“LA CERTEZA EN EL ACTUAR DE DIOS RENUEVA LA VIDA”
PRIMERA LECTURA
1REYES
17, 17-24
“Elías resucita al hijo de una viuda”
En
aquellos días, cayó enfermo el hijo de la señora de la casa. La enfermedad era
tan grave que se quedó sin respiración. Entonces la mujer dijo a Elías:
"¿Qué tienes tú que ver conmigo? ¿Has venido a mi casa para avivar el
recuerdo de mis culpas y hacer morir a mi hijo?"
Elías
respondió: "Dame a tu hijo."
Y,
tomándolo de su regazo, lo subió a la habitación donde él dormía y lo acostó en
su cama. Luego invocó al Señor: "Señor, Dios mío, ¿también a esta viuda
que me hospeda la vas a castigar, haciendo morir a su hijo?"
Después
se echó tres veces sobre el niño, invocando al Señor: "Señor, Dios mío,
que vuelva al niño la respiración."
El
Señor escuchó la súplica de Elías: al niño le volvió la respiración y revivió.
Elías tomó al niño, lo llevó al piso bajo y se lo entregó a su madre, diciendo:
"Mira, tu hijo está vivo."
Entonces
la mujer dijo a Elías: "Ahora reconozco que eres un hombre de Dios y que
la palabra del Señor en tu boca es verdad." Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
La historia de la viuda de Sarepta y
del profeta Elías, según la primera
lectura, marcará profundamente la fe de Israel. La generosidad de una
mujer, que comparte desde su pobreza lo poco que tiene, conmueve al profeta
Elías y al mismo corazón de Dios, hasta el punto de compensarla con el regalo
de la vida. Elías por su parte, es recordado como un gran profeta y, como
vemos, su misión va más allá de las fronteras del judaísmo. Muchos creyeron que
Juan Bautista, e incluso Jesús, eran el nuevo Elías. La historia de este
milagro nos invita a confiar profundamente en Dios, pues la confianza traducida
en fe posibilitará siempre el cumplimiento de las promesas.
SALMO RESPONSORIAL: 29
R./Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.
Te
ensalzaré, Señor,
porque
me has librado
y no
has dejado que
mis
enemigos se rían de mí.
Señor,
sacaste mi vida del abismo,
me
hiciste revivir
cuando
bajaba a la fosa. R.
Tañed
para el Señor, fieles suyos,
dad
gracias a su nombre santo;
su
cólera dura un instante;
su
bondad, de por vida;
al
atardecer nos visita el llanto;
por la
mañana, el júbilo. R.
Escucha,
Señor, y ten piedad de mí;
Señor,
socórreme.
Cambiaste
mi luto en danzas.
Señor,
Dios mío,
te daré
gracias por siempre. R.
SEGUNDA
LECTURA
GÁLATAS
1, 11-19
“Dios me reveló a su Hijo para que proclamara la Buena Nueva a los
paganos”
Reveló a su Hijo en mí, para que yo lo anunciara a
los gentiles
Os
notifico, hermanos, que el Evangelio anunciado por mí no es de origen humano;
yo no lo he recibido ni aprendido de ningún hombre, sino por revelación de
Jesucristo.
Habéis
oído hablar de mi conducta pasada en el judaísmo: con qué saña perseguía a la
Iglesia de Dios y la asolaba, y me señalaba en el judaísmo más que muchos de mi
edad y de mi raza, como partidario fanático de las tradiciones de mis
antepasados.
Pero, cuando
aquel que me escogió desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia se
dignó revelar a su Hijo en mí, para que yo lo anunciara a los gentiles, en
seguida, sin consultar con hombres, sin subir a Jerusalén a ver a los apóstoles
anteriores a mí, me fui a Arabia, y después volví a Damasco.
Más
tarde, pasados tres años, subí a Jerusalén para conocer a Cefas, y me quedé
quince días con él.
Pero no
vi a ningún otro apóstol, excepto a Santiago, el pariente del Señor. Palabra
del Señor.
REFLEXIÓN
El texto nos advierte que la Buena
Nueva anunciada por Pablo viene del propio Jesús. Pablo reconoce sus errores
cuando fue perseguidor de la Iglesia cristiana primitiva, pero también agradece
el favor de Dios al revelarle a su Hijo Jesús para el anuncio del evangelio en
medio de los gentiles. La misión se abre a nuevas fronteras, no hay excusas
para seguir cerrados creyendo que la salvación es propiedad exclusiva de los
judíos. Jesús insiste en abrir el Reino más allá de las fronteras del judaísmo.
LECTURA
DEL EVANGELIO
LUCAS
7, 11-17
“Resurrección del hijo de la viuda de Naim”
En
aquel tiempo, iba Jesús camino de una ciudad llamada Naín, e iban con él sus
discípulos y mucho gentío.
Cuando
se acercaba a la entrada de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un
muerto, hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la
ciudad la acompañaba.
Al
verla el Señor, le dio lástima y le dijo: "No llores."
Se
acercó al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo:
"¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!"
El
muerto se incorporó y empezó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre.
Todos,
sobrecogidos, daban gloria a Dios, diciendo: "Un gran Profeta ha surgido
entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo."
La
noticia del hecho se divulgó por toda la comarca y por Judea entera. Palabra
del Señor.
REFLEXIÓN
El evangelio de Lucas nos narra hoy un milagro de
resurrección por parte de Jesús. Naín era, y continúa siendo, una pequeña aldea
cerca de Nazaret. Jesús iba con sus discípulos cuando se cruzaron con el
entierro del hijo único de una viuda. Las viudas, según la tradición bíblica,
eran vulnerables, y más aún si no tenían en la familia un hijo varón que les
garantizara seguridad y dignidad. Sólo el hombre garantizaba para ellas un
status dentro de la sociedad, pues eran consideradas objetos de propiedad,
primero del padre y luego de su marido. Eran valoradas especialmente por su
condición de procreadoras. La viuda de Naín está pasando por una dura prueba.
La pérdida de su hijo suponía también la pérdida de dignidad y consideración en
la sociedad donde vivía, máxime cuando ya había sufrido la pérdida de su
marido, que le aseguraba estabilidad y respeto. El llanto de la viuda es el
grito silencioso de una mujer que siente no sólo pérdida de su hijo sino
también su destino de vulnerabilidad, exclusión y desigualdad. Es el llanto que
denuncia el machismo y la discriminación social.
Jesús se conmueve por la suerte de
esta mujer, se solidariza, la mira y la toma en cuenta, le pide que no llore,
se acerca al féretro... y ordena al muchacho difunto que se levante.
Finalmente, Jesús coloca al muchacho con vida en brazos de su madre. Jesús
transgrede de nuevo las reglas excluyentes de aquella sociedad, devolviendo la
vida y la dignidad a la mujer.
ORACIÓN
Señor en nuestra sociedad la vida
está constantemente amenazada por la muerte. Haz que nuestra fe débil sea
renovada para que tu acción poderosa en favor de la vida, nos comprometa a
asumir la causa de su defensa como algo propio en un mundo donde todo conspira
contra ella. Amén.
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