jueves, 1 de diciembre de 2011

Sábado, 3 de diciembre de 2011

"LA COSECHA ES MUCHA Y LOS TRABAJADORES POCOS”

PRIMERA LECTURA
ISAÍAS 30,19-21.23-26


“TE DARÁ LLUVIA PARA LA SEMILLA”


Pueblo de Sión, que vives en Jerusalén: ya no llorarás más. El Señor tendrá compasión de ti al oir que gritas pidiendo ayuda, y apenas te oiga, te responderá. Y aunque el Señor te dé el pan del sufrimiento y el agua de la aflicción, él, que es tu maestro, no se esconderá más; con tus propios ojos lo verás. Y si te desvías a la derecha o a la izquierda, oirás una voz detrás de ti, que te dirá: "Por aquí es el camino, vayan por aquí."

El Señor te dará lluvia para la semilla que siembres en la tierra, y la tierra producirá trigo abundante y fértil. En ese día tu ganado tendrá lugar en abundancia para pastar. Hasta los bueyes y los burros que trabajan en tus campos tendrán para comer el mejor y más exquisito forraje. Cuando llegue el día de la gran matanza y caigan las fortalezas, habrá ríos y torrentes de agua en todas las altas montañas y en las colinas elevadas. El Señor curará y vendará las heridas de su pueblo. Entonces la luna alumbrará como el sol, y la luz del sol será siete veces más fuerte, como la luz de siete soles juntos.


REFLEXIÓN
Concluimos la primera semana del Adviento, fortalecidos en la esperanza, gracias a la Palabra de Dios. De la mano del profeta Isaías , nos hemos ido adentrando en el plan de Dios, no solo para Israel sino para nosotros hoy: todo aquel que permanezca fiel experimentará la gracia salvadora de Dios.

Recordemos que la situación de Israel en tiempos de Isaías no era la mejor. Estaban amenazados por un pueblo más poderoso y a punto de ser expulsados de su tierra. En tales circunstancias Dios, por medio del profeta, anuncia a su pueblo un futuro diferente: sin llanto ni lamentos, con abundancia de pan y de agua y, sobre todo, con la seguridad de su compañía. El profeta nos asegura que nuestro Dios es un Dios cercano, que nos escucha y nos conoce por nuestro nombre: “Apenas te oiga, te responderá”. Si andamos desorientados, oiremos muy cerca su voz que nos dice: “éste es el camino, caminen por él”. Y si estamos heridos o nuestros corazones están destrozados, Él vendará nuestras heridas y reconstruirá lo que estaba destruido. Dios no se olvida de los suyos sino que se apiada de ellos, porque es rico en misericordia.

Si hay una noticia consoladora es aquella que hoy nos regala el profeta: Dios ya no se esconde. Se deja sentir y atiende las súplicas. Dulce noticia, porque si hay algo torturante es el silencio de Dios. La luz crece de tal modo que la luna se equipara al sol mientras el sol adquiere el brillo perfecto.

SALMO RESPONSORIAL: 146
R./ Dichosos los que esperan en el Señor

LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 9,35;10,1.6-8


“AL VER A LAS GENTES, SE COMPADECIA DE ELLAS”


Jesús recorría todos los pueblos y aldeas, enseñando en las sinagogas de cada lugar. Anunciaba la buena noticia del reino, y curaba toda clase de enfermedades y dolencias.
Jesús llamó a sus doce discípulos, y les dio autoridad para expulsar a los espíritus impuros y para curar toda clase de enfermedades y dolencias.
Vayan más bien a las ovejas perdidas del pueblo de Israel. Vayan y anuncien que el reino de los cielos se ha acercado. Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, limpien de su enfermedad a los leprosos y expulsen a los demonios. Ustedes recibieron gratis este poder; no cobren tampoco por emplearlo.

REFLEXIÓN
El evangelio de hoy presenta un excelente resumen de la actividad misionera de Jesús en la región de Galilea, inicialmente solo y luego con los discípulos, a través del envío misionero a anunciar el Reino de los cielos.

Aquí es importante recuperar tres dimensiones de la actividad de Jesús: Jesús maestro, que enseña y orienta al pueblo empobrecido, que se encuentra desconsolado sufriendo las duras políticas imperiales y los legalismos religiosos. El pueblo sufrido busca respuestas y salidas a su grave situación. Jesús entiende que su misión es dar a conocer el proyecto de vida digna.

La segunda dimensión es la de Jesús sanador – liberador. Las acciones terapéuticas de Jesús están en función de una causa mayor, devolver la dignidad humana a quienes la habían perdido a causa de la enfermedad, o se encontraban endemoniados, es decir, gobernados por el poder egoísta que se opone a la fraternidad, el amor y la solidaridad.

La tercera dimensión es la del envío misionero a anunciar el Reino de los cielos. Se presenta aquí a Jesús como un buen pastor preocupado por las ovejas perdidas. Es importante reconocer la figura de los discípulos misioneros; ellos son seguidores de Jesús, que intentan poner en práctica todos los aprendizajes.

ORACIÓN
Mi Dios y Señor, se acerca el fin de un año más y mi vida agradecida eleva una oración hacia Ti. Gracias porque te he necesitado y has estado conmigo, porque las dificultades me han acercado a Ti, porque has guardado mis días en tu amor. No permitas que me suelte de tu mano y hazme crecer en santidad. Amén.

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