jueves, 1 de diciembre de 2011

Jueves, 8 de Diciembre de 2011

Celebramos hoy en la Iglesia, con gran alegría, la solemnidad de la Concepción Inmaculada de María, madre de Jesús. El 8 de diciembre de 1854, en la bula Ineffabilis Deus, el Papa Pio IX definió este dogma mariano, con las siguientes palabras: Declaramos, pronunciamos y definidos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María, en el primer instante de su concepción, fue por singular gracia y privilegio de Dios Omnipotente en previsión de los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género humano, preservada inmune de toda mancha de culpa original, ha sido revelada por Dios, por tanto, debe ser firme y constantemente creída por todos los fieles.


“SOY LA ESCLAVA DEL SEÑOR”

PRIMERA LECTURA
GÉNESIS 3,9-15.20

¿DÓNDE ESTÁS?


Pero Dios el Señor llamó al hombre y le preguntó:

--¿Dónde estás?

El hombre contestó:

--Escuché que andabas por el jardín y tuve miedo, porque estoy desnudo; por eso me escondí.

Entonces Dios le preguntó:

--¿Y quién te ha dicho que estás desnudo? ¿Acaso has comido del fruto del árbol del que te dije que no comieras?

El hombre contestó:

--La mujer que me diste por compañera me dio de ese fruto, y yo lo comí.

Entonces Dios el Señor le preguntó a la mujer:

--¿Por qué lo hiciste?

Y ella respondió:

--La serpiente me engañó, y por eso comí del fruto.

Entonces Dios el Señor dijo a la serpiente:

--Por esto que has hecho, maldita serás entre todos los demás animales. De hoy en adelante caminarás arrastrándote y comerás tierra. Haré que tú y la mujer sean enemigas, lo mismo que tu descendencia y su descendencia. Su descendencia te aplastará la cabeza, y tú le morderás el talón

REFLEXIÓN
Relata el encuentro y diálogo de Dios con Adán y Eva, luego de la “caida”, que se ha llamado tradicionalmente “pecado original”. El autor del Génesis quiere dejar claro que el pecado no viene de Dios, sino que tiene su raíz en el corazón del hombre, el cual no puede erradicarlo por si mismo de su vida.
Dios promete que de la mujer saldrá una descendencia

SALMO RESPONSORIAL: 97
R./ Canten al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas.

SEGUNDA LECTURA
EFESIOS 1,3-6.11-12

"¡DIOS NOS ELIGIÓ EN LA PERSONA DE CRISTO, ANTES DE CREAR EL MUNDO!"


Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, pues en Cristo nos ha bendecido en los cielos con toda clase de bendiciones espirituales. Dios nos escogió en Cristo desde antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos y sin defecto en su presencia. Por su amor, nos había destinado a ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, hacia el cual nos ordenó, según la determinación bondadosa de su voluntad. Esto lo hizo para que alabemos siempre a Dios por su gloriosa bondad, con la cual nos bendijo mediante su amado Hijo.
En Cristo, Dios nos había escogido de antemano para que tuviéramos parte en su herencia, de acuerdo con el propósito de Dios mismo, que todo lo hace según la determinación de su voluntad. Y él ha querido que nosotros seamos los primeros en poner nuestra esperanza en Cristo, para que todos alabemos su glorioso poder.

REFLEXIÓN

Leemos un himno de la Iglesia primitiva en el que se nos presenta a Cristo, en quien Dios nos ha elegido desde antes de la creación del mundo, para que seamos sus hijos, para que vivamos en santidad, libres de todo pecado. Lo contrario del pecado es el amor, y el amor de Dios ha manifestado al mundo en la persona de su Hijo, que con su muerte y resurrección, y por la efusión de su Espiritu, derramado en nuestros corazones nos libera del poder del mal.

LECTURA DEL EVANGELIO
LUCAS 1,26-38


¡ALÉGRATE, MARÍA, LLENA ERES DE GRACIA, EL SEÑOR ESTÁ CONTIGO!


A los seis meses, Dios mandó al ángel Gabriel a un pueblo de Galilea llamado Nazaret, donde vivía una joven llamada María; era virgen, pero estaba comprometida para casarse con un hombre llamado José, descendiente del rey David. El ángel entró en el lugar donde ella estaba, y le dijo:
--¡Salve, llena de gracia! El Señor está contigo.

María se sorprendió de estas palabras, y se preguntaba qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo:

--María, no tengas miedo, pues tú gozas del favor de Dios. Ahora vas a quedar encinta: tendrás un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será un gran hombre, al que llamarán Hijo del Dios altísimo, y Dios el Señor lo hará Rey, como a su antepasado David, para que reine por siempre sobre el pueblo de Jacob. Su reinado no tendrá fin.

María preguntó al ángel:

--¿Cómo podrá suceder esto, si no vivo con ningún hombre?

El ángel le contestó:

--El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Dios altísimo se posará sobre ti. Por eso, el niño que va a nacer será llamado Santo e Hijo de Dios. También tu parienta Isabel va a tener un hijo, a pesar de que es anciana; la que decían que no podía tener hijos, está encinta desde hace seis meses. Para Dios no hay nada imposible.

Entonces María dijo:

--Yo soy esclava del Señor; que Dios haga conmigo como me has dicho.

Con esto, el ángel se fue.

REFLEXIÓN
Hoy los textos nos hacen una muestra de que el plan de Dios se realiza con los medios menos aceptados en la sociedad: Una mujer, pobre, humilde, de la periferia, es la interlocutora del mensajero de Dios, que vincula a María en el proyecto liberador del Padre.

Eran días en que el pueblo esperaba de muchas formas la llegada del Mesías. Las difíciles condiciones de vida acrecentaban las expectativas populares. Dios se manifiesta de manera inesperada en la elección de una mujer del pueblo.

Así el texto del evangelio muestra hasta dónde llega la voluntad de Dios. Aquello que se considera imposible para la humanidad es posible para Dios, como la concepción de un hijo por una mujer adulta, el caso de Isabel; después por una joven mujer sin esposo, el caso de María. Estos hechos nos muestran que el querer de Dios rompe con todas las estructuras humanas.

Pongamos en las manos de Dios la vida de las mujeres, madres, hijas, hermanas, especialmente las que luchan de manera comprometida por un mundo más justo e igualitario.

ORACIÓN
Gracias Señor por María, tu elegida y tu sierva. Por su “sí” llegó el Salvador al mundo, en su vientre se formó el Amor. Dame un corazón limpio y puro como el suyo. Que al igual que ella, yo pueda decir: “He aquí tu siervo, he aquí tu esclavo. Amén.

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