"ADVIENTO TIEMPO DE RECONCILIACIÓN CON DIOS Y CON EL HERMANO”
PRIMERA LECTURA
SOFONÍAS 3,2.9-1
SOFONÍAS 3,2.9-1
“QUE TODOS INVOQUEN EL NOMBRE DEL SEÑOR”
Así dice el Señor: "¡Ay de la ciudad rebelde, manchada y opresora! No obedeció ni escarmentó, no aceptaba la instrucción, no confiaba en el Señor, no se acercaba a su Dios. Entonces daré a los pueblos labios puros, para que invoquen todos el nombre del Señor, para que le sirvan unánimes. Desde más allá de los ríos de Etiopía, mis fieles dispersos me traerán ofrendas. Aquel día no te avergonzarás de las obras con que me ofendiste, porque arrancaré de tu interior tus soberbias bravatas, y no volverás a gloriarte sobre mi monte santo. Dejaré en medio de ti un pueblo pobre y humilde, que confiará en el nombre del Señor. El resto de Israel no cometerá maldades, ni dirá mentiras, ni se hallará en su boca una lengua embustera; pastarán y se tenderán sin sobresaltos."
REFLEXIÓN
La primera lectura de hoy está tomada del libro del profeta Sofonías. Este profeta, ejerció su ministerio hacia la mitad del siglo VII antes de Cristo, recrimina a Judá por sus maldades, por su relajamiento moral y religioso, y le advierte a sus habitantes que, de seguir así, serán llevados al destierro. Pero, al final de su libro, anuncia para los fieles la promesa de salvación.
Como suele suceder con el ser humano cuando tiene seguridades materiales, se llena de orgullo, Dios pasa a un segundo plano y los proyectos humanos se imponen sobre los planes divinos, trayendo como consecuencia ruina, tristeza y desolación. Entonces es cuando más se debe buscar al Señor, escuchar su voz y esforzarse sinceramente por hacer su voluntad. Esto es, convertirse de todo corazón al único que puede sostener la vida del hombre y conducirlo por el camino de la luz. Sólo el que tenga corazón de pobre, el que sea totalmente dependiente de Dios, podrá formar parte de ese “resto”, del cual Él sacará un pueblo fiel que sigue sus mandatos, pues Dios “ensalza a los pobres y humildes y derriba de sus seguridades a los que se creen ricos y poderosos”.
SALMO RESPONSORIAL: 33
R./ Si el afligido invoca al Señor, el lo escucha.
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 21,28-32
“LO QUE CUENTA VERDADERAMENTE: CUMPLIR LA VOLUNTAD DE DIOS”
REFLEXIÓN
La primera lectura de hoy está tomada del libro del profeta Sofonías. Este profeta, ejerció su ministerio hacia la mitad del siglo VII antes de Cristo, recrimina a Judá por sus maldades, por su relajamiento moral y religioso, y le advierte a sus habitantes que, de seguir así, serán llevados al destierro. Pero, al final de su libro, anuncia para los fieles la promesa de salvación.
Como suele suceder con el ser humano cuando tiene seguridades materiales, se llena de orgullo, Dios pasa a un segundo plano y los proyectos humanos se imponen sobre los planes divinos, trayendo como consecuencia ruina, tristeza y desolación. Entonces es cuando más se debe buscar al Señor, escuchar su voz y esforzarse sinceramente por hacer su voluntad. Esto es, convertirse de todo corazón al único que puede sostener la vida del hombre y conducirlo por el camino de la luz. Sólo el que tenga corazón de pobre, el que sea totalmente dependiente de Dios, podrá formar parte de ese “resto”, del cual Él sacará un pueblo fiel que sigue sus mandatos, pues Dios “ensalza a los pobres y humildes y derriba de sus seguridades a los que se creen ricos y poderosos”.
SALMO RESPONSORIAL: 33
R./ Si el afligido invoca al Señor, el lo escucha.
LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 21,28-32
“LO QUE CUENTA VERDADERAMENTE: CUMPLIR LA VOLUNTAD DE DIOS”
En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: "¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: "Hijo, ve hoy a trabajar en la viña." Él le contestó: "No quiero." Pero después recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: "Voy, señor." Pero no fue. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?" Contestaron: "El primero."
Jesús les dijo: "Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis."
REFLEXIÓN
El evangelio de hoy es un claro llamado de atención sobre la forma cómo estamos viviendo nuestra fe, como cristianos en un mundo cada vez más exigente de compromisos solidarios.
El relato es una parábola en la que dos hijos muestran comportamientos diferentes ante los pedidos del padre. El primero dijo que no; sin embargo, se arrepintió; mientras el segundo, que había dicho que sí, no fue. Jesús llama la atención sobre este comportamiento, pues en asuntos de fe muchas personas en tiempos de Jesús se consideraban cumplidoras de la voluntad de Dios, porque eran practicantes de todos los preceptos religiosos; sin embargo eran duros para servir al prójimo. Estaban seguros de que su religiosidad los salvaría. Por otra parte, personas tenidas por pecadoras, como los cobradores de impuestos y las prostitutas, se habían convertido con el anuncio de Juan, y su conversión era una muestra de fe sincera.
Hoy en día también hay múltiples formas de ser ante las exigencias del evangelio, hay muchas expresiones religiosas, con personas muy atentas y cumplidoras. Pero hacer la voluntad de Dios en un mundo como el nuestro supera las prácticas culturales. Hoy son necesarios testigos con acciones solidarias, a favor de la vida de los más necesitados y marginados.
Recordemos que “Recapacitar” también debe ser uno de nuestros verbos, en este tiempo de Adviento.
ORACIÓN
Señor nos ponemos en tu presencia, como aquellos que vienen a trabajar en tu viña. Queremos “ir” y seguir, aunque te hayamos dejado muchas veces “plantado” por nuestro egoísmo y amor propio. Señor queremos cumplir tu voluntad, esa voluntad que a veces en nuestra debilidad y en nuestra naturaleza humana nos cuesta. Danos fuerzas para nunca negarte, para cumplir nuestra palabra de ir, de actuar, cuando nos comprometemos a hacerlo y a no volver atrás, Señor que tú seas el soporte y motor que nos mueva a servir, a darnos a otros, especialmente a los más necesitados. Amén.
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