sábado, 1 de junio de 2013

Miércoles 12 de junio 2013


VIVIR SEGÚN EL ESPÍRITU DE LA NUEVA ALIANZA

PRIMERA LECTURA
2CORINTIOS 3,4-11

“Nos ha hecho ministros de una alianza nueva, no de código escrito, sino de espíritu”

Hermanos: Esta confianza con Dios la tenemos por Cristo. No es que por nosotros mismos estemos capacitados para apuntarnos algo, como realización nuestra; nuestra capacidad nos viene de Dios, que nos ha capacitado para ser ministros de una alianza nueva: no de código escrito, sino de espíritu; porque la ley escrita mata, el Espíritu da la vida.
Aquel ministerio de muerte -letras grabadas en piedra- se inauguró con gloria; tanto que los israelitas no podían fijar la vista en el rostro de Moisés, por el resplandor de su rostro, caduco y todo como era. Pues con cuánta mayor razón el ministerio del Espíritu resplandecerá de gloria. Si el ministerio de la condena se hizo con resplandor, cuánto más resplandecerá el ministerio del perdón. El resplandor aquel ya no es resplandor, eclipsado por esta gloria incomparable. Si lo caduco tuvo su resplandor, figuraos cuál será el de lo permanente.

REFLEXIÓN
El apóstol Pablo es no sólo maestro sino testigo invaluable de la obra del Espíritu Santo. Su propia experiencia de vida se resume en haber sido arrollado por las aguas caudalosas de una gracia y un amor que cambiaron todo adentro de él, o mejor: que hicieron que todo lo suyo se convirtiera en instrumento puesto en manos de Dios para manifestar su gloria.
Fue este apóstol el que una vez dijo: "No vivo yo, sino que Cristo vive en mí" (Gálatas 2,20). Hoy este mismo hombre nos deja ver que tiene clara conciencia de ser poseído por la virtud que viene de lo alto: "Ni siquiera somos capaces de pensar que algo procede de nosotros, sino que nuestra capacidad proviene de Dios."
Este modo de obrar y hablar, este sabernos inundados del amor y del poder de Dios, es lo que llamamos vivir en el Espíritu Santo. Pablo reconoce que hay una "gloria" en todo aquello que preparó la llegada del Mesías, es decir, lo que nosotros llamamos el Antiguo Testamento; sin embargo, eso era transitorio. Lo permanente es esta acción nueva del Espíritu, y es permanente porque no puede ser derrotada, ya que en Cristo hemos visto que ni la furia del demonio, ni el abandono de la cruz, ni la frialdad del sepulcro fueron mayores que la vida que Cristo anunció y trajo a nosotros. Pablo lo vio y vivió; nosotros podemos verlo y vivirlo.

SALMO RESPONSORIAL: 98
R./Santo eres, Señor, Dios nuestro.

Ensalzad al Señor, Dios nuestro,
postraos ante el estrado de sus pies:
Él es santo. R.

Moisés y Aarón con sus sacerdotes,
Samuel con los que invocan su nombre,
invocaban al Señor, y él respondía. R.

Dios les hablaba desde la columna de nube;
oyeron sus mandatos y la ley que les dio. R.

Señor, Dios nuestro, tú les respondías,
tú eras para ellos un Dios de perdón,
y un Dios vengador de sus maldades. R.

Ensalzad al Señor, Dios nuestro;
postraos ante su monte santo:
Santo es el Señor, nuestro Dios. R.

LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 5,17-19

“No he venido a abolir, sino a dar plenitud”

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "No creáis que he venido a abolir la Ley o los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el Reino de los cielos."

REFLEXIÓN
Queda claro que la ley de Dios hay que cumplirla. Esta es la respuesta para aquellos que acusan a Jesús de desconocer la ley de Moisés. La comunidad de Mateo enfrentaba problemas en su interior. Unos pensaban que no era necesario seguir la ley heredada del Antiguo Testamento, porque bastaba la fe en Jesús. Otros se aferraban a la ley hasta el punto de ponerla por encima de las enseñanzas de Jesús. Pero Jesús no vino a abolir la ley original, aquella que servía de guía y orientación al pueblo de Israel para encontrar el camino de la salvación. Esa ley, marcada por el amor, no sólo hay que cumplirla sino que hay que predicarla y practicarla en medio de los hermanos. El problema es que la ley original, la del amor, fue pervertida por las autoridades religiosas hasta convertirla en una pesada carga para la gente. Una ley que no liberaba, sino que esclavizaba. De esta versión de la ley, Jesús fue su mayor crítico, hasta el punto de recordar sutilmente a los escribas y fariseos que ellos serán considerados los más pequeños en el Reino de los cielos por quebrantarla y enseñarla equivocadamente a los demás.

ORACIÓN
Señor queremos vivir en el verdadero sentido de la nueva alianza, esa que da sentido a ley. La que nos enseña Jesús a través de esta Palabra escrita y del Espíritu Santo; la que se basa principalmente en el amor que nos lleva a tener relaciones armoniosas, de servicio y en comunión contigo para vivir en la voluntad original de Dios. Ayúdanos por favor para que así sea. Amén.


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