“LA VIDA ESTA
VINCULADA AL SEGUIMIENTO DE JESÚS”
PRIMERA LECTURA
NAHÚN 2,1. 3, 1-3. 6-7
“Ay de la
ciudad sangrienta”
Mirad sobre los montes los pies del heraldo que pregona la
paz, festeja tu fiesta, Judá; cumple tus votos, porque el criminal no volverá a
pasar por ti, pues ha sido aniquilado. Porque el Señor restaura la gloria de
Jacob y la gloria de Israel; lo habían desolado los salteadores, habían
destruido sus sarmientos.
Ay de la ciudad sangrienta, toda ella mentirosa, llena de
crueldades, insaciable de despojos. Escuchad: látigos, estrépito de ruedas,
caballos al galope, carros rebotando, jinetes al asalto, llamear de espadas,
relampagueo de lanzas, muchos heridos, masas de cadáveres, cadáveres sin fin,
se tropieza en cadáveres. Arrojaré basura sobre ti, haré de ti un espectáculo
vergonzoso. Quien te vea se apartará de ti, diciendo: "Desolada está
Nínive, ¿quién lo sentirá?; ¿dónde encontrar quien te consuele?" Palabra de Dios.
R. /Yo doy la muerte y la vida.
El día de su perdición se acerca
y su suerte se apresura,
porque el Señor defenderá a su pueblo
y tendrá compasión de sus siervos. R.
Pero ahora mirad: yo soy yo,
y no hay otro fuera de mí;
yo doy la muerte y la vida,
yo desgarro y yo curo. R.
Cuando afile el relámpago de mi espada
y tome en mi mano la justicia,
haré venganza del enemigo
y daré su paga al adversario. R.
OREMOS CON EL SALMO y
acerquémonos a su contexto
Cántico litúrgico que se remonta a los inicios de la
historia del pueblo de Israel, con el que se concluye el libro del
Deuteronomio. Es una invitación a la conversión, puesta en labios de Moisés en
el momento de morir; es la última exhortación y como el testamento espiritual
del gran caudillo que condujo a Israel desde Egipto al país de Canaán. Cuando
Israel tome posesión de la tierra que Dios le ha preparado, debe estar atento
en no olvidar al Señor, como, con tanta frecuencia, hizo mientras duró su
peregrinación por el desierto.
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 16,24-28
¿Qué podrá dar un hombre para
recobrar su vida?
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: El que quiera
venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si
uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la
encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su
vida? ¿O qué podrá dar para recuperarla?
Porque el Hijo del hombre vendrá entre sus ángeles, con la
gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta. Os aseguro
que algunos de los aquí presentes no morirán sin antes haber visto llegar al
Hijo del hombre con majestad." Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Las frases del Evangelio de hoy pueden ser las
mismísimas palabras de Jesús recordadas por sus testigos presenciales. Son
frases que han movilizado a lo largo de la Historia a mucha gente. Son
expresiones que expresan la originalidad del evangelio, del mismo rango de las
Bienaventuranzas. Se trata de tomar la cruz de los marginados de la historia no
porque Dios Padre quiera hacernos sufrir, sino como consecuencia de una opción
por la justicia del Reino. El mensaje del evangelio pone en alerta a las
estructuras injustas del mundo y por eso responde crucificando a los seguidores
y seguidoras de Jesús. Este lenguaje de Jesús no es una propuesta fácil o
llamativa para ser cristianos y menos en el mundo hedonista y egoísta de
nuestros días. Perder la vida para ganarla…. desinstalarse del consumo y de la
vida de placer que nos presentan los medios de comunicación
social…Desconectarse de las mentiras de este sistema neoliberal injusto.
Entregar la vida por la causa del evangelio para que todos y todas tengamos
vida abundante, comprometernos con los movimientos defensores de la justicia
del Reino aunque tengamos que pasar por cruces e incomprensiones. ¿Qué
significa para un cristiano hoy, cargar la cruz de Jesús?
ORACIÓN
Señor
de la paz, Tú llamas a las personas, familias, comunidades y naciones enteras a
encontrarnos contigo y caminar por la vida a tu lado. Por favor, te clamamos,
Oh Señor ayúdanos a tomar conciencia que esta es la única manera en que
podremos cambiar para lograr sociedades más humanas, pacifistas, justas y
amorosas. Amén.
“No
dependemos de sentimientos y emociones, sino de colocar nuestra confianza en la
fidelidad de Dios y en las promesas de su Palabra”
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