran como lo propondremos más adelante a vivir de Pentecostés en
Pentecostés.
Oro
por ti y los tuyos, tu comunidad tus
proyectos en este tiempo de Pascua. Te entrego de nuevo las llaves de la
bendición en este nuevo mes, declarando que la bendición de Jesucristo
Resucitado te transfigurará y abrirá nuevas puertas y oportunidades en su
amor. Bendiciones y felicidades en este nuevo tiempo.
Roberto
Zamudio
PROMESA BÍBLICA DEL
MES:
“Jesús el crucificado
ha resucitado” Marcos 16.6
´ORACIÓN AL COMENZAR EL DÍA
Mi
corazón se llena de gozo junto a ti y cada día con alegría te digo, “Buenos
días mi Señor. Te busco en la mañana, trato de hacerlo, antes de que salga el
sol, en medio del silencio, porque eres Tú
mi prioridad, eres el motor de mi vida.
Señor Gracias, porque haces
maravillas en mi y en los que me rodean y estás allí siempre guiando nuestros
pasos, Dios de la humildad y la
sencillez. Tantas bellezas mereces que te diga, que te alabe sin medida, porque
fuiste capaz de entregarte por mí, de
amarme plenamente y de haber puesto tu creación a entera disposición
para mí y mis hermanos. Que ingrato(a)
he sido, cuando solo creo en lo que veo
y desconozco el misterio más grande de tu Ser y de mi existencia: “Dar la vida
por lo demás”. Gracias, porque aún sin merecerlo me revelas ese
misterio, profundo y
descomplicado; ayúdame Señor a entenderlo y ponerlo en práctica en mi día a
día.
No
necesito tocar ni ver cuando el corazón lo he dejado llenar de Ti, por eso te
pido por favor que cada día aumentes mi
fe, que pueda vivir y creer más allá de
lo que ven mis ojos, aún a pesar de las circunstancias. Quiero ir a caminar
este día contigo, tomado de tu mano, con la certeza que no estoy solo, de que me sostienes, fortaleces y me guías en
la gran tarea de construir tu Reino. Amen
ORACIÓN AL FINALIZAR
EL DÍA
Gracias
Señor, porque aquí en la quietud de la noche, me permites tener este momento
para estar a solas contigo, tengo la certeza que hoy me regalaste lo que me
enriqueció el espíritu, lo que me fortaleció el alma, lo que traspaso barreras
y trascendió en el tiempo: Tu Bendición mi Dios supremo, bello y hermoso. Necesito que refuerces en mí el verdadero
sentido de la fe, esa que ve lo invisible, cree lo increíble y recibe lo
imposible. Sé que tú estás aquí al anochecer, siento tu presencia y tu calor,
eres tu Señor llenando mi vida con luz y guía, eres capaz de hacer cosa nuevas
en mi vida, capaz de rescatarme, liberarme y sanarme. Te pido Dios de la
ternura, que derrames abundante gracia tuya en mi vida y en la de quienes me
rodean, que llegue la fe que da la paz que tanto buscan nuestros hogares. Actúa
por favor mientras descansamos, me
despido con la seguridad que como Padre, Hijo y Espíritu Santo nos sigues
amando y transformando, como nos lo demostraste con tu dolorosa pasión y
hermosa resurrección. Amén
CUARTA LLAVE DE BENDICIÓN: LA FE
La fe es un
maravilloso instrumento o en este caso llave de bendición, que Dios el Señor
nos ha regalado como una herramienta o arma de defensa pero también de ataque.
Fe en el lenguaje bíblico del Nuevo Testamento en griego (pystis); cuya mejor
definición la encontramos en la misma palabra: “La fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de que se recibe
lo que no se ve”Hebreos 11,1. La
fe que hoy se puede ver nació de lo
invisible, lo palpable de lo impalpable, lo material de lo inmaterial. No
solamente hoy sino también en el pasado hubo y sigue habiendo confusión en
torno al tema de la fe. Y quizá la razón es una diferencia psicológica, es
decir en torno a la manera de pensar y entender la fe. Hay una gran diferencia
entre la mentalidad griega y mentalidad hebrea y es allí donde nacen las
dificultades para acercarse al misterio y mundo de la fe.
MENTALIDAD GRIEGRA: El
griego es por naturaleza filósofo; la filosofía es una disciplina griega, y
como ciencia del razonamiento se
desarrolló a través de todos sus
pensadores, como Sócrates, Platón,
Aristóteles y enseñó que el ser humano en torno a la fe debe ser mas
mente que corazón; es decir una fe que sea razonable, que se aplique a la
ciencia y al intelecto. Por eso para el griego la fe tiene que ver con el
conocimiento, con la erudición, con los libros, con el saber. Es lo que algunos llegaron a llamar la fe
mental; hay que entender que nuestra iglesia fue después de sus comienzos
inundada por el pensamiento filosófico de los griegos; San Clemente, San Ignacio,
Orígenes, San Jerónimo, San Agustín y Santo Tomas de Aquino padres de la
iglesia eran en su manera de pensar y de vivir la fe, griegos . Y desde ellos
se propuso como forma de fe para la iglesia cristiana poner la fe en signo de
ser pensada, razonada es decir con mentalidad griega.
MENTALIDAD JUDÍA: A diferencia del griego el judío no razona en
cuestiones de fe, no pretende sacar conclusiones científicas o lógicas al
respecto. El judío al contrario del griego es más corazón que mente, no le importa
saber mucho solo vivir o experimentar y creer desde el corazón. En consecuencia
quien se acerca a la Biblia con
mentalidad griega sufre un choque en el entendimiento. Los cristianos debemos
reconocer con sinceridad que el judaísmo es nuestra raíz espiritual y no
podemos renunciar a ella. No nacimos espiritualmente de la filosofía griega
sino de la fe de Abraham que nos llego a través de Jesucristo. Ahora bien no se
trata de hacer de la fe un mero emocionalismo nacido todo del corazón y sus
sentimientos, sino colocarle también pensamiento, y a la vez lógica. San Pablo
nos enseño a utilizar la lógica y la dialéctica griega como instrumento de la
doctrina cristiana pero no para volverla griega. En fin, por el espacio y el
tiempo no podemos agotar y abordar más el tema de la fe simplemente quisiera
proponerte algunos textos bíblicos para esta maravillosa llave que nos trae
bendición:
-
La
fe viene del oír el mensaje : 2da de Corintios 1,20
-
La
fe natural: Mateo 16,1-3
-
La
fe espiritual: Romanos 10,8-11
-
La
fe como fruto del Espíritu Santo:
Gálatas 5,22-23
-
La
fuente donde nace la fe: Romanos 10,17
-
La
duda ante la fe: Números 20,7-12, Mateo
11,2-1
-
Condiciones
para vivir la fe: Hebreos 11,6
-
Secretos
de la fe: Lucas 1,34,35,38
-
La
fe tiene que ver con la autoridad: Mateo 18,28
-
La
fe me lleva a hacer la voluntad de Dios: 1ra Juan 5,14-15
-
No
mirar las circunstancias ni las limitaciones:
Romanos 4,17-20
-
Estar
plenamente convencidos: Romanos 4,21
-
No
cambiar de parecer: Santiago 1,6-8
-
Pedir
siempre en el nombre de Jesús: Juan
14,13-14
-
¿Está
Dios o no con nosotros? : Isaías 43,2
-
¿En
qué o quién tenemos fe?: Romanos 10,9
-
Tener
fe tan pequeña como un grano de mostaza: Mateo 17,20
Para tener en cuenta
que la fe cristiana es diferente a las creencias, por lo general mucha gente
confunde la fe con las creencias, y estas es decir las creencias unidas a los
agueros y supersticiones (esoterismos). Las creencias son creer en “algo”, en
cambio la fe cristiana es creer en “alguien” en este caso Jesucristo. Por lo
tanto la gran conclusión o resumen es que la única y verdadera fe proviene de
una experiencia o encuentro con el resucitado a través de su Palabra.