“EDIFICAR SOBRE ROCA CON LA FE FIRME EN EL SEÑOR”
PRIMERA LECTURA
GÉNESIS
16,1-12.15-16
“Agar
dio un hijo a Abrán, y Abrán lo llamó Ismael”
[Saray, la mujer de Abrán, no
le daba hijos; pero tenía una sierva egipcia llamada Hagar. Y Saray dijo a
Abrán: "El Señor no me deja tener hijos; llégate a mi sierva a ver si ella
me da hijos." Abrán aceptó la propuesta. A los diez años de habitar Abrán
en Canaán, Saray, la mujer de Abrán, tomó a Agar, la esclava egipcia, y se la dio a Abrán,
su marido, como esposa. Él se llegó a Agar, y ella concibió. Y, al verse
encinta, le perdió el respeto a su señora. Entonces Saray dijo a Abrán:
"Tú eres responsable de esta injusticia; yo he puesto en tus brazos a mi
esclava, y ella, al verse encinta, me pierde el respeto. Sea el Señor nuestro
juez." Abrán dijo a Saray: "De tu esclava dispones tú; trátala como
te parezca."] Saray la maltrató, y ella se escapó.
El
ángel del Señor la encontró junto a la fuente del desierto, la fuente del
camino de Sur, y le dijo: "Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y
adónde vas?" Ella respondió: "Vengo huyendo de mi señora." El
ángel del Señor le dijo: "Vuelve a tu señora y sométete a ella." Y el
ángel del Señor añadió: "Haré tan numerosa tu descendencia que no se podrá
contar." Y el ángel del Señor concluyó: "Mira, estás encinta y darás
a luz un hijo y lo llamarás Ismael, porque el Señor te ha escuchado en la
aflicción. Será un potro salvaje: él contra todos y todos contra él; vivirá
separado de sus hermanos."
Agar dio un hijo a Abrán, y
Abrán llamó Ismael al hijo que le había dado Hagar. Abrán tenía ochenta y seis
años cuando Agar dio a luz a Ismael. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
El
mundo en el que Dios empezó a revelar su amor fue definitivamente un mundo muy
distinto del nuestro. Aunque el nuestro es así distinto precisamente porque
Dios se empezó a revelar en ese que era tan diferente de lo que somos. Ahí
empezó un camino de revelación progresiva de su gracia, que finalmente condujo
a la plenitud que es Cristo, en quien brilla con toda su fuerza la verdad de
Dios.
Hay
muchas cosas extrañas en el relato de la primera lectura de hoy. Sara
diciéndole al esposo que tenga un hijo con una criada, Agar; luego esta criada
burlándose de su señora; luego el ángel que dice a Agar, que se ha escapado
aburrida de malos tratos, que vuelva al servicio de la señora. Por último, un
hijo, Ismael, que es inocente de todo pero que llevará una vida marcada por
conflictos. ¿Qué sentido hay en todo esto?
Tal
vez descubrir que no hay mucho sentido sea ya un buen descubrimiento. Si
miramos qué criterios se dan en esta cadena de hechos absurdos, vemos que,
quitando la indicación del ángel, todo lo demás es puro razonar "según el
mundo". Y es la visión del mundo la que quiere "ayudar" a Dios a
que cumpla sus promesas, y de ahí sale la idea que Sara tiene de que su esposo
tenga un hijo con su criada. Es la carne, en forma de satisfacción del bien
natural logrado, lo que hace que Agar se vuelva en desprecio hacia su señora.
Es la carne, en forma de envidia e impaciencia, la que hace que Sara maltrate a
Agar, y es de nuevo la carne la que lleva a Agar a huir al desierto, sin tener
ni sustento ni dirección ni esperanza ninguna. Aprendemos de todo esto, como
decia Pablo: "el que siembra en el mundo, en el mundo cosechará". De
hecho, lo que Dios había prometido no se cumplirá a través de Ismael sino del
que es llamado "hijo de la promesa," Isaac.
SALMO
RESPONSORIAL: 105
R. / Dad gracias al Señor
porque es bueno.
Dad gracias al Señor porque es
bueno,
porque es eterna su
misericordia.
¿Quién podrá contar las hazañas
de Dios,
pregonar toda su alabanza? R.
Dichosos los que respetan el
derecho
y practican siempre la
justicia.
Acuérdate de mí por amor a tu
pueblo. R.
Visítame con tu salvación:
para que vea la dicha de tus escogidos,
y me alegre con la alegría de
tu pueblo,
y me gloríe con tu heredad. R.
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO
7,21-29
“La casa edificada sobre roca y
la casa edificada sobre arena”
En aquel tiempo, dijo Jesús a
sus discípulos: "No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará
en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está
en el cielo. Aquel día muchos dirán: "Señor, Señor, ¿no hemos profetizado
en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre
muchos milagros?" Yo entonces les declararé: "Nunca os he conocido.
Alejaos de mí, malvados."
El que
escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre
prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos,
soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque
estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone
en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena.
Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra
la casa, y se hundió totalmente." Al terminar Jesús este discurso, la
gente estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad, y no
como los escribas. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
La vida trae consigo muchas dificultades,
y más, la vida cristiana las traerá por añadidura. Por eso, debemos construir
nuestra casa sobre la roca que es Jesús mismo, para soportar todas las adversidades
que se nos vengan. Quien no vaya cimentando su opción de vida cristiana en
Cristo, fácilmente sucumbirá ante la calamidad. Por eso, no todo el que diga
¡Señor! de pura boca puede decir que anda en la luz. Jesús es bien claro:
“Quien escucha estas palabras mías y no las pone en práctica…”, quien sabiendo
lo que tiene que hacer no lo hace, ése no es digno de llamarse discípulo de
Cristo. ¡Ha sido una ruina terrible! Es un hombre necio. En cambio, “quien
escucha la palabra y la pone en práctica”, ése sí es digno de llamarse
discípulo de Cristo, hombre prudente, que sabe lo que quiere y a dónde va. El
que confía plenamente en el Señor, no le teme a ninguna tempestad; ni esa
tempestad derrumbará lo que ha construido con esfuerzo y dedicación, con escucha
atenta y disponibilidad.
ORACIÓN
Señor aunque a veces parece que no hay esperanza frente a
situaciones de dificultad, incluso en aspectos de nuestro ser que nos cuesta
cambiar o despojar, y en todo este sistema de injustica social y vidas sumidas
en el daño a sí mismas y a los demás, hoy te decimos gracias porque nos ayudas
a cimentarnos en la Palabra de Dios como lo hizo Abraham y lo hiciste Tu, mi
Jesús. Amén
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