La Asunción
“MARÍA RECONOCE EL PODER DE DIOS”
PRIMERA LECTURA
APOCALIPSIS 11,19A;12,1.3-6A.10 ab
“Una mujer vestida del sol, la luna por
pedestal”
Se abrió en el cielo el santuario de
Dios y en su santuario apareció el arca de la alianza. Después apareció una
figura portentosa en el cielo: Una mujer vestida de sol, la luna por pedestal,
coronada con doce estrellas. Apareció otra señal en el cielo: Un enorme dragón
rojo, con siete cabezas y diez cuernos y siete diademas en las cabezas. Con la
cola barrió del cielo un tercio de las estrellas, arrojándolas a la tierra. El
dragón estaba enfrente de la mujer que iba a dar luz, dispuesto a tragarse el
niño en cuanto naciera. Dio a luz un varón, destinado a gobernar con vara de
hierro a los pueblos. Arrebataron al niño y lo llevaron junto al trono de Dios.
La mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar reservado por Dios. Se oyó una
gran voz en el cielo: "Ahora se estableció la salud y el poderío, y el
reinado de nuestro Dios, y la potestad de su Cristo." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
La primera lectura nos enseña a mostrar
las señales con que Dios invita a la esperanza. Aparece la lucha a muerte del
dragón contra la mujer y su descendencia (Cristo y los cristianos). La
aparición del arca de la alianza de Dios (Números 10,33-36); 1Sam 4,6-7) señala
el hoy de la presencia de Dios en medio de los seres humanos, ya derrotados el
pecado y el mal. Las dos señales que aparecen en el cielo, la mujer y el
dragón, deben ser interpretadas por la asamblea litúrgica en el espacio-tiempo.
La mujer es el pueblo de Dios; es más, representa la asamblea del pueblo de
Dios reunida ya, ahora y aquí, la comunidad cristiana. El dragón es el mal, que actúa insertándose
en la historia humana, y sobre todo desde los centros de poder (las siete
cabezas con siete diademas), para intentar destruir la unidad y la comunión de
la asamblea dominical (arroja a la tierra parte de las estrellas). El poder de
este mundo se opone al alumbramiento de la mujer (se opone a Cristo) y quiere
destruir su fruto (los cristianos). El Cristo elevado y sentado en el Trono de
Dios señala la derrota de Satanás. La Iglesia en el desierto, huye del mal y es
sostenida por Dios, como Jesús. La glorificación de Cristo, una vez para
siempre, es la garantía que nunca jamás nada impedirá que El sea dado a luz por
la asamblea, por la comunidad cristiana en el hoy, en el espacio-tiempo, hasta
su venida en la plenitud de la gloria. María asunta es figura de la Iglesia,
tanto la celestial como la que camina dando a luz a Cristo para el ser humano de
hoy, y prefigura la victoria final de toda la Iglesia con Cristo, por él y en
él.
SALMO RESPONSORIAL: 44
R. / De pie a tu derecha está la reina,
enjoyada con oro de Ofir.
Hijas de reyes salen a tu encuentro,
de pie a tu derecha está la reina,
enjoyada con oro de Ofir. R.
Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna;
prendado está el rey de tu belleza:
póstrate ante él, que él es tu Señor. R.
Las traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real. R.
OREMOS CON EL SALMO y acerquémonos a su
contexto
Este bellísimo canto nupcial fue
compuesto en ocasión del matrimonio de un rey israelita con una princesa
extranjera. En la primera parte del Salmo (vs. 2-10), el poeta se dirige al rey
para exaltar sus virtudes y exhortarlo a luchar por la justicia, en defensa de
su pueblo. La segunda parte (vs. 11-17) está dedicada a la esposa: luego de
invitarla delicadamente a que sepa ganarse el corazón del rey, el salmista
describe su belleza y el esplendor de su cortejo.El versículo final (18) tiene
un sentido mesiánico y, sin duda, fue agregado más tarde, cuando se “releyó”
todo el Salmo como una descripción profética del Mesías. Así lo utilizan el
Nuevo Testamento (Heb. 1. 8-9) y la tradición cristiana.
SEGUNDA LECTURA
1CORINTIOS 15,20-27ª
“Primero Cristo como primicia; después
todos los que son de Cristo”
Hermanos: Cristo resucitó de entre los
muertos: el primero de todos. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha
venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a
la vida. Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después,
cuando él vuelva, todos los que son de Cristo; después los últimos, cuando
Cristo devuelva a Dios Padre su reino, una vez aniquilado todo principado,
poder y fuerza.
Cristo tiene que reinar hasta que Dios
haga de sus enemigos estrado de sus pies. El último enemigo aniquilado será la
muerte. Porque Dios ha sometido todo bajo sus pies. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
La segunda lectura nos presenta la
afirmación central sobre la resurrección de Cristo y de los muertos: Cristo no
es un cadáver que revive, sino que es le Resucitado (el vencedor de la muerte)
que causa la resurrección de los muertos. Cristo ha derrotado la muerte (la
vencedora de la vida) en su propio terreno, la ha destituido (le ha arrebatado
todo su poder sobre la vida), a fin de liberar a todos los que estaban bajo su
poder. Cristo resucitado garantiza la resurrección de todos los muertos.
Conviene notar el paralelismo alternado: por un ser humano, la muerte; por otro
ser humano, la resurrección de los muertos; en Adán, todos murieron; en Cristo,
todos vivirán. En definitiva, Pablo afirma que el don de la vida se da en la
resurrección de Cristo. María, al frente de los que son de Cristo (15,23), goza
de la vida de la gloria del Reino y ya celebra la destitución del único y último
enemigo: la muerte.
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 1,39-56
“El poderoso ha hecho obras grandes por
mí; enaltece a los humildes”
En aquellos días, María se puso en
camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de
Zacarías y saludo a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la
criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en
grito: "¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo
llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que
has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá."
María dijo: "Proclama mi alma la
grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha
mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es
santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él
hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del
trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de
bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en
favor de Abrahán y su descendencia para siempre." María se quedó con
Isabel unos tres meses y después volvió a su casa. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
La escena del evangelio de hoy se centra
en el encuentro de las dos madres y de sus respectivos niños, en la continuidad
del designio de Dios (AT y NT), une teológicamente los relatos paralelos de la
infancia de Juan (el último profeta del AT) y de Jesús. Y es el Espíritu quien
marca esta continuidad. Toda la escena rebosa de teología, y para que no se
pierda ni un ápice, Lucas la concluye con el cántico de María, el Magníficat.
En este encuentro, Lucas pone en boca de María este himno judeocristiano, que
se inspira en el cántico de Ana (1Sam 2,1-10) y en toda la tradición bíblica
(sobre todo de los salmos). Himno que expresa la fe y la esperanza de los
pobres y humildes del pueblo de Dios. Son los «hijos de Sión», «los pobres del
Señor», quienes, en María y con ella, alaban a Dios por las grandes obras que
ha hecho en ellos/en ella, por lo que hace en su favor y, finalmente, por su amor misericordioso a
favor de Israel, en conexión con las promesas realizadas y selladas con la
bendición de Abraham y a su descendencia. María es también hija de Abraham.
Así, en María, en este encuentro entre el AT y el NT, se une la espera con la
realización y, al mismo tiempo, se manifiesta la predilección histórica del
Señor de Abraham y de María por los pobres de todos los tiempos.
Hoy celebramos la «asunción» gloriosa de
María. No se trata de ninguna elevación vertical, de ningún traslado físico. No
lo fue la «ascensión» de Jesús; mucho menos lo es en el caso de María. Esa
asunción gloriosa es una manera de hablar, que quiere decir algo, muy
importante, tiene un valor “simbólico”, no un sentido literal inmediato de las
palabras.
Nuestra fe expresa que en María Dios ha
dignificado a todos los seres humanos, en especial a las mujeres,
convirtiéndolos en plenos participantes de su obra salvífica. El ser humano
había echado a perder los planes de Dios con opresiones, violencias y
desigualdades. Dios, en Jesús, llama el mundo al nuevo orden, donde todos los
seres humanos son igualmente dignos y de este modo se inaugura una nueva era de
plenitud.
La fiesta de la «Asunción», nos invita a
vivir en el presente el futuro de Dios. María vivió su existencia como una
manifestación de la obra salvadora de Dios. No hubo momento de su humilde
existencia en el que el amor misericordioso del padre no se hiciera
solidaridad, misericordia y compasión con todas las personas que, como ella,
vivían situaciones de pobreza y exclusión. María encarnó todos aquellos valores
que nos permiten comprender como el futuro de Dios se manifiesta en las
limitaciones de nuestro presente. María nos invita a vivir gozosamente la vida
como un encuentro permanente con el Dios de la vida y la historia que realiza
su obra redentora en las miserias de nuestro mundo y en las limitaciones de
nuestra existencia.
ORACIÓN
Dios que todos lo puedes, ante ti
venimos luego de entrar en tu Palabra, para darte gracias por permitirnos
conocer a María como una mujer que hace un camino de fe y comprende más allá
del dolor, el poder de Dios que se glorifica en la resurrección de su Hijo en
el mundo y en cada corazón que se dispone a caminar con Él, para obtener el
poder del amor que va hacia el paso a la vida plena. Amén
“Hay que tener un corazón abierto al
Espíritu para asimilar que la acción de Dios sobre pasa todo entendimiento”
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