San Juan de la Cruz.
"LOS SIGNOS QUE JESÚS HACIA”
PRIMERA LECTURA
ISAÍAS 45,6-26
“YO SOY EL SEÑOR Y NO HAY OTRO”
"Yo soy el Señor y no hay otro: artífice de la luz, creador de las tinieblas, autor de la paz, creador de la desgracia; yo, el Señor, hago todo esto. Cielos, destilad el rocío; nubes, derramad la victoria; ábrase la tierra y brote la salvación, y con ella germine la justicia; yo, el Señor, lo he creado."
Así dice el Señor, creador del cielo _él es Dios_, él modeló la tierra, la fabricó y la afianzó; no la creó vacía, sino que la formó habitable: "Yo soy el Señor, y no hay otro. No hay otro Dios fuera de mí. Yo soy un Dios justo y salvador, y no hay ninguno más. Volveos hacia mí para salvaros, confines de la tierra, pues yo soy Dios, y no hay otro. Yo juro por mi nombre, de mi boca sale una sentencia, una palabra irrevocable: "Ante mí se doblará toda rodilla, por mí jurará toda lengua"; dirán: "Sólo el Señor tiene la justicia y el poder". A él vendrán avergonzados los que se enardecían contra él; con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel."
REFLEXIÓN
Para nuestros oídos acostumbrados a oír de la bondad de Dios puede resultar casi escandaloso lo que hemos escuchado hoy: "Yo soy el artífice de la luz y el creador de las tinieblas, el autor de la felicidad y el hacedor de la desgracia; yo, el Señor, hago todo esto." La pregunta es si puede confiarse en un Dios del que salen tanto cosas buenas como malas. Pero el sentido del texto no es que estemos bajo el imperio del capricho de un Dios que, porque lo puede todo, no admite reclamo, al contrario; el sentido es más bien: "No vale que busques en las tinieblas un dios distinto de mí, ni vale que en horas de desgracia te apartes de mí."
En efecto, este Dios, que es único y que no admite comparación, no nos invita a una apuesta a ciegas sino que dice a pocos renglones de la frase ya citada: "Fuera de mí no hay otro Dios. Soy un Dios justo y salvador y no hay otro fuera de mí. Vuélvanse a mí y serán salvados, pueblos todos de la tierra, porque yo soy Dios y no hay otro." En donde comprendemos dos cosas: que su soberanía no se detiene porque haya ratos de oscuridad o calamidades dolorosas, y que su plan final a favor de nosotros siempre es de esperanza, su plan final para todos los pueblos es salvación y sólo salvación.
SALMO RESPONSORIAL: 84
R./ Cielos, destilen el rocío; nubes, derramen la victoria.
LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 7,19-23
“DICHOSO QUIEN NO SE SIENTA DEFRAUDADO POR MÍ”
En aquel tiempo, Juan envió a dos de sus discípulos a preguntar al Señor: "¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?" Los hombres se presentaron a Jesús y le dijeron: "Juan, el Bautista nos ha mandado a preguntarte: "¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?""
Y en aquella ocasión Jesús curó a muchos de enfermedades, achaques y malos espíritus, y a muchos ciegos les otorgó la vista. Después contestó a los enviados: "Id a anunciar a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los inválidos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Evangelio. Y dichoso el que no se escandalice de mí."
REFLEXIÓN
Unos discípulos de Juan visitan a Jesús y le preguntan si él es quien tenía que venir o deben esperar a otro. Ante esta pregunta, Jesús no hace ningún discurso; sencillamente involucra a los enviados, los hace testigos, los invita a escuchar y a ver cómo los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios y a los pobres se les anuncian buenas noticias. Esa es la respuesta más contundente.
El centro del relato está en las acciones de Jesús como liberador de toda opresión y exclusión; sin embargo, el papel de Juan es muy importante. Él es el precursor de Jesús, pero no está seguro de que así lo sea; por eso manda a preguntar; lo que permite pensar que los proyectos proféticos se mantenían firmes frente a la permanente amenaza de los poderosos, aunque en cualquier momento podían hacerlos desaparecer, como lo hicieron con Juan y lo estaban planeando con Jesús. Una vez más Jesús demuestra la naturaleza del proyecto de Dios, que es vida digna y abundante para quienes se les ha arrebatado toda posibilidad de vivir. No se trata aquí de un gran movimiento político, sino de una nueva forma de ser fundada en la fe y en la solidaridad con quienes más lo necesitan.
Hoy como ayer la vida es amenazada, la dignidad es arrebatada y se necesita demostrar con acciones de amor que otro mundo es posible.
ORACIÓN
Sólo tú, Señor, eres Dios. No hay otro Dios fuera de Ti y todo se sostiene en Ti. Aunque el mundo, en su arrogancia e inmadurez, pretenda colocar en tu lugar ídolos que no pueden salvar, yo me decido por Ti, me la juego por tu mensaje y, si es necesario, me dispongo a sufrir por amor a Ti. Amén.
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